Ramiro Gómez Barrueco Ex preso politico, Escritor, Empresario
El panorama social de una huelga de hambre, no
manifiesta los conflictos internos ocultos de cada episodio personal. El visible deterioro y los
dolores físicos, son sufrimientos incomparablemente inferiores al drama
interior. La lucha volitiva del huelguista para no debilitarse ante los
aguijones del hambre y la sed. La responsabilidad socio-política. La encrucijada
moral y espiritual, consigo mismo, de quitarse
o jugarse la vida voluntariamente. La ausencia de solidaridad de todos los
seres queridos, que lo aman y no quieren perderlo. La huelga del amor a su
huelga. Esta crisis psíquica emotiva, volitiva e intelectiva, es La Huelga
Invisible.
En uno de esos libros inolvidables del
Instituto de la Memoria Histórica Cubana (IMHCCT); Cuba y Castrismo: Huelgas de
Hambre en el Presidio Político, el autor J.A. Albertini dedica su libro a su
bisabuela Dolores Rivero. Ella, a los 25 años de edad, estaba alzada en la manigua
mambisa junto a su esposo José Romero y sus tres hijas de 7, 5 y 3 años.
Mientras la niña de 7 años, Ana Dolores, recogía leña en un monte cercano, los
españoles asaltaron y apresaron a su mamá y a sus dos hermanitas en una ranchería,
que fungía como hospital mambí. Fueron conducidas a la cárcel municipal de
Santa Clara. Dolores pidió que la liberaran junto a sus hijas, era la época cruenta
del Capitán General Valeriano Weyler; los españoles no accedieron a la demanda.
Dolores y sus dos hijas se declararon en huelga de hambre y sed. Murieron las
tres. Cuando Albertini indagó con su abuela Ana Dolores sobre el hecho, ella
declaró secamente: mamá se “emperró”; dejó de tomar agua y de comer….
Nuestro
hermano, El Flaco Boitel, tuvo que pasar 53 días en su última huelga rodeado de
decenas de compañeros, en una pequeña galera, que le pedían constantemente que
abandonara la huelga. Boitel se arrinconó, sólo hablaba con su amigo “Maqueca”,
se “emperró” y murió. Los 16 casos conocidos de presos muertos en huelga de
hambre fueron decisiones individuales. En una de las huelgas del Presidio
Político de Isla de Pinos, llamada irónicamente “La Pacífica”,
participamos aproximadamente cinco mil
reclusos; fue sofocada con tanques, ametralladoras cincuenta e infantería.
Existieron heridos pero no se reportaron muertos. Las huelgas colectivas son
dirigidas por personas escogidas, cuya misión es negociar y evitar la obnubilación
de un “emperramiento” masivo.
Otro
patriota está dispuesto a morir reclamando sus derechos y los nuestros.
Guillermo Fariñas está “emperrao” y, sin dudas, camino de la muerte. La
dirigencia de FANTU, y muchos amigos, hemos hecho todo lo posible por evitarlo.
La huelga invisible de Coco es un huracán racional, tenaz y emocional. Algunos
tenemos esperanzas que se haga la luz y que el huracán se desintegre ante las
montañas de su importancia vital histórica. Por ahora no queda otra opción que
salvarlo mediante la obtención de sus reclamos; lucharemos por lograrlo. Raúl
Castro tiene que pedirle perdón a Fariñas, y al pueblo cubano, por la brutal
golpiza y el ultraje de su honor con ofensas inaceptables; tiene que comprometerse
a no golpear más a los indefensos opositores
pacíficos y a no incautarle más propiedades a los cuentapropistas.
El licenciado en psicología Guillermo Fariñas,
Premio Zajarov del Parlamento Europeo, Medalla de la Libertad Truman-Reagan,
Medalla de Distinción del IMHCCT; premios internacionales de CADAL, Reporteros
sin Fronteras etc., ha sobrevivido 25 huelgas celosamente vigiladas por “los
segurosos”. La sevicia e intransigencia demostrada por Raúl Castro contra Fariñas
contradice el espíritu y el compromiso de la normalización de las relaciones
Cuba-USA. Ya existen repercusiones mundiales al respecto. El gobierno de
USA prometió a Fariñas, por boca del
enviado personal del Presidente Obama, que intervendrá directamente en el
asunto. Aseguramos que El Vaticano está “analizando” su intervención mediadora.
Hay mucho más en ciernes.
El Congreso
del Encuentro Nacional Cubano, liderado por su coordinador Guillermo Toledo, y
la totalidad de los líderes escogidos, se han unido en la cruzada para salvar a
Coco. Tenemos que mover cielos y tierra, embajadas y pueblos, para lograrlo. No
podemos descansar en este empeño de vida o muerte. El silencio es el gran
cómplice de las tiranías. El Coco no está solo, Dios y su pueblo están con él. Le
pedimos a todos los opositores que apoyen una campaña de “Solidaridad Activa
con Fariñas”.
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