Por René León poeta e historiador.
Recuerdo
que cuando me mude para Miami, conocí a una señora que se dedicaba a recoger
dinero para la bolita, parece que le iba
muy bien, pues tenía un auto del año. Luego que me mude por circunstancia de
trabajo para Tampa. Allí conocí al ya desaparecido Tony Pizzo, tampeño,
historiador de la ciudad, fundador de la Tampa Historical Society, y su primer presidente. Un día empezamos
hablar de ese ayer maravilloso que se va alejando de nuestras vidas pero hay
personas que lo llevamos muy adentro. Le decía a él que había leído su artículo
sobre “El Bolitero”, publicado en The Sunland Tribune, órgano oficial de la
Sociedad, con fecha de diciembre de 1983, han pasado bastantes años de esto. El
me habló de lo que él recordaba de cuando era joven, y del primer “Bolitero”
que hubo en Ybor City, que era de origen español y se llamaba Manuel Suárez, le
decían “El Gallego”. Este señor había tenido un salón en Key West y cuando las
fábricas se empezaron a mudar para Ybor City, por la importancia de la nueva
ciudad. Él es quien introduce la “Bolita” en Tampa, siendo aceptada por los
hispanos y americanos. Al principio se jugaba en algunos centros de trabajo,
después se jugaba en todas partes. En las fiestas sociales se jugaba, pues era
una manera de recaudar fondos para los grupos sociales. “El Gallego” abre un
salón de juego de billar en el edificio “Sevilla” que se encontraba en la calle 143 y la
avenida 9. Pizzo me contaba la historia, sonriendo y recordando tiempos ya
pasados.
El dios de la Charada era amado por todos. Habían personas que consultaban a una espiritista, porque las había que decían que ellas podían dar el número agraciado. Le daban un despojo de hierbas, se invocaba a algún santo, y a aposta.
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Tomando café, recordábamos aquellos años. Le
hablé de cómo la “Bolita” llegó a Cuba. Según la historia vino de Francia,
después del triunfo de la Revolución Francesa, se jugaba en los clubes de moda.
También se utilizó para escoger a los que iban a ser ejecutados en la
guillotina, que se les asignaba un número, y cuando salía el número se buscaba
al preso que lo tenía y era el que moría en ese día. Esa
costumbre llega a España, donde ya se jugaba la lotería desde el reinado
de Carlos III, o sea desde 1763. En Cuba en tiempo de la colonia se vendían
boletos de la lotería, que se jugaba una vez a la semana. Pero al hacerse
popular la “Bolita”, le fue ganando popularidad a la lotería. Cuando se
empiezan a introducir en Cuba a los chinos “culíes” a principios de 1840, como
obreros asalariados (esclavitud disfrazada), al pasar los años, después de la
Guerra de los Diez Años (1868-1878), los chinos ya liberados empiezan a
introducir la “Charada China” en el juego de la “Bolita”. La figura del chino
con los números que tenían un significado, de personas o animal el 1 al 36, se
hace popular en la Cuba colonial. Los chinos, dedicados en la mayoría en esa
época a las labores del tren de lavado, la venta de verdura, la bodeguita, o
como cocinero de familias pudientes.El dios de la Charada era amado por todos. Habían personas que consultaban a una espiritista, porque las había que decían que ellas podían dar el número agraciado. Le daban un despojo de hierbas, se invocaba a algún santo, y a aposta.
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Y esperar el número ganador. El cliente volvía
al siguiente día a ver a la espiritista y decirle que los números no habían
salido. Ella le mandaba a darse tres baños con perfume y pétalos de rosa. Y si
todo fallaba, la respuesta común al jugador era: “Mi amor lo que tienes arriba
es un chino encaramado de salación”.
Muy bueno y nostálgico.
ResponderEliminarMe alegra que les guste mis trabajos. Cada vez que puedan dejen un comentario. Gracias
EliminarR.Leon