Despertó, pues, mi curiosidad su
labor de investigación profunda y genial, perfectamente datada, sobre dónde se
hallan los restos de Cristóbal Colón. Realizó un ensayo realmente fidedigno del
que él mismo da detalles de cómo tuvo acceso a documentos e información sobre
dónde se encuentran realmente dichos restos.
Decía Tácito que “la verdad se
robustece con la investigación y la dilación”. Pues bien, D. René León, cubano
que reside en Tampa (Florida), lleva toda una vida dedicada a la investigación
de calidad.
En su revista, anteriormente citada, hay interesantísimos artículos suyos y de otros escritores reconocidos. Podría mencionar el excelente retrato que realiza sobre el historiador romántico Washington Irving y sus fastuosos “Cuentos de la Alhambra”.
En su revista, anteriormente citada, hay interesantísimos artículos suyos y de otros escritores reconocidos. Podría mencionar el excelente retrato que realiza sobre el historiador romántico Washington Irving y sus fastuosos “Cuentos de la Alhambra”.
Además, explica cómo conoció al
inmortal escritor Ernest Hemingway en La Habana, en el “Floridita”, en una de
sus frecuentes visitas a la isla. Del mismo dirá: “era un hombre agradable y no
se daba importancia”. Según Gustave Le Bon: “El talento de los historiadores de
gran prestigio consiste en hacer verosímiles las inverisimilitudes de la
historia”, pues bien podemos decir que D. René León es un historiador de
prestigio sumamente reconocido no solo en Cuba y EE UU, sino también otros
países del orbe, puesto que la veracidad de sus escritos está ampliamente
contrastada, gracias a sus estudios profundos y pormenorizados.
Durante los cuatro años que lleva publicándose la Revista
“Pensamiento” su director y editor nos detalla hechos relevantes de la historia
de Cuba, nos habla de la fascinante labor de los “Boticarios” de antaño, y ante
esa añoranza dice: “Otra vez mi pensamiento vaga por el espacio y el tiempo,
por donde físicamente no puedo caminar. El tiempo nos rememora la eternidad, y
esta nos trae la visión de nuestra vida pasada”, para concluir afirmando que
“recordar es vivir”.
D. René León escribe con
sabiduría y creatividad, con entusiasmo y positividad, desde su esencia
íntegra, porque sabe perfectamente jugar con palabras sin aristas, sin
dobleces, sin disfraces... Vocablos que cimientan y elevan ideas que abren
nuevos caminos, apaciguan tempestades, siembran y cultivan la paz y
proporcionan una óptima calidad de vida para todos los hombres y mujeres, en
cuyos generosos corazones procrean y abrigan deseos y esperanzas con ansia de
progreso para el presente, en muchos campos aletargado, y el futuro.
El emperador Marco Aurelio, de estirpe ibérica, nos dejó en herencia: “O kosmos, alloosis; o bios, hypolepsis” (“El
Universo, mudanza; la Vida, firmeza”). Si la vida de cada persona fuera
sinónima de “firmeza” y de “comprensión”, de “entrega” y de “respeto”, como es
la de D. René León, ¡qué distintas serían las relaciones entre los humanos de
cualquier latitud del orbe!
Una semblanza muy bien descrita por la autora, conocida escritora de Malaca sobre René León.
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