EN LAS SECUELAS DE LA
MUERTE DEL DÉSPOTA. FIDEL Y RAMIRO.
NO; No se trata de
Ramiro Valdés; continúe leyendo....
El hermano Ramiro,
arribó a Cuba, por barco en los cuarentas. El “galleguito” fue asignado por la
congregación al sanatorio San Juan de Dios, antigua finca Lilliam de Gómez Mena
localizada en los Pinos las afueras de la Habana, frente a Fortuna, el paradero
de las rutas 13 y 83. Todavía allí existe como una institución privada
Al novicio navarro,
un adolescente, le fue asignada la limpieza de las cabañitas, una increíble
variopinta y espectacular cúmulo de casitas en colores que Ud. podía ver con
asombro al entrar en las instalaciones, y que dejaban boquiabiertos, por su
belleza, a los visitantes.
Allí Ramirito tenía
que arreglar las habitaciones para los ingresos. En los cuarentas tardíos no
había muchas opciones para el
tratamiento de enfermedades mentales, por lo que el psiquiatra de turno decidía a quien hospitalizar, en caso de que
el enfermo fuera un peligro para él mismo o la sociedad.
Me contaba Ramiro que “en PD”.– yo era el
médico clínico del Sanatorio siendo ya el superior de la congregación–, que una
tarde recibió la orden por escrito de preparar una cama para un joven llamado
Fidel Castro, un desconocido en aquél entonces. La familia lo había llevado a
la consulta externa y el galeno decidió el ingreso.
Como era la costumbre
el hermanito preparó todo para el día siguiente. Castro no se presentó. Todavía
lo están esperando en el sanatorio San Juan de Dios.
Dr. Santiago Cárdenas
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