jueves, 27 de julio de 2017

EL ENEMIGO CONVENIENTE

"Como siempre le imputan a los demas lo que ellos hace...,"

 
Luis Marín.

Uno de los aspectos más desconcertantes del neocomunismo es la mane-ra como construye adver-sarios imaginarios, atribuyéndoles ideas, propó-sitos y acciones que nunca han tenido ni cometido y que incluso son contrarios a sus principios básicos e intereses esenciales.
Entre nosotros ya es aborrecible refutar una y otra vez la cantilena del régimen de llamar “fascista” a todo el mundo cuando en Venezuela no existe ni nunca existió nada semejante; pero no deja de causar cierta extrañeza que en países que sí deberían conocer ese fenómeno, como España y Chile, aparezcan académicos y hordas de la juventud comunista llamando “fascistas” a quienes protestan contra los funcionarios de este régimen en el exterior. ¿Será ignorancia, error o crudo cinismo?
Como siempre le imputan a los demás lo que ellos hacen, acusan de traidores a la patria a personas honorabilísimas que no han traicionado nada sino al contrario, son leales a los principios que juraron defender; terroristas a quienes no han cometido ningún acto de terrorismo sino que son víctimas del terrorismo de Estado; falsos agentes de la CIA denunciados por verdaderos agentes del G2 y así por el estilo.
Se ha dicho mil veces que esta es una invitación a no pensar, porque basta con poner una etiqueta “de derecha”, “racista”, para librarse de toda carga de argumentación, lo cual es comprensible porque la izquierda se ha vuelto floja y mantenida, si no lo fue siempre.
Pero se plantea la cuestión de si puede funcionar una política basada en falsedades, si puede imponerse el principio socialista de que es posible inventar la realidad, no sólo hacia el futuro, que es lo que postula la “nueva sociedad” o “el hombre nuevo”, sino hacia el pasado, de manera de reconstruir la historia con base en falsificaciones respaldadas con propaganda y organización.
Visto del lado de la oposición oficial, desaparece todo rastro de verdaderos adversarios, que si bien siempre fueron “de izquierda”, socialistas y bolivarianos, ahora son desplazados por chavistas, revolucionarios y filocastristas.
Mediante un sorprendente viraje táctico, el chavismo puro y duro se posiciona como vocero de la oposición, como la ciudadana Fiscal General después de una década de procesar opositores y apuntalar al régimen, aun justificando su posición en la ortodoxia, de manera que sería Maduro quien se ha desviado de la ruta trazada por Chávez que ella representa.
Miguel Rodríguez Torres, ministro del interior, creador del SEBIN, mencionado en la presentación del Informe CASLA como torturador de Vasco Da Costa; Cliver Alcala Cordones, el bombardero de Globovisión cuando era Globovisión; Luis Felipe Acosta Carléz, ahora defensor de la empresa privada; Henry Falcón y sería extenuante la lista porque estos sí que son más de setenta veces siete.
Por un lado el régimen encumbra y felicita a los peores porque ¿qué persona decente y con sentido común aceptaría un papel en el elenco del TSJ o del CNE? La oposición segrega, aísla, silencia a los mejores “por irresponsables y violentos” y son secuestrados, torturados, inhabilitados y exiliados por el gobierno. Así se modelan mutua y convenientemente.
El altercado entre Julio Borges y el coronel Vladimir Lugo, visto simbólicamente, no se asemeja al de José María Vargas con Pedro Carujo o al célebre entre Miguel de Unamuno  con el general José Millán-Astray; aquél incidente resulta patético y vergonzoso, nada ejemplar, como para sentir orgullo, mostrar al mundo y enseñar en las escuelas.
Julio Borges no es la antítesis de Vladimir Lugo sino su complemento; la conducta de éste no sería posible sin la de aquél. La oposición permitida, el sparring de la tiranía. No en balde la Castro News Network (CNN) lo promociona como  líder de la oposición.
Conceda Dios que ninguno de los dos tenga un lugar en el mundo venidero.



No hay comentarios:

Publicar un comentario