El periódico que en febrero de 1957 "inventó" el mito revolucionario de Fidel Castro."
LATINEWS/EM3
El New York Times sigue insistiendo en
favorecer políticamente la dictadura castrista. Ese es el mensaje de su último
editorial sobre las relaciones entre Estados Unidos y Cuba.
Por su parte, el Secretario General de la
OEA, Luis Almagro, anuncia que su principal desafío para el tercer año como
cabeza de la organización regional será avanzar "los desafíos pendientes
de los derechos humanos en Cuba y los crecientes desafíos a la democracia en el
hemisferio. "La valoración de Almagro coincide de alguna manera con una
opinión de Freedom House cuando pone a Cuba como ejemplo de una" vieja
dictadura "y" totalitarismo moderno”.
Parece que casi todos, excepto el New York
Times, están de acuerdo en señalar la cuestión del empeoramiento de las
violaciones de los derechos humanos en Cuba, en lugar de sacar nuevos argumentos
de un sombrero para ignorarlos.
El título editorial del New York Times es
"Deshacer todo el buen trabajo en Cuba". ¿Cuál es el resultado de ese
"buen trabajo"? Las agencias de derechos humanos informan que en los
primeros cinco meses de 2017 se hicieron 2.240 arrestos políticos en la isla.
La Organización Internacional del Trabajo (OIT) está preocupada por la
violación de los derechos laborales en Cuba. El gobernador de la Florida Rick
Scott denuncia la responsabilidad de Raúl Castro con el "baño de sangre"
en Venezuela. Expertos internacionales muestran cómo el destino de Cuba está en
manos de los militares.
Nada de eso parece molestar al Times. El
periódico que en febrero de 1957 "inventó" el mito revolucionario de
Fidel Castro con la entrevista de Herbert Matthews, vuelve a salir en defensa
de la política de Barack Obama para seguir haciendo graciosas concesiones al
general Castro sin pedir nada a cambio. Por cierto, The Times también ataca de
antemano cualquier nueva política que pueda ser adoptada por la Administración
Trump para presionar al régimen de La Habana a que respete los derechos
humanos.
Poco antes de que el editorial del Times
circulara en los cinco continentes, Raúl Castro convocó una reunión
"extraordinaria" de la Asamblea Nacional (el parlamento cubano, que
se reúne dos veces al año en sesiones de tres días y aprueba por unanimidad
todo). Allí el dictador reiteró que la marca actual del totalitarismo
estalinista en Cuba será eterna y que los cubanos promedio no podrán acumular
riquezas. Para él ese privilegio debe permanecer en manos de sus generales
porque eso corresponde a los generales ya toda la claque militar que dirige la
isla.
Con una economía incapaz de autosuficiencia
y sobreviviente gracias a los subsidios de Venezuela ya las remesas recibidas
de Estados Unidos, la elección de Castro de reafirmar su dogma, en lugar de
anunciar la liberación de las fuerzas productivas de la nación, es una fórmula
comprobada para aumentar la pobreza En Cuba, al mismo tiempo que culpaba al
embargo de todos los males y desgracias de los que el gobierno cubano es el
único responsable.
Esta insistencia en lo absurdo explica por
qué las Tiendas Recaudadoras de Divisas han comenzado a cerrarse. La falta de
divisas para el colosal estado improductivo cubano impide la importación de
alimentos y bienes de consumo para vender dentro de la Isla. Esta situación
coincide con la denuncia de campesinos de Mayarí de que el robo y la matanza de
ganado ha aumentado. Obviamente, ya que casi no se ofrece carne en el "centro
comercial", el robo proporciona más ganancias en las transacciones en el
mercado negro de carne de vacas y bueyes.
A medida que la crisis perenne de la
economía cubana empeora con el desastre venezolano, es la obligación ineludible
de Raúl Castro sacar la camisa de fuerza que sofoca la capacidad empresarial de
los cubanos. De esto El New York Times no dice una palabra.
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