"El trabajo del ICCAS siempre reflejó el compromiso de sus directores con la democracia.."
Lo que ha sucedido con el Instituto de
Estudios Cubanos y Cubanoamericanos, ICCAS, sus directivos y empleados, es otro
peldaño ascendente en la pretensión de quienes procuran disminuir la influencia
cubana en la comunidad con el objetivo final de eliminar todo vestigio de
anticastrismo en el ámbito cultural.
El ICCAS ha
sido un referente fundamental para aquellos que quieren conocer la verdadera
naturaleza de la dictadura que impera en Cuba y para quienes, en otras
instituciones, la divulgan, actividad que molesta en extremo a quienes de
diferentes maneras favorecen o auspician las propuestas del régimen
cubano en la comunidad.
La conocida
como Casa Bacardí de la Universidad de Miami ha sido por años uno de los
centros más importantes en la crítica sistemática de los horrores del
totalitarismo insular, lo que la convirtió en el objetivo a destruir para
quienes en base a una supuesta imparcialidad académica, lastrada por la
simpatía o por compromisos ideológicos, políticos y económicos, han promovido
la dictadura con vehemencia, al extremo que más de uno de esos estudiosos ha
violado la ley y terminado en prisión.
El trabajo
del ICCAS siempre reflejó el compromiso de sus directores con la democracia y
la libertad del país en que habían nacido. Sus académicos nunca hicieron
concesiones a lo políticamente correcto, en consecuencia, siempre fueron
críticos de la permanente violación a los derechos humanos en Cuba, además, en
sus salones, se impartieron conferencias, se proyectaron documentales y
presentaron libros que reflejaban la realidad de la dictadura dinástica
de los Castro.
Los cubanos
de la diáspora al igual que los que residen en la isla si eventualmente
el gobierno le permite viajar al exterior, contexto que los aliados del
castrismo callan, han tenido en el ICCAS una entidad sobria,
equilibrada y justa en la que la comunidad ha tenido la oportunidad de expresar
los diferentes puntos de vistas que abriga.
Por el
contrario, es bien conocida la actitud de ciertos centros y académicos que con
el argumento de la imparcialidad solo se nutren de los conocimientos y
explicaciones de los intelectuales orgánicos de la dictadura y solo admiten en
sus predios una imagen azucarada de lo que sucede en Cuba. Aquellos que con el
discurso de los "intercambios culturales" pasan por alto que
sus invitados tienen que actuar la mayoría de las veces como voceros del
régimen para poder asistir a los eventos que se organizan en el exterior.
La ofensiva de los mercaderes que venden su alma al
diablo para obtener ganancias, de profesionales que trafican con la dictadura
cuando conocen a plenitud que tratan con un régimen esclavista, de
colaboracionistas de toda índole que por obtener dividendos abandonan su propia
sombra y de académicos e intelectuales que se transforman en publicistas de
quienes serán sus sepultureros, al motivar un intercambio cultural sostenido en
los intelectuales orgánicos del totalitarismo.
Viajan a
Cuba pero solo comparten con funcionarios o intelectuales apegados al régimen.
No intentan buscar otras informaciones. Aparentemente no les preocupa la
probidad y el balance de sus investigaciones y sus propuestas reproducen sin
reparos, o muy pocos, el discurso oficial del gobierno que esas personas
representan, porque acatan al detalle la expresión castrista: “Dentro de la revolución todo, contra la revolución,
ningún derecho”.
Lamentablemente Cuba sigue regida por una dictadura dinástica. La
realidad no permite percibir cambios sustanciales en un futuro próximo, en
consecuencia la labor del ICCAS, del doctor Jaime Suchlicki y sus
colaboradores, es muy importante para el presente y futuro de la nación
cubana, ellos han sido un ejemplo de dedicación y seriedad en el deber de
informar sobre Cuba sin faltar a la verdad que incomoda a los que quieren
callar las voces con el único propósito de imponer en el sur de la Florida,
luego en Estados Unidos, la Pax Castrista...
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