Javier Marías: «Qué habría sido del mundo si Goebbels hubiera tenido internet...»El escritor madrileño publica «Berta Isla», su decimoquinta novela, la primera que titula con nombre de mujer
« ¿Cuántos seríamos ayer
en Paul Auster?».
La pregunta la plantea un colega periodista a otro en la sala de prensa. La
vorágine editorial propia de septiembre hace que la actualidad que ayer
protagonizaba el escritor estadounidense hoy la cope Javier Marías.
Hoy sale a la venta «Berta
Isla»(Alfaguara), su decimoquinta novela, la primera que
titula con nombre de mujer. 770 días de calendario y 331 de escritura ha
tardado Marías en construir una historia que, aparentemente, es de espionaje,
y, en realidad, versa sobre la espera y sus consecuencias. Sus protagonistas,
Berta Isla y Tomás Nevinson, se conocen jóvenes en Madrid a finales de los 60
(la acción transcurre entre 1969 y 1995) e inician entonces una relación
amorosa que será puesta a prueba por la desaparición de él.
«Cada vez que termino una
novela estoy convencido de que no haré otra, porque me parece imposible la
tarea de volver a crear un mundo así». A diferencia de su amigo Arturo Pérez-Reverte,
que siempre tiene historias a la espera de ser contadas, y de Mario Vargas Llosa,
que aborda la escritura con todo muy planificado de antemano, Marías improvisa
y decide sobre la marcha, aunque tenga una brújula. «Cada vez que termino un
libro me parece milagroso. Escribo a máquina y no sigo hasta que la página no
está terminada del todo, escribo cada página como si fuera la única».
Intrusismo
Por eso le sorprende que haya
personas «que se dedican a otras cosas y con gran desparpajo publican novelas».
Sin hablar de intrusismo -«En la literatura todos hemos sido intrusos»-, Marías
se refiere los «presentadores de televisión», algunos de los cuales han llegado
a mandarle sus libros. «No tengo una opinión crítica sobre eso, no me
malentiendan. Pero como todo el mundo sabe leer y escribir, todo el mundo cree
que puede escribir una novela, y eso jamás lo pensarían de una película o un
cuadro. Yo me asombro, porque mis novelas me cuestan muchísimo».
«Como todo el mundo sabe leer y
escribir, todo el mundo cree que puede escribir una novela»
También esta última, por
supuesto. El autor de «Tu rostro mañana» tenía ganas de adentrarse, desde hace
años, en una historia que abordara la desaparición de alguien, y su espera. «Es
un tema antiguo como la literatura misma. La primera historia fue "La
Ilíada", el primer desaparecido es Ulises. Todos, con talento o sin él,
solemos ser usados por el Estado, que nos recluta en cuanto nacemos, y no sólo
fiscalmente. Es la historia de alguien que es divisado, que tiene ciertas
dotes, y puede resultar muy útil para algunas cosas».
En ese discurrir, sobre el
argumento de la novela, Marías vuelve a la actualidad y se acuerda de los
recientes ataques islamistas en Barcelona y Cambrils. « ¿Por qué
hacemos cosas que no queremos? Por miedo, desesperación, juventud... Las
personas jóvenes son más asustadizas y vulnerables. Un ejemplo serían los
autores de los atentados de Barcelona. Quienes no daban la cara eran personas
de más edad, manipuladoras. En estos tiempos en que se protesta por todo muy
fácilmente, ha habido muy pocas protestas por el hecho de que, por ejemplo, a
los terroristas los haya matado la policía, como si en el fondo la gente
tuviera cierta conciencia de que al enemigo o se lo aniquila o uno es
aniquilado».
Superficialidad
Tradicionalmente, las novelas
de Javier Marías eran
contemporáneas a la época en la que las escribía. Pero, de un tiempo a esta
parte (desde «Así empieza lo malo», su libro anterior) eso ha cambiado. «El
tipo de conflictos, de densidades, de complejidades que a mí me interesan cada
vez resultarían más inverosímiles si se situara la acción en el 2017. No estoy
dispuesto a escribir novelas bobas, con tontunas, como muchas hoy en día. A mí
me interesa menos la gente de ahora». Y es que el escritor considera que «se ha
producido un extraño fenómenos de superficialidad» que se ha contagiado a la
sociedad entera. «Hace años, uno no salía a la calle y veía a un señor de 70
años haciéndose una foto de su propia oreja. La falta de atención empieza a ser
endémica».
«No estoy dispuesto a escribir
novelas bobas, con tontunas, como muchas hoy en día»
Poco amigos de las nuevas
tecnologías y las redes sociales, Marías se ha visto envuelto, en los últimos
años, en polémicas por los comentarios vertidos en sus artículos de opinión.
Él, ni calla ni otorga. «Yo no miro nada de Twitter
ni de Facebook ni
de nada. Me cuentan que, a menudo, se ha armado una buena por una frase
entresacada y todo el mundo se lanza, con exabruptos. No soy alguien que
simplemente dice barbaridades, hay un argumento, pero la gente es incapaz de
entender un argumento». En ese sentido, el autor tiene claro que «los medios
para manipular que hay hoy en día no tienen parangón. Qué habría sido del mundo
si Goebbels hubiera tenido internet... Con los medios actuales, habrían ganado
la guerra y el mundo sería nazi».
Así las cosas, el panorama no
parece muy halagüeño, al menos en opinión del escritor. «La gente cada vez
piensa menos por sí misma. La sociedad cada vez es más puritana e hipócrita».
¿Y la culpa? Pues, «por encima de la tecnología», de la que ya hemos dicho que
Marías no es muy devoto, el escritor sitúa la «deliberada destrucción del sistema educativo, desde hace quizás treinta años». «Antes no había este grado de
ignorancia», remata, sin dejar un resquicio al optimismo. Nos quedan los
libros, eso sí. Y a Marías también.
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