"El PEN cubano ha asistido a mas de 15 congresos del PEN Internacional..."
Por Pedro Corzo.
El PEN Club Internacional ha
disfrutado por casi cien años de un sólido prestigio por su objetivo
fundacional de promover la cooperación intelectual y la tolerancia entre los
escritores, sostenida en la promoción de una irrestricta libertad de expresión,
el compromiso de luchar contra la censura política y la defensa de los
creadores amenazados por las dictaduras.
El PEN evolucionó de “club
de escritores”, poetas ensayistas y novelistas, a una integración de personas
dedicadas a las letras, con más de 25,000 asociados distribuidos en 149 centros
PEN en más de 100 países.
A Cuba llegó a mediados de
los años 40 a iniciativa de Jorge Mañach. Su último presidente fue Octavio
Acosta. La libertad necesaria para sus actividades desapareció cuando el
totalitarismo se estableció en la isla.
En 1997, refiere el poeta
Ángel Cuadra, fundador y primer presidente del PEN Club Cubano en el Exilio, un
grupo de escritores exiliados tomando como base las regulaciones que establecen
que cuando en un país se suprime o limita la libertad de expresión y existe en
el exilio un número suficiente de escritores que representen la cultura del
país en cuestión, se puede tramitar ante el PEN Internacional la constitución
de una delegación.
El PEN Club Cubano en el
Exilio fue aceptado en el congreso 64 que celebró el PEN Internacional en
Edimburgo. Cuadra como presidente se comprometió a luchar por la libertad de
expresión en Cuba y cualquier otra parte del mundo.
El PEN cubano ha asistido
a más de 15 congresos del PEN Internacional, ha mantenido una constante
actividad cultural en Miami y en el área de Nueva York, sin relacionarse con la
cultura oficial del castrismo, ha apoyado a los escritores cubanos en prisión,
como fueron los casos de varios de los arrestados en la Primavera Negra del
2003, fue uno de los creadores de la Fundación Iberoamericana del PEN, y en el
2004 efectuó en Miami un congreso al que asistieron los centros de
Hispanoamérica con la asistencia del entonces presidente del PEN Internacional.
El PEN de Cubanos
Exiliados, dice su actual presidente José Antonio Albertini, siempre ha honrado
sus compromisos de defender la libertad de expresión en cualquier lugar, “por
eso resulta incomprensible que una organización como el PEN Internacional acoja
en su seno democrático a un centro PEN que no representa ni puede defender los
postulados y metas de la organización y menos la de creadores sin compromisos ideológicos,
tal y como hemos reiterado y denunciado a lo largo de nuestra existencia como
centro PEN, en la Cuba castrocomunista, nada se autoriza o funciona si no está
supeditado a las metas y planes del totalitarismo”.
Esta percepción se hace
más crítica si se tiene en cuenta que el PEN Exiliado remitió a los delegados
del 83 Congreso un documento en el que avala lo improcedente de reconocer un
capítulo del PEN al interior de Cuba, carta que incomprensiblemente no fue
leída en su totalidad omitiéndose aspectos fundamentales de la misma, una
actitud contraria a los valores que defiende desde 1921 el PEN Internacional.
Diferentes miembros del
PEN Exiliado tienen la certeza de que el capítulo constituido en Cuba será
manipulado por la dictadura, situación que se agrava si la entidad es integrada
por individuos de la cultura oficial que por décadas han trabajado en la
maquinaria propagandística del régimen, acatando disposiciones gubernamentales
contrarias a los derechos ciudadanos como han sido documentos suscritos por
intelectuales orgánicos del castrismo que han respaldado fusilamientos de
compatriotas, otros piensan que el PEN Internacional a partir de la creación
del PEN Habana aísle al PEN Exiliado para no exacerbar los demonios de la
dictadura, protegiendo así a los miembros del capítulo insular.
Un comentario final de la
Junta Directiva del PEN Club Cubano Exiliado: “En nuestra opinión, con el
transcurso del tiempo, esta decisión apresurada y de muchas maneras realizada a
espaldas nuestras y sin nuestra presencia, en el 83 congreso, será
contraproducente para todos. La policía ‘cultural’ del castrocomunismo ya tiene
ojos y oídos, autorizados, en el PEN Internacional”.
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