"...Qué habria sido de la humanidad sin los grandes amores que nos inspiraron..."
Lola Benítez Molina Málaga
(España)
Es
curioso que lo que se idealiza permanece por siempre en nosotros, pero qué
parte hay de fantasía y cuál de realidad, hermosa quimera que elucubra en
nuestra psique sin piedad, búsqueda incansable, que agota los sentidos sin
llegar a saborear el instante. Son sueños que jamás caerán en el olvido, pero
si un átomo de realidad los roza perecen sin remedio.
Ilusiones
ausentes, que un día irradiaron grandeza, adónde se fueron. Quizá retornen con
fuerza cuando el subconsciente las aliente. Tal vez, por ello, Mario Benedetti
inmortalizó esta bella frase: “Cinco minutos bastan para soñar toda una vida,
así de relativo es el tiempo”. Esa sensación extraña, que dormita en el
ambiente, viene a recordar la fragilidad del momento.
Es una osadía
ingrata la de aquellos que sucumben ante el pasado, pero una fuerza inmune
levanta vuelos de nuevos despertares y marchita la nostalgia que viene a
instalarse. Todo dependerá de lo que nosotros mismos escojamos, somos los
artífices, por eso, tras una pausa, retomaremos el camino, unas veces escarpado
y estrecho, otras, con aromas de azahar. Ya no importará lo desconocido,
habremos aprendido a lidiar en otros campos de batalla. Tampoco importará lo
que quede por andar, será nuestra fuerza la que nos guíe: “Cuando las almas se
tienen que encontrar, el destino acerca los mundos, borra la distancia, une los
caminos y desafía lo imposible”. (Anónimo). O, como dijo Paulo Coelho: “Los
encuentros más importantes han sido planeados por las almas antes, incluso, de
que los cuerpos se hayan visto”.
El proceso está
en marcha. Qué habría sido de la humanidad sin los grandes amores que nos
inspiraron. Ellos, en todas las épocas, han estimulado el pensamiento y la
creatividad. El dolor que supone la pérdida es un generador de savia.
Encuentros y pérdidas marcan nuestras vidas. Nadie está incólume por mucho que
lo estén algunas obras de la civilización azteca: algunos códices han llegado
hasta nuestros días como el “Códice Borbónico”.
Podría mencionar
muchos ejemplos en los que la angustia suscitó obras magistrales para la
posteridad. Así, Boudelaire nos deleitó con poemas dedicados a Sarah
“Louchette”, prostituta que le contagió la sífilis, o sus relaciones con la
hermosa mulata Jeanne Duval, que escandalizaron a todo París. Goethe, a su vez,
escribió su novela psicológica “Las afinidades electivas”, inspirada por su
amor a Minna Herzlieb, con trágico final, probablemente por sucumbir ante un
matrimonio yermo, como un terreno empobrecido.
Qué cruel sollozo
recorrería todas esas vidas colmadas, luego, de laureles cuando ya habitaban en
otros lares y lo terrenal pasó a un segundo plano. Vuestra inmortalidad
permanece, aunque ya poco os importe, pues la dicha que anhelabais al fin
encontrasteis.
“Creí que era una aventura y en
realidad era la vida”. (Joseph Conrad).
ResponderEliminar¡Que alhaja más preciosa, luz de la enseñanza, nos donas con tu obra LA FUERZA INTERIOR. Su literario texto ilumina la esencia del lector, enriqueciéndole su vida! Gracias a tu genialidad podemos disfrutar de la lectura de tus artículos soleados, magistrales. Tengamos siempre presente que en ENFOQUE 3 MAGAZINE es el valle feraz, donde se cultiva la Cultura para el mundo conocido por el hombre, hermano del peregrino que avanza sobre esta selva llena de la alegría más pura y de las lágrimas salinas.
ENHORABUENA, Lola.
Recibe un abrazo fraterno de tu lector,
Carlos