viernes, 29 de diciembre de 2017

LA MIGRACION COMO UN DERECHO INDIVIDUAL

"Desde la perspectiva del liberalismo clásico, la respuesta es sí para abrir la inmigracion, pero es necesario una aclaración..."

Por José Azel
Más del 3 por ciento de la población mundial –244 millones– son migrantes internacionales, y la población inmigrante en los Estados Unidos se acerca a los 50 millones. En nuestro hemisferio, México lidera el camino con 12 millones de inmigrantes en los Estados Unidos. Desde Honduras, la capital mundial del asesinato, y Guatemala y El Salvador ocupando el 4to y 5to lugar respectivamente en homicidios, miles continúan huyendo de la violencia y la pobreza en sus países de origen. En Cuba, desde 1959, casi el 18 por ciento de la población ha escapado de esa isla trágica en busca de libertad.
Las motivaciones para salir de la propia patria son diversas, pero esencialmente caen en una categoría económica o política, o ambas cosas. Fundamentalmente, la migración expresa el deseo de la libertad de mejorar la calidad de vida.
Las políticas de inmigración son muy controvertidas en Europa y América del Norte, y mientras que las democracias liberales pueden ser abiertas e inclusivas, a menudo son restrictivas y excluyentes. Más recientemente, en respuesta a los actos de terrorismo internacional, la inmigración se ha vinculado con las preocupaciones de seguridad nacional y la política se ha vuelto cada vez más hostil a los inmigrantes.
Por lo general, la discusión de inmigración tiene lugar sobre temas como: "Una nación tiene derecho a rechazar la entrada a extranjeros; los inmigrantes erosionan la cultura de una nación; los inmigrantes reducen los salarios y quitan empleos a los nacionales; los inmigrantes quieren vivir de programas de asistencia social; los inmigrantes cometen un número desproporcionado de crímenes; los requisitos de seguridad y salud imponen restricciones de inmigración”.
En los Estados Unidos, los conservadores construyen su caso contra la inmigración abierta en estos temas, y los liberales abogan por una inmigración abierta por motivos de compasión, la tradición de acogida de Estados Unidos y las contribuciones socio económicas de los inmigrantes. Este debate político estéril intelectualmente deja sin respuesta una pregunta moral fundamental: ¿Tienen derecho a migrar las personas?
Desde la perspectiva del liberalismo clásico, la respuesta es sí para abrir la inmigración, pero es necesaria una aclaración:
La inmigración abierta no es equivalente a la inmigración no supervisada. No significa que cualquier persona pueda ingresar a los Estados Unidos de cualquier manera elegida o en cualquier lugar. La inmigración abierta no implica un derecho a beneficios de asistencia social o servicios gubernamentales. No significa elegibilidad para la ciudadanía. La inmigración abierta significa solo que las personas pueden ingresar al país en los puntos de control designados donde se realizan evaluaciones objetivas para proteger a la nación de enfermedades, enemigos y delincuencia.

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