Los hechos
son tercos. Nadie en su sano juicio puede creer en la
"superioridad" del socialismo cuando hace unos
días la Oficina (cubana) de Estadísticas e Información
(ONEI) informó que con sólo el 36% de las tierras
cultivadas del país, los propietarios privados y los
usufructuarios, también privados de tierras estatales,
produjeron en el primer semestre el 73% de las viandas, el
79% de los plátanos, el 81% del tomate, el 62% del arroz, el 84% de
los frutales, el 87% del maíz, el 72% del frijol y el 83%
de los cítricos.
En tanto, las
empresas y cooperativas estatales, que poseen el 54% de las
tierras cultivadas de la isla incluyendo las mejores del
país, produjeron sólo el 21% de las viandas, 17% de los
plátanos, 13% del tomate, 35% del arroz, 13% de las
frutas, 10% del maíz, 23% de los frijoles.
En resumen: tres
cuartas partes de las viandas y cuatro quintas partes de los
plátanos que consume la población son producidas por los
agricultores privados, sean o no dueños de las tierras. El
Estado, con mucha más superficie agrícola produce apenas la quinta parte
de esos alimentos vitales en la dieta del cubano.
El colmo de la
insensatez es que mientras la ONEI reflejaba estadísticamente
la superioridad del sistema de libre mercado, el
canciller Bruno Rodríguez alzaba el brazo de su
homólogo norcoreano, Ri Yong-ho, de visita en La
Habana, y juntos declaraban eufóricos que Corea
del Norte y Cuba “construyen el socialismo”.
Patético.
Porque por padecer el socialismo ambos países son
dos de los más atrasados de América y de
Asia. Mientras Corea del Sur es una potencia
económica mundial, Corea del Norte padece hambrunas que han
matado a millones de personas. Corea del Norte solo se destaca por sus
amenazas de desatar un infierno atómico cuando lo decida el demente
monarca comunista Kim III.
Por otra parte, la
dictadura castrista reiteró que no va entregar más licencias de
carretilleros (vendedores ambulantes), y culpó de los
altos precios de los productos agrícolas a
la “excesiva ambición de los carretilleros e intermediarios”. O
sea, el castrismo ignora olímpicamente a su propia ONEI,
que muestra que la poca oferta (y alza de precios) es un efecto del socialismo.
En tanto, en
Guantánamo el MININT les dijo a los activistas de la
UNPACU: "esto no es Venezuela, los vamos a reducir a
cero". Pero la UNPACU lo que hizo fue denunciar
ante la Comisión Internacional de Crímenes de Lesa Humanidad del Castrismo
Justice Cuba el caso de su activista Wilmar Villar,
quien murió en la cárcel en 2012 a causa de una huelga de hambre.
Y Berta Soler reiteró que las Damas de Blanco seguirán
en las calles.
El gobierno se aferra a su
fracasado sistema, la conflictividad social se incrementa a lo largo de
la isla y la oposición reitera que no está dispuesta a ser intimidada.
Así inauguramos el 2018.
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