"Absolutismo Platónico Nacimiento y desarrollo del absolutismo político occidental"
Platón (427
a.C.) en su libro El Banquete, escribió sobre el amor; sus lectores acuñaron la
frase “amor platónico“ refiriéndose a la sublimación sexual.Nosotros podemos
acuñar la frase“absolutismo platónico”,refiriéndonos a la sublimacióndictatorial,
que planteóel filósofo en su libro La República.Las interpretaciones superficiales
de El Banquete están muy lejos del profundo mensajegnoseológico, la dialéctica
platónica, que plantea la existencia del mundo inaccesible de las ideas perfectas;
tema ajeno a nuestro artículo.
El
absolutismo es el sistema político en que el gobernante no tiene limitación de
facultades.Fue Platón en su obra La República, el primer librooccidental de
filosofía política, quien defendió el absolutismo en su ciudad-estado ideal y
sus reyes filósofos. La república platónica no es democrática, ni considera ciudadanos
a sus integrantes, comoen las polis griegas clásicas. Influenciado por las
leyes draconianas de Licurgo,la aristocracia militaristaespartanay elbrahmanismovédico,
defiende las castas sociales. Brahmanes,
Chatrias, Vaisyas y sudras son,en su República,los reyes filósofos, los
guerreros, los trabajadores manuales y los esclavos.
El feudalismo profesó relativamente esta
concepción platónica. Los Capetos, Los Plantagenets y los Borbones impusieron finalmente
la Unidad Nacional y la Autoridad Real en Francia, Inglaterra y España.La edad
moderna estuvo saturada de monarquías nacionalistas absolutistas. Luis XIV de
Francia inmortalizó la sentencia que define paradigmáticamente el proceso monárquico
absolutista: El Estado soy Yo, (L’Etat C’est Moi).
El acta constitucional proclamada en la
Inglaterra victoriana en 1867 marca un hito, como la transición final a la monarquía
constitucional, que notoriamente comenzó con La Revolución Gloriosa en 1688. No
fue obra de la casualidad sino de la victoria del pensamiento liberal de Locke
sobre elabsolutistaplatónico Thomas Hobbes.
Con las
revoluciones de USA y Francia surgieron los estados modernos que presionaron la
transformación de las monarquías constitucionales en parlamentarias.Perola Era
Contemporánea ha sufrido y sufre regímenes absolutistas y totalitarios, ya sean
políticos o teocráticos. Los más retrógrados ejemplaresson las monarquías absolutistas
(totalitarias) como Corea del Norte y Cuba. La involución de las monarquías parlamentarias
y las democracias hacia los absolutismos sigue un patrón conductual que es
objeto de nuestraconsideración.
La piedra
angularde los absolutismos occidentales contemporáneosradica en partir de una
crisis real, creada o exagerada; y la compra
de la solución entregando el tesoro de la libertad individual.Pero el yo
esencial inalienable, es parte, pero no es intercambiable por el nosotros, y
mucho menos por el tú. Esos truenos
siempre anuncian una tormenta moral y social. Se crea la falsa y trágica
necesidad de un Zeus social, de un Cid Campeador nacional o de un Robin Hood proletario.
Ortega y Gasset, Gustavo Le Bon y Arthur
Koestler consideraban que esta invasión vertical de los bárbaros obedece a la
debilidad emocional, no al coeficiente de inteligencia, de la zona cortical
cerebral ante la ofensiva de los grandes manipuladores que se apoderan del tálamo
popular. Fabricación de Absolutistas Platónicos.
Albert Einstein en un aula de física nuclear es un genio pero en un estadio deportivo
es un fanático. En un mitin político también. El ejercicio racional decisivo
debe ser personal.
La
vanguardia absolutista comienza demonizando el engranaje institucional.
Generalizan la corrupción, la indolencia y la ineficiencia para justificar la
necesidad (innecesaria) de un poder ejecutivo mesiánico todopoderoso. Así
logran someter al poder legislativo, al judicial, “al religioso” y muy
particularmente a la prensa libre. Para ellos son traidores mentirosos,
contrarios al destino manifiesto de su país y de su puebloy deben desaparecer.Cliché
practicado por muchos tiranos absolutistas: Hitler, Lenin, Mussolini, Stalin, Castro,
Chávez…
El paso decisivo
de la instrumentación dictatorial es el control del poder militar con dinero,
gloria o terror. Purgados los infieles, el resto, históricamente, son fichitas
de dominó. Sólo la firme voluntad institucional de un pueblo puede detener a
los usurpadores del poder democrático.
No podemos
confundir la admiración por un líder institucional con el sacrilegio de la sumisión a un caudillo mesiánico. No se
vislumbran horizontes de paz en el entorno institucional mientras sobrevivan
las nubes negras del absolutismo platónico.
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