"Su legado es uno de los miles de ejecuciones de los pelotones de ejecución, represión brutal, campos de concentración y cualquier posible violaciones de los derechos humanos.."
El nudo gordiano de Cuba, Raúl Castro, en su anuncio de un minuto en la televisión cubana que relata la muerte de su hermano, se refirió a Fidel Castro como el "Fundador de la Revolución Cubana". La etiqueta de "Fundador" revela la creencia inconmovible del régimen en su continuidad.
Fidel Castro, mientras estaba presente,
había estado efectivamente fuera del poder por una década. En ese momento, Raúl
ha orquestado una sucesión perfecta consigo mismo como Primer Secretario del
Partido Comunista, y la próxima generación de líderes comunistas hizo de los
hombres de su elección. Esta es la realidad agridulce para los cubanos amantes
de la libertad, que a menudo habían creído en el lema "No Castro no hay
problema". Fidel Castro puede haberse ido, pero estructuralmente el
régimen permanece intacto. La muerte de Fidel Castro no viene con libertad para
el pueblo cubano.
Su legado es uno
de los miles de ejecuciones de los pelotones de ejecución, represión brutal, campos
de concentración y cualquier posible violación de los derechos humanos.
Transformó, en 1958, uno de los países más prósperos de América Latina, en un
estado empobrecido y disfuncional de donde el 20% de la población huyó.
Además, de acuerdo
con el informe "Freedom in the World" de Freedom House, Cuba sigue
siendo el único país de las Américas considerado "No libre" con
puntajes en las categorías peores de los derechos políticos y las libertades
civiles. Sin embargo, los hermanos Castro, como los arquitectos de esta
tragedia, no son deshonrados sino honrados por la adulación de muchos líderes
mundiales.
Cuba es ahora una
nación con una ideología desacreditada, un liderazgo anciano menguante y una
economía en bancarrota. Entonces, ¿qué sigue para esa isla trágica? Comencemos
por examinar lo que llamo una cultura de aquiescencia.
Un
"meme" es el neologismo acuñado por el científico británico Richard
Dawkins para explicar la forma en que las ideas y los comportamientos se
transmiten en la sociedad por medios no genéticos en contraste con la
transmisión por genes. Por ejemplo, un niño constantemente expuesto a la
violencia doméstica puede llegar a aceptar la violencia como algo natural. En
la ciencia política, pienso en los memes como genes socioculturales que ayudan
a explicar cómo, en las sociedades totalitarias, la presunción de poder depone
la presunción de libertad.
Por lo general, el
ejercicio del poder por sí solo no es suficiente para preservar un régimen
opresivo. En algún nivel, debe haber una aceptación tácita de que la clase
dominante posee cierta legitimidad para el derecho a gobernar. En China,
Vietnam, Corea del Norte y Cuba, el misticismo revolucionario unido a Mao
Zedong, Ho Chi Minh, Kim Il-Sung y Fidel Castro sirvió para conferir esa legitimidad.
Con el tiempo, la presunción de libertad se reemplaza con la aceptación de
poderes tiránicos como legales.
En China, Vietnam,
Corea del Norte y Cuba, el poder coercitivo ha engendrado memes de aquiescencia
que fomentan la presunción generalizada de que los gobernantes nacen con el
derecho a mandar y las personas nacen con la obligación de obedecer. Esto
también es parte del legado de Fidel Castro.
Cuando se piensa
en Cuba después de Fidel, es esencial tener en cuenta que la historia de Cuba
en los últimos sesenta años es la de los hermanos Castro y sus ideas. El
círculo interno de Raúl Castro no está conformado por demócratas encerrados
esperando un momento oportuno para poner en práctica sus ideales jeffersonianas
largamente suprimidos. Su modalidad de gobierno es ontológicamente inseparable
de su ideología.
Si
postulamos que el cambio en Cuba no se producirá como resultado de alguna
intervención estadounidense o internacional (fuera de contexto), ni se
producirá como resultado de algún evento de abajo hacia arriba, como una
Primavera Árabe, entonces estamos izquierda con cambio de arriba hacia abajo.
Es decir, un cambio que se origina con un liderazgo que carece de una cultura
democrática y tiene un incentivo negativo incorporado hacia las reformas democráticas.
Por
supuesto, lo imponderable, la posibilidad de un evento de cisne negro
improbable siempre está presente. Uno de esos sucesos de cisnes negros puede
ser un desconocido Václav Havel o Boris Yeltsin en medio del ejército cubano
que es capaz de emerger y consolidar el poder como un verdadero reformador.
Pero en este momento es difícil visualizar un posible camino hacia una
democracia liberal, o cómo el futuro de Cuba puede romper su nudo gordiano.
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