Henry Darger, el conserje que no fue al
colegio y escribió una increíble obra de 15.000 páginas
Casi 45 años después de su muerte, nadie se
explica cómo una persona solitaria y sin educación, encerrada en una
habitación, pudo concebir una producción de tal magnitud creativa
Por Pedro García Cuartango
Por Pedro García Cuartango
Henry Darger residió 54 años en el
North Side de Chicago en una habitación alquilada de una casa de huéspedes. Su
madre había muerto al dar a luz a una hermana y su padre le abandonó en un
hospicio tras cumplir los ocho años. Trabajó de auxiliar y conserje en un
hospital durante más de cuatro décadas. Y murió en 1973 en la miseria en un
albergue de monjas de la Caridad. Era un ser solitario y huraño, vivía
como un anacoreta y su único hábito conocido era ir a misa, algunos días hasta
tres veces.
Tras su muerte,
fue su antiguo casero Nathan Lerner quien descubrió en el sótano del asilo una
colección de cajas en las que había guardado sus dibujos, sus cuadros y un
manuscrito de 15.145 páginas. Su título era «La historia de las Vivians», con
un epígrafe que desarrollaba el contenido de la obra: «La guerra-tormenta
glandeco-angeliniana en los Reinos de lo Irreal causada por la rebelión de los
niños esclavos». El texto estaba ilustrado por cientos de acuarelas en los que
se representaban los episodios salidos de su imaginación.
«La historia de
las Vivians» acontece en un gigantesco planeta habitado por niños, alrededor
del cual gira la Tierra, en el que siete princesas combaten contra la tiranía
impuesta por los glandelinianos. Las escenas de esa lucha están representadas
por Darger, que pinta en un estilo naif a inocentes niñas dotadas de
pene que son torturadas o sucumben a la crueldad de sus opresores.
¿Locura?
¿Pedofilia? ¿Perversión? Los expertos que han estudiado su legado no se ponen
de acuerdo. Pero sí coinciden en la extraordinaria fuerza de las imágenes, hoy
muy cotizadas y expuestas en varios museos estadounidenses. Darger escribió
también «La historia de mi vida», unas memorias en las que relata sus
frustraciones infantiles.
El conserje de
Chicago había sido maltratado en el orfanato en el que vivió desde
los ocho años hasta su adolescencia, cuando fue trasladado a un psiquiátrico
por sufrir trastornos mentales. En este centro, los vigilantes violaban,
vejaban y daban palizas a los internos, según pudo documentar uno de los
estudiosos de su obra. Se escapó a los 16 años del siniestro hospital para
seguir el rastro de su padre, que acababa de morir.
Nadie sabe cómo
era Henry Darger porque no tenía familiares y sólo se relacionó
con William Shloder, con el que compartió el proyecto de fundar una
sociedad protectora de la infancia. Su amigo abandonaría Chicago para irse a
Texas junto a su hija y jamás le volvería a ver porque falleció al poco tiempo
de marcharse. Su desaparición le sumió en una profunda depresión.
Casi 45 años
después de su muerte, el misterio sobre Henry Darger no ha hecho más que
aumentar porque nadie se explica cómo una persona solitaria y sin educación,
encerrada en una habitación, pudo concebir una producción de tal magnitud
creativa.
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