"Mover a Maduro lejos del centro del tablero a cambio de una relación politico-económica relativa por parte de Washington..."
Por Jorge Riopedre
Enroque en Venezuela. Mover a Maduro
lejos del centro del tablero a cambio de una relación político-económica
relativista por parte de Washington. Mea culpa en Cuba. Asumir la
responsabilidad en el caso de los ataques acústicos contra diplomáticos norteamericanos
con la excusa de fallos técnicos, no premeditados, a cambio de una
normalización de las relaciones bilaterales. Concesiones tácticas. Recibir un
mayor número de delincuentes cubanos con órdenes de deportación, entregar a
estafadores del seguro médico en Estados Unidos y otros obsequios de
quincallería a cambio de normalizar los trámites migratorios.
¿Por qué Raúl Castro tendría interés
en bajar el volumen de su discurso? América Latina atraviesa por un ciclo
desfavorable para La Habana, algo predecible, era sólo cuestión de tiempo antes de
que las élites circulantes corruptas agotaran las opciones de gobierno a su
alcance por el derroche de recursos y falta de previsión política. Para colmo
de males parece que el espíritu de Teddy Roosevelt ronda la Casa Blanca
acompañado de un tipo de capa y espada nombrado John Bolton, un antiguo
diplomático norteamericano que denunció en su momento la presencia de armas
bacteriológicas en Cuba.
En calidad de reportero de TV-Martí
tuve la oportunidad de entrevistar a las dos personas que en los años noventa
activaron en Miami la alarma en torno a la producción de armas de destrucción
masiva en Cuba, el Dr. Roberto Ortega Morales, ex jefe de servicios médicos de
las fuerzas armadas cubanas (MINFAR), y el ex coronel soviético Ken Alibek, ex
director de Biopreparat, órgano encargado de producir armas biológicas en la
antigua Unión Soviética. Alibek presentó en su libro Biohazard (contaminación
biológica), la prueba circunstancial más sólida de conocimiento público que se
tenga noticia.
En aquella oportunidad Alibek
manifestó a TV-Martí que su jefe y ex general Yuri Kalinin, antiguo jefe del
programa microbiológico de la URSS, viajó a La Habana en 1991 y volvió
convencido de que Cuba contaba con un moderno programa de armamentos biológicos
del que no se ha vuelto a hablar desde entonces. Lo toco solamente de pasada,
sin ánimo de perturbar el sueño plácido de la fiambre noticiosa, parloteo que
en su día causó revuelo en los medios de prensa.
La iniciativa de Trump con relación
a Corea del Norte nos permite entrever la posibilidad de algún tipo de
negociación con Raúl Castro acerca de su satélite venezolano y la estabilidad
en la región. Los políticos profesionales suelen tomar sus decisiones en base a
la repercusión que puedan tener éstas en sus aspiraciones electorales, algo que
al parecer no preocupa en lo absoluto a Trump, quien confiesa sentirse a gusto
en medio del conflicto político sin importarle las encuestas o las críticas de
los medios. Raúl Castro sabe que tiene que hilar fino en Lima si se presenta la
oportunidad de negociar, a Trump le quedan unos dos años de gobierno o quién
sabe si seis más, cuando el general ya habrá entrado en el laberinto de sus
noventa. Detrás deja un país en ruinas y un pueblo en fuga.
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