viernes, 1 de junio de 2018

VENEZUELA, SOCIALISMO REAL


"La producción de riquezas desde las perspectivas de estos émulos del castrismo debe ser un monopolio del estado."

Por Pedro Corzo.
La ultima farsa electoral chavista con el esperado fraude que ratifica a Nicolás Maduro en la gobernación,  permite suponer que al país sudamericano se aproxima la implantación de un régimen de control político y policial que reproducirá, en los aspectos fundamentales, las disposiciones que le permitieron a los hermanos Castro imponer en Cuba un régimen de seis décadas.
 La argamasa  de Miraflores, el Fuerte Tiuna, los narcotraficantes  y la expansión de una boliburguersía más numerosa y usufructuaria de mayores riquezas, forman una especie de guardia pretoriana identificada con el poder y los privilegios muy difíciles de desarticular, salvo que se cuente con medios para hacerlo,  porque están listas y dispuestas a defender los intereses del grupo.

 Es de suponer que por las condiciones antes expuestas las actividades económicas del sector asociado al régimen queden exentas de medidas restrictivas y de control que podrían afectar a la clase dirigente y sus asociados en lo que atañe a la expansión y disfrute de las riquezas, sin embargo, los sectores económicos independiente de la mafia gubernamental, si pudieran enfrentar medidas más aceleradas, que las padecidas hasta el momento, que afectarían gravemente su capacidad de sobrevivencia.
 Sin dudas Hugo Chávez  y su cancerbero Nicolás Maduro, aprendieron del régimen cubano el uso de los mecanismos del estado y del gobierno para conservar el poder y superar exitosamente los sucesivos fracasos, sin importar los perjuicios humanos y sociales que causan el empecinamiento de gobernar usando como patrón un modelo fracasado y destructivo en todas sus puestas en escenas. 
 El control de la actividad económica es fundamental, la oposición política necesita recursos para sus actividades y al no existir una actividad económica independiente sus funciones colapsarian en un importante numero. La produccion de riquezas desde las perspectivas de estos emulos del castrismo debe ser un monopolio del estado
Es innegable que la asesoria castrista ha sido clave para que el chavismo se mantenga en el poderPor supuesto hay que acotar que en esto los servicios armados venezolanos son tan responsables como su gobierno, porque ellos son los custodios de la soberanía nacional.
La primera personalidad del totalitarismo insular excluyendo a Fidel y Raúl Castro a la que el gobierno de Chávez le otorgó un protagonismo relevante fue a Ramiro Valdés, un experto en represión, poseedor de un prontuario criminal que lo convierte en  un digno competidor del esbirro mayor de la Unión Soviética,  Laurentis Beria.
Valdés fue a Venezuela como asesor en Tecnología y con la encomienda de resolver el déficit de generación de energía, un problema todavía pendiente porque hace unas pocas semanas,  al menos en nueve estados del país, se presentó una falla eléctrica que afectó parte de la capital, incluido el servicio del metro y la trasmisión del enjundioso e invalorable discurso del presidente.
Sin embargo todo parece indicar que aunque en cuestiones de energía el “magisterio” del experto cubano fue un fracaso, su asesoría resultó efectiva a las fuerzas represivas ya que fueron capaces de asesinar a decenas de personas y encarcelar a cientos, a la vez que han logrado disminuir las protestas contra el régimen.
Al parecer este  éxito parcial motivó a Nicolás Maduro a buscar una vez más la colaboración del “sabio”  Orlando Borrego, un individuo cuyo aporte más importante a una gestión de gobierno fue ser el siervo más fiel de Ernesto Guevara.
Borrego estuvo bajo el mando de Guevara en La Cabaña, una época en la que el “Che” cometió numerosos asesinatos que es de suponer el ilustre economista contabilizó, porque fue fiscal de los Tribunales que Guevara dirigía. Tampoco ignora que su comandante instrumentó una campaña que recluyó a la fuerza en campos de concentración a homosexuales y prostitutas.
Cuando Borrego estuvo junto a Guevara fue cuando este promovió a toda vela el trabajo voluntario y la confusa propuesta de los estímulos morales, una combinación que supuestamente repercutiría favorablemente en el desarrollo económico, a la vez que facilitaría la formación del hombre nuevo, otro fracaso del totalitarismo insular.
El hombre que instrumentará los cambios en Venezuela fue viceministro de Industria y posteriormente ministro de la Industria Azucarera, sectores de la economía cubana en absoluta bancarrota desde los primeros años del castrismo.
No obstante el próximo sátrapa cubano en Venezuela todavía defiende fracasadas hipótesis, porque continua afirmando que “la sustitución de la propiedad de los medios de producción como condición histórica indispensable para la superación del capitalismo”, lo que permite suponer que a Venezuela le esperan mayores controles en el sector económico.
Por otra parte Borregos afirma que  “todo modelo económico que defienda el egoísmo personal y no preserve los intereses sociales sobre los particulares no lleva a buen destino, como también afirma que la expresión brutal del capitalismo moderno, bien explicada por un líder carismático y honesto, actúa con más efectividad sobre la conciencia popular que mil conferencias académicas impartidas por profesores”, en una palabra, el individuo sigue convencido en las virtudes del colectivismo, que el voluntarismo es más importante que los conocimientos  y que los líderes carismáticos son insustituibles, particularmente si estos son honestos, personalidades imposible de encontrar en Cuba y  Venezuela.
Este personaje que tiene como objetivo enrumbar la economía venezolana solo tiene un libro publicado sobre ese tema y tres dedicados a Ernesto Guevara, así que no es de dudar que sus  enseñanzas estén principalmente orientadas a instruir a la burocracia bolivariana en los métodos a usar para que los ciudadanos pierdan los pocos derechos y bienes que les restan, que aparte de matar, fue los que más enseñó el “Che” a todos sus colaboradores, entre los que se destacó Borregos. 
A fin de cuentas esta selección demuestra que el régimen cubano continúa ejerciendo una gran influencia sobre el de Venezuela y los herederos del chavismo siguen convencidos como su desaparecido mentor, Hugo Chávez,  que se debe copiar el modelo cubano aun con sus mayores malogros, de ahí  que la nueva consigna sea hacer una revolución en la revolución.







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