"La producción de riquezas desde las perspectivas de estos émulos del castrismo debe ser un monopolio del estado."
Por Pedro Corzo.
La ultima farsa electoral chavista con el esperado fraude que
ratifica a Nicolás Maduro en la gobernación, permite suponer que al
país sudamericano se aproxima la implantación de un régimen de control político
y policial que reproducirá, en los aspectos fundamentales, las
disposiciones que le permitieron a los hermanos Castro imponer en Cuba un
régimen de seis décadas.
La argamasa de Miraflores, el Fuerte Tiuna,
los narcotraficantes y la expansión de una boliburguersía más
numerosa y usufructuaria de mayores riquezas, forman una especie de guardia
pretoriana identificada con el poder y los privilegios muy difíciles de
desarticular, salvo que se cuente con medios para hacerlo, porque
están listas y dispuestas a defender los intereses del grupo.
Es de suponer que por las condiciones antes expuestas
las actividades económicas del sector asociado al régimen queden exentas de
medidas restrictivas y de control que podrían afectar a la clase dirigente y
sus asociados en lo que atañe a la expansión y disfrute de las riquezas, sin
embargo, los sectores económicos independiente de la mafia gubernamental, si
pudieran enfrentar medidas más aceleradas, que las padecidas hasta el momento,
que afectarían gravemente su capacidad de sobrevivencia.
Sin dudas Hugo Chávez y su cancerbero
Nicolás Maduro, aprendieron del régimen cubano el uso de los mecanismos del
estado y del gobierno para conservar el poder y superar exitosamente los
sucesivos fracasos, sin importar los perjuicios humanos y sociales que causan
el empecinamiento de gobernar usando como patrón un modelo fracasado y
destructivo en todas sus puestas en escenas.
El control de la actividad económica es fundamental, la
oposición política necesita recursos para sus actividades y al no existir una
actividad económica independiente sus funciones colapsarian en un importante
numero. La produccion de riquezas desde las perspectivas de estos emulos del
castrismo debe ser un monopolio del estado
Es innegable que la asesoria castrista ha sido clave para que
el chavismo se mantenga en el poderPor supuesto hay que acotar que en esto los
servicios armados venezolanos son tan responsables como su gobierno, porque
ellos son los custodios de la soberanía nacional.
La primera personalidad del totalitarismo insular excluyendo
a Fidel y Raúl Castro a la que el gobierno de Chávez le otorgó un protagonismo
relevante fue a Ramiro Valdés, un experto en represión, poseedor de un
prontuario criminal que lo convierte en un digno competidor del
esbirro mayor de la Unión Soviética, Laurentis Beria.
Valdés fue a Venezuela como asesor en Tecnología y con la
encomienda de resolver el déficit de generación de energía, un problema todavía
pendiente porque hace unas pocas semanas, al menos en nueve estados
del país, se presentó una falla eléctrica que afectó parte de la capital,
incluido el servicio del metro y la trasmisión del enjundioso e invalorable
discurso del presidente.
Sin embargo todo parece indicar que aunque en cuestiones de
energía el “magisterio” del experto cubano fue un fracaso, su asesoría resultó
efectiva a las fuerzas represivas ya que fueron capaces de asesinar a decenas
de personas y encarcelar a cientos, a la vez que han logrado disminuir las
protestas contra el régimen.
Al parecer este éxito parcial motivó a Nicolás
Maduro a buscar una vez más la colaboración del “sabio” Orlando
Borrego, un individuo cuyo aporte más importante a una gestión de gobierno fue
ser el siervo más fiel de Ernesto Guevara.
Borrego estuvo bajo el mando de Guevara en La Cabaña, una
época en la que el “Che” cometió numerosos asesinatos que es de suponer el
ilustre economista contabilizó, porque fue fiscal de los Tribunales que Guevara
dirigía. Tampoco ignora que su comandante instrumentó una campaña que recluyó a
la fuerza en campos de concentración a homosexuales y prostitutas.
Cuando Borrego estuvo junto a Guevara fue cuando este
promovió a toda vela el trabajo voluntario y la confusa propuesta de los
estímulos morales, una combinación que supuestamente repercutiría
favorablemente en el desarrollo económico, a la vez que facilitaría la
formación del hombre nuevo, otro fracaso del totalitarismo insular.
El hombre que instrumentará los cambios en Venezuela fue
viceministro de Industria y posteriormente ministro de la Industria Azucarera,
sectores de la economía cubana en absoluta bancarrota desde los primeros años
del castrismo.
No obstante el próximo sátrapa cubano en Venezuela todavía
defiende fracasadas hipótesis, porque continua afirmando que “la sustitución de
la propiedad de los medios de producción como condición histórica indispensable
para la superación del capitalismo”, lo que permite suponer que a Venezuela le
esperan mayores controles en el sector económico.
Por otra parte Borregos afirma que “todo modelo
económico que defienda el egoísmo personal y no preserve los intereses sociales
sobre los particulares no lleva a buen destino, como también afirma que la
expresión brutal del capitalismo moderno, bien explicada por un líder
carismático y honesto, actúa con más efectividad sobre la conciencia popular
que mil conferencias académicas impartidas por profesores”, en una palabra, el
individuo sigue convencido en las virtudes del colectivismo, que el
voluntarismo es más importante que los conocimientos y que los
líderes carismáticos son insustituibles, particularmente si estos son honestos,
personalidades imposible de encontrar en Cuba y Venezuela.
Este personaje que tiene como objetivo enrumbar la economía
venezolana solo tiene un libro publicado sobre ese tema y tres dedicados a
Ernesto Guevara, así que no es de dudar que sus enseñanzas estén
principalmente orientadas a instruir a la burocracia bolivariana en los métodos
a usar para que los ciudadanos pierdan los pocos derechos y bienes que les
restan, que aparte de matar, fue los que más enseñó el “Che” a todos sus
colaboradores, entre los que se destacó Borregos.
A fin de cuentas esta selección demuestra que el régimen
cubano continúa ejerciendo una gran influencia sobre el de Venezuela y los
herederos del chavismo siguen convencidos como su desaparecido mentor, Hugo
Chávez, que se debe copiar el modelo cubano aun con sus mayores
malogros, de ahí que la nueva consigna sea hacer una revolución en
la revolución.
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