" Las democracias y los que la dirigen tambien pueden tener su cosecha de odios y resentimientos..."
Por
Pedro Corzo.
Las autocracias actúan
sistemáticamente en contra de quienes les hacen resistencia, la
represión que practican es contra todos los ciudadanos, en particular contra
quienes se les oponen, lo que tiene como triste consecuencia un amplio espectro
de desgracias que péndula entre el asesinato, cárcel, desaparición forzosa
y exilio.
El castigo bajo esos regímenes por lo
regular está aderezado por la vesania del verdugo y la animadversión que siente
hacia su víctima, aunque es importante admitir que las
imperfecciones de una democracia también pueden generar martirizados de tenor
similar al de una dictadura.
En realidad que un hombre libre
asuma el exilio como consecuencia de la persecución de la dictadura
que combate es un proceso doloroso pero natural en esos regímenes,
empero, abandonar forzosamente el país que en términos generales respeta
las normas de la democracia es especialmente dramático y
complicado para el sujeto que decide expatriarse.
En estos casos los individuo que se auto
destierran pueden ser víctimas de funcionarios corruptos o del
crimen organizado, y aunque es una macula que siempre manchara al gobierno,
quién procura asilo o refugio por la persecución que sufre en una democracia le
toca subir una cuesta bien empinada para conseguirlo. Las pruebas del drama
personal son menos explicitas y el conocimiento de las autoridades extranjeras
de las condiciones que generan exiliados pueden ser nulos.
Las democracias y los que la dirigen
también pueden tener su cosecha de odios y
resentimientos. La represión no será una conducta
regular, sin embargo, se producen casos en los
que ciudadanos que actúan en el marco de la corrección política y respetan las
leyes, se convierten en blanco del poder constituido por decisión
del gobierno central o por voluntad de un funcionario que considera al sujeto
de su atención una molestia.
Colombia ha concluido un proceso
electoral exitoso. Campañas políticas fuertes sustancialmente respetuosas de la
ley. Elecciones plurales, voto secreto y universal, resultados claros y
precisos, aunque las propuestas de los candidatos eran realmente
antagónicas.
No obstante a pesar de vivir bajo una de
las democracias más sólidas del hemisferio, capaz de respetar la mayoría de sus
compromisos nacionales e internacionales, el periodista Ricardo Puentes Melo,
director de Periodismo sin Fronteras, se vio obligado a sacar a su familia del
país y posteriormente partir al exilio al recibir amenazas contra su
vida e iniciarse varios pleitos judiciales en su contra que según denuncia no
se ajustaban al debido proceso.
A pesar de las imperfecciones la
ciudadanía eligió mayoritariamente a un nuevo presidente, Iván Duque, que ha
prometido revisar el mayor logro del gobernante saliente, los
llamados Acuerdos de La Habana con la narco guerrilla de las Fuerzas Armadas
Revolucionarias de Colombia.
Duque enfrenta otros grandes retos,
entre los que se destacan problemas económicos, aumento de cultivo de la hoja
de coca, la corrupción, seguridad pública y justicia, un aspecto que
según el director de Periodismo Sin Fronteras, es particularmente complicado
porque en su opinión hay jueces en Colombia que actúan como una
entidad con intereses propios, razón por la cual la
denomina el “Cartel de la Toga”, porque afirma que hay magistrados que en la
práctica irrespetan la ley y la justicia.
Dice Puentes Melo que un juez dictó en
tiempo record un fallo condenatorio en su contra, "el
fallo debía haberlo proferido un juez de Circuito, ya que mi caso lo tenía un
juez municipal. Pero pasó directamente al tribunal Superior de Bogotá, donde
hay magistrados a quienes yo también denuncié", afirma que todo fue una
retaliación que se originó cuando denunció prevaricación en el proceso contra
el coronel Alfonso Plazas Vega acusado de diferentes delitos en el marco
de los sucesos del Palacio de Justicia que había sido tomado a la fuerza por el
M-19, la guerrilla que integró el ex candidato Gustavo Petro.
El Presidente electo tiene que resolver
grandes problemas que afectan a todos los colombianos y es de esperar,
remedando al trovador Juan Manuel Serrat, que se ocupe también de
"aquellas pequeñas cosas" que afligen a los ciudadanos, incluidas
familias, como es el caso de Puentes Melo.
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