A quienes
albergaron ilusiones de que Miguel Díaz-Canel, el nuevo presidente
designado de Cuba, “joven” y “civil”, trajera aires renovadores les
cayó encima un cubo de agua helada con su discurso en la Asamblea General
de la ONU.
Díaz-Canel
no solo dejo claro de manera explícita que él representaba el continuismo
sino que lo dejo ver a lo largo de su discurso en el que se deshizo en
loas a Fidel Castro, el Che Guevara y el actual dictador Raúl Castro.
A tono con
la escuela de propaganda iniciada por Fidel Castro -presentar al mundo
como una calamidad y a Cuba como una maravilla- Díaz-Canel pasó por
alto la grave crisis económica cubana, la grave y creciente pobreza, la
falta de libertades, el debacle en salud pública, educación y seguridad
social, la extendida desesperanza y el éxodo incesante de los cubanos.
Sin embargo, trazó un tétrico panorama del mundo.
Venezuela ya tiene una intervención
extranjera: la cubana
Al arremeter
contra el embargo de EE.UU. se quejó de que "incluye programas
públicos y encubiertos" que calificó de "grosera
intromisión" en los asuntos internos que "violan los principios
sobre los que descansa esta organización". Espetó que "América
Latina es escenario de persistentes amenazas" por parte de EE.UU.
"que ha proclamado la vigencia de la Doctrina Monroe". Halagó
al régimen de Nicolás Maduro por "legítimo y democrático” y rechazó
"los intentos de intervención y sanción” contra Caracas. Mientras se
rechaza la posibilidad de una intervención extranjera para poner fin al
reino mafioso de Caracas se guarda silencio sobre la única intervención
militar que existe desde hace años en Venezuela: la cubana. Por cierto,
mientras Díaz Canel rechaza la Doctrina Monroe, el ejército de Venezuela
se hace acompañar en la frontera con Colombia de tropas cubanas, así como
de militares chinos y rusos.
Fue una
lástima que nadie en la ONU le preguntara a Díaz-Canel si las
tropas cubanas (incluidos varios batallones de combate), generales,
coroneles, oficiales de inteligencia y contrainteligencia, expertos
estrategas y funcionarios cubanos de todo tipo que operan en Venezuela no
constituyen una intromisión flagrante de Cuba en los asuntos internos de
ese país; o si el hecho de que el régimen venezolano es teledirigido
desde La Habana no viola los principios en los que descansa la ONU. O si
no es adecuado considerar a Venezuela una colonia de Cuba cuando la
primera mantiene su suministro de petróleo gratuito a la dictadura cubana
mientras su pueblo se lanza a un éxodo regional para escapar la hambruna
prevaleciente.
Con su
discurso Díaz-Canel se burló del mundo entero. Cuba es precisamente
el único país que actualmente pisotea la soberanía de otras naciones
en América. Sin la intervención cubana en Venezuela ya Maduro
habría sido sacado del poder. Es la inteligencia castrista la que
vigila y controla a los militares venezolanos y la que hace
abortar todo intento de conspiración contra Maduro. Los casi 200
oficiales venezolanos detenidos o en prisión han sido delatados por
agentes cubanos o sus subordinados nativos dentro de las fuerzas armadas
venezolanas.
Para
enfatizar la vocación jurásica y la farsa institucional del castrismo, el
jefe nominal del gobierno cubano insistió en el carácter irrevocable del
socialismo en la isla, y dio ya por aprobado el resultado del
referéndum en el que el “pueblo” ratificará la nueva Constitución,
a proclamarse en febrero de 2019. Paralelamente Miguel Díaz-Canel se
reunió en Nueva York con empresarios estadounidenses vinculados al sector
agrícola y los invitó a “no desaprovechar” el mercado cubano de 11
millones de personas. Lo que no explicó fue cómo los cubanos pueden ser
buenos consumidores con un salario mensual promedio de 30 dólares.
Tampoco parece que les haya recordado que en el último índice anual de
libertad económica en todo el planeta elaborado por Heritage Foundation
de un total de 180 países analizados Cuba ocupa el 178 (seguido por
Venezuela y Corea del Norte). Algo que no es muy reconfortante para ningún
potencial inversionista.
En resumen,
la alocución de Díaz-Canel en el magno foro mundial y su estancia en “el
imperio” fue más de lo mismo, algo que ya en 2018 es una vergüenza
histórica.
Fundación
para los Derechos Humanos en Cuba (FHRC).
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