Conferencia:
Derechos Humanos en Cuba.
Investigador histórico del régimen totalitario
cubano.
El régimen totalitario de Cuba
se acerca a cumplir sesenta años de estar manejando a su voluntad los destinos
de sus ciudadanos y de ejercer influencias negativas en numerosos países, en
particular Latinoamérica.
En todo este tiempo solo ha
sido eficaz en lo que respecta a la represión, el control de la información y
la conservación del poder, una experiencia desesperanzadora aun hasta para
aquellos que asesinaron en su nombre.
Una cantidad notable de
cubanos, dentro y fuera de la isla, están amargados y frustrados. Han perdido
la esperanza de un futuro mejor para su país, un síndrome que se aprecia particularmente
en aquellos que creyeron ciegamente en el esplendoroso futuro prometido y hasta
se sacrificaron por la materialización de esas propuestas.
Más de 30 años de
investigación personal y 20 en el marco del Instituto de la Memoria Histórica
Cubana contra el Totalitarismo, nos han hecho concluir que la
dictadura insular solo ha cosechado fracasos y desencantos para sus ciudadanos.
Esa convicción la determina el
hecho de haber entrevistado a más de mil personas de diferentes generaciones y
experiencias, hombres y mujeres que combatieron el castrismo, pero también,
quienes en algún momento de su vida lo defendieron.
Contamos con miles de horas de
grabación sin editar, que ponemos a disposición de los interesados,
una memorial oral que se remonta a 1959 en la que se recogen
experiencias desiguales y particularmente cruentas.
La violación de los derechos de
los ciudadanos en la isla ha sido sistemática e institucional a la
vez que de intensidad variable.
La represión ha oscilado entre
personas que han cumplido 30 años de cárcel, como Mario Chanes de
Armas o Armando Sosa Fortuny, que acumula 42 años tras la rejas en
dos etapa, a mujeres como Ana Lazara Rodríguez y Cary
Roque, 18 y 16 años respectivamente, hasta encarcelamientos de 24
horas, pero que en conjunto han conducido a que más de medio millón
de personas hayan estado detenidas por motivos políticos en estos sesenta años
de dictadura, cifra que digo con asombro y pesar porque también
testimonia que muchos de los hombres y mujeres que combatieron el régimen desde
sus inicios y que hoy superan los 75 años de edad, siguen fieles a su
compromiso de bregar por una Cuba con Todos y para el bien de todos.
Los presos políticos cubanos
han convertido las prisiones en foco de resistencia, como fue la constitución
en prisión por Jorge Luis García Pérez, "Antúnez", del Movimiento de
Resistencia Cívica Pedro Luis Boitel.
Sin embargo, la crueldad
extrema de los carceleros siempre ha estado presente como fueron los casos del
confinamiento solitario que padeció, entre otros, el desaparecido comandante
Huber Matos, las brutales golpizas como las que sufrió Kemel Jamis, aquí
presente, y los muertos en huelga de hambre, al menos 13, como fueron los casos
de Pedro Luis Boitel y Orlando Zapata Tamayo.
La Cuba del presente debería
ser un ejemplo de lo que puede ocurrir en un país cuando el
ciudadano pierde sus derechos por un tiempo prolongado.
En esa isla del Caribe se han
producido redadas masivas en la que fueron apresadas personas por su
orientación sexual, por gustar de la música extranjera o simplemente
por su forma de vestir y por dejarse el cabello largo.
En el propio año 1959 el
siniestro Ernesto Guevara, con la participación de Raúl Castro y Ramiro Valdés,
organizaron campos de concentración para las personas que eran consideradas
desafectas al Proceso.
El Servicio Militar Obligatorio
fue otro instrumento para controlar la juventud, y la UMAP, Unidades Militares
de Ayuda a la Producción, una mascarada para llevar a miles de jóvenes
que no estaban identificados con el proyecto revolucionario, a
crueles campos de concentración.
Pero la relación es
todavía más extensa. Muchos de los familiares de los presos
políticos que residían en zonas rurales fueron desplazados a la
fuerza. Sus propiedades confiscadas con prohibición de regresar a sus casas,
mientras eran recluidas en lugares que las autoridades escogieron a su
conveniencia.
No hay país de Nuestra América
en el que un régimen, con los recursos del estado, haya desplazado a la fuerza
a millares de personas como recoge la historia de los Pueblos
Cautivos de Cuba.
El derecho a la vida de cada
ciudadano está sujeto a la discreción del régimen. Desde 1959 a la fecha en
Cuba no existe el debido proceso. Los jueces tienen que estar integrados a la
Revolución y la defensa en vez de argumentar la inocencia del acusado se remite
a pedir al tribunal clemencia para su defendido.
Las penas de muerte no las
dicta un tribunal en base a la ley y las pruebas presentadas. Las sanciones las
dictan los funcionarios ante que se realice el espurreo proceso, numerosos
testimonios lo afirman. Presencié en una dependencia de la Seguridad
del Estado de Santa Clara como le comunicaban a un prisionero político que iba
a ser ejecutado.
No había ni parodia de juicio.
Un custodio le hacia una fatídica pregunta al condenado ¿En caso de que te
suceda algo a quien le entregamos tus pertenencia?, a partir de ese momento le
restaban a esa personas menos de 24 horas de vida, así recuerdo la partida de
Mariano Soriano.
Es justo decir que la violación
de los derechos humanos no solo afecta a la víctima, también a los victimarios,
al conjunto de la sociedad. El abusado y el abusador son atormentados de
diferentes maneras, y en numerosas ocasiones el antiguo esbirro pasa
a ser martirizado.
Las dictaduras deben ser
condenadas categóricamente por las democracias. Las sociedades libres no deben
coexistir con las esclavistas, sus prácticas son represivas y discriminatorias,
de toda la comunidad, incluidos sus propios partidarios.
La interdependencia de las
naciones es cada día más apreciable y para que esta resulte en beneficio de los
ciudadanos, es imprescindible, a nivel hemisférico, constituir un
Tribunal Internacional que juzgue a los gobiernos depredadores. José Martí, el
cubano más ilustre, lo dijo y escribió, hace más de una centuria, “Ver con calma un crimen es
cometerlo."
Muchas gracias.
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