"Otra circunstancia desfavorable, un tanto equivoca, y ambigua, era la comprobada cordialidad del franquismo hacia la revolución castrista..."
Distinta a
otras diásporas de la segunda mitad del siglo XX, la cubana se caracterizó por
un decidido apego a las expresiones culturales. Afirmación que puede valer
también para otras épocas. Es lugar común afirmar que Cuba siempre ha aportado
una excelente literatura de exilio, y para demostrarlo suelen citarse los
nombres de algunos escritores emblemáticos del siglo XIX como José María Heredia, Félix Varela,
Gertrudis Gómez de Avellaneda, Cirilo Villaverde y José Martí, y mucho de
verdad hay en este criterio. Se trata de una circunstancia que parece
innegable. Luego, siempre persistió esta vocación migratoria en artistas y
escritores, desde el clímax de los años 60 hasta la fecha. Una diáspora masiva, una especie de explosión que cubre todos los
puntos cardinales, todas las geografías, todos los rincones del planeta.
Y así en
España, uno de sus destinos más frecuentes, esta avalancha migratoria ha
intentado desde entonces (no siempre con fortuna, pero sí con denodado empeño)
hacerse un espacio en el panorama cultural. Y ha logrado (pese a todas las
incomprensiones, superando todos los inconvenientes) una innegable visibilidad
a partir del trabajo abnegado de creadores, gestores, divulgadores,
instituciones culturales, y la persistencia imbatible del gremio de los
editores cubanos.
En los años
inmediatamente posteriores al triunfo de la revolución, los exiliados cubanos
en España (salvo raras excepciones) tuvieron que enfrentar situaciones adversas
que dificultaban su inserción en el contexto aquel. Uno de esos obstáculos era
la desconfianza tradicional, xenófoba, chovinista de muchos ciudadanos del
mundo hacia lo foráneo; la amenaza que muchos españoles percibían (y perciben a
veces)ante la presencia del “otro”, pasando por alto la evidencia de que ese
(como muchos otros) fue también un país de emigrantes. Otra circunstancia
desfavorable, un tanto equívoca, y ambigua, era la comprobada cordialidad del
franquismo hacia la revolución cubana, viendo en Fidel Castro (hijo de gallego,
como el Caudillo) al vengador de la afrenta española del 98. A esto se sumaba
que la izquierda, arrobada, en éxtasis, veía en las actitudes y los agresivos
discursos castristas una expresión acabada de su ferviente antimperialismo.
Además, para buena parte de la intelectualidad ibérica, resultaba atractivo el
coqueteo con posiciones y actitudes antifranquistas. Y así, en buena medida, y
en plena dictadura, en el panorama artístico-literario español era notoria la
presencia de la gauche pro Cuba
revolucionaria. Toda esta suma de circunstancias históricas hizo que la
diáspora cubana se viera obligada a enfrentar una especie de doble exilio, que
se mantuvo incluso con la llegada de la democracia. España, acogida a la etapa
histórica del tercer franquismo (1961-1975), de un notable desarrollo
económico, se renovaba, y el ambiente cultural celebraba una cierta apertura y
pluralidad, pero desgraciadamente los escritores cubanos exiliados en aquel
país seguían sufriendo incomprensiones de toda
índole. Una atmósfera
de rechazo, creada a partir de la justificación y el apoyo al régimen castrista de buena parte de la intelectualidad, que
entorpeció no solo la edición, sino también la divulgación del quehacer
literario y artístico de la diáspora cubana en España.
Gastón
Baquero, la figura emblemática del éxodo cubano, quizá sea el caso más notorio
en este lamentable panorama de negaciones. Afortunadamente, España y los
españoles, (sobre todo algunos jóvenes poetas de entonces como José Hierro,
Claudio Rodríguez o Francisco Brines) supieron “reconocer a tiempo la talla del
intelectual que tenían como huésped” (Uva de Aragón, 93).Y por fortuna también, con el paso del tiempo, fueron
aminorando el radicalismo y la animadversión, y fue
precisamente Gastón Baquero el primero en romper el cerco de anulaciones,
cuando, “la Cátedra Fray Luis de León de la Universidad Pontificia de Salamanca
le rindió un homenaje que lo sacó del olvido y le trajo otros merecidos
galardones y la publicación de dos tomos de sus obras completas” (ob. cit.
94).Homenajes, reconocimientos merecidos; pero gracias, en buena medida, a las
gestiones de algunos amigos (Alfredo Pérez-Alencart, Pedro Shimose, Blas
Matamoro, Pío Serrano, Felipe Lázaro, entre otros) y no a directrices oficiales
del gobierno español.
Y por otra
parte, lenta, e inexorablemente, la cultura cubana del exilio fue ganando
prestigio mientras aumentaba la nómina de figuras destacadas, como José Mario
Rodríguez o José Olivio Jiménez, por citar solo dos ejemplos, y en la medida
también en que los creadores y gestores de cultura fueron capaces de enfrentar
y superar todos los inconvenientes desde instituciones creadas ad hoc, como “trincheras de ideas” y
palabras.
REVISTAS Y
ASOCIACIONES CULTURALES
Este
recordatorio, esta enumeración de algunas revistas del éxodo de la isla en
España, es inevitable que comience por Encuentro
de la Cultura Cubana.
Un caso sui géneris. Una revista sin país, o
destinada a ese país virtual que es la diáspora y al país real que le cierra
sus puertas y donde casi la mitad de su tirada ha debido circular
clandestinamente durante todos estos años. Una revista hecha en Madrid para un
público disperso por todo el planeta y un país cerrado. Es, sin dudas, el mayor
empeño cultural cubano en el exilio durante este medio siglo y, para muchos, la
mejor revista cultural de tema cubano… (Ángel Esteban, 242).
La Asociación
Encuentro de la Cultura Cubana fue fundada en 1995 por Jesús Díaz, con la
estrecha colaboración de varios artistas e intelectuales, como Felipe Lázaro y
Pío Serrano, con el propósito de servir de plataforma para la edición de la
revista. En el verano de 1996 se publicó el primer número, y desde su inicio,
la revista Encuentro...se
erigió en explícito referente de la cultura cubana, esforzándose por encontrar
un margen de conciliación, optando por el rechazo explícito a ser utilizada
como vocero de algún partido, o cualquier tipo de organización política. Encuentro… fue el proyecto más duradero
del exilio cubano, el de mayor alcance, y hoy puede ofrecer, a los
investigadores interesados en el pasado, el presente y el futuro de Cuba, un
muestrario de reflexiones mucho más completo, complejo y variado que cualquier
otra publicación periódica del exilio.
Una
recordación especial merece también la excelente revista Resumen Literario
El Puente publicada entre 1979
y 1985 por la editorial La Gota de Agua, de José Mario. Cincuenta números de
exquisita factura artesanal, y de alto vuelo literario, donde colaboraron
decenas de poetas, escritores y pintores cubanos.
Otra importante publicación periódica digna de
menciones la Revista Hispano Cubana (auspiciada por la asociación homónima) que se edita en Madrid desde la
primavera1998; una publicación cuatrimestral de política, cultura y arte
desde donde se realiza una gran labor de divulgación, dirigida, como asegura su
acta de fundación, no solo al exilio cubano, sino también a la sociedad
española.
Y, en plena
actualidad; inmersos en el dinamismo de la era digital; realizando una oportuna
labor de difusión; empeñados en darle visibilidad al quehacer cultural de la
diáspora, es oportuno reconocer la labor de tres proyectos imprescindibles, que
cada vez ganan más en prestigio y lectores: Otro
Lunes (que Amir Valle y León de la Hoz sacan adelante con esforzado empeño,
y merecidos elogios), Encuentro en la Red
(con espíritu similar a la extinta publicación en letra impresa en donde
colabora Luis Manuel García, ex Jefe de Redacción de aquella), y Diario de Cuba (que cuenta con Antonio
José Pontey Raúl Rivero en el consejo de dirección).
EVENTOS CULTURALES
Solamente
haré mención de dos eventos; solo dos; de poco valor estadístico quizá, pero de
notable repercusión y alcance. En primer lugar destacaría los congresos
internacionales sobre creación y exilio “Con Cuba en la distancia”. Asambleas
de carácter científico,
cultural y académico, de reconocido prestigio internacional. Foros plurales y abiertos que se convirtieron, desde su primera
edición, en eficaces plataformas de promoción para el pensamiento y la cultura
cubana de la diáspora; analizada, escrita y divulgada desde la perspectiva y la realidad del exilio.
Y el otro evento a recordar es el puntual
y polémico La isla Entera, de 1994.
Una proyectada reunión de poetas de ambas orillas, programada desde la
Universidad Complutense, y desarrollada en la Casa de América, con la intención
de darle una mayor visibilidad a “lo cubano en la poesía”. Un homenaje a la
revista Orígenes en su 50 aniversario, lamentablemente plagado de ausencias
notables como las de Eugenio Florit, Lorenzo García Vega y Justo Rodríguez
Santos, desde el exilio; y desde Cuba, Cintio Vitier y Fina García Marruz.
Afortunadamente la presencia de Gastón Baquero, uno de los valedores del
encuentro, y el principal homenajeado, salvó a esta reunión de una catástrofe
anunciada, y al final el balance fue positivo y dialogante.
No hay comentarios:
Publicar un comentario