"El gobierno de Canada debe ser declarado explícitamente enemigo número uno de los cubanos..."
Hay que comenzar dando el
ejemplo ante un mundo que nos observa e interpela. –Cero remesas. – De manera
expedita, legal y estricta. Obligatoriamente.
Toda vez que el instinto
de supervivencia familiar es muy fuerte e incontrolable en un “exilio” en
decadencia, estas restricciones hay que promoverlas desde las
cúspides para salvar la dignidad de la diáspora.
Solamente alimentos
y medicinas, con un impuesto para la libertad. Sólo eso y nada mas que
eso. Basta de jueguitos y de paños tibios.
No se puede continuar acusando
a “los otros” de ayudar a los comunistas con las ganancias de
cualquier transacción comercial, cuando el exilio obsequia a la tiranía
cada año, tres mil millones de dólares en el remeseo de artículos frívolos y suntuarios. ¡Qué vergüenza!
Como es sabido, cualquier
plan, un "nuevo" programa, líneas de acción, campañas y otros
etcéteras por el estilo, dirigidas al cubano de la isla, son
y serán un fracaso desde sus mismos inicios. Porque van orientadas hacia
un ciudadano esclavo, acorralado, indefenso, prostituido, ignorante
y apático luego de seis decenios de terrorismo, –tres generaciones, – que
han cambiado la idiosincrasia de la cubanidad.
Los isleños no asumirán, por
ahora, la coherencia alcanzada en nuestras guerras de independencia, ni
los valores democráticos de la república. Eso es evidente.
Basta ya de "wishful
thinking”. Y de tontas ilusiones. Eso; “eso”, no es viable. Pero;
frenar el remeseo sí que
es posible; y depende de nosotros.
El gobierno del Canadá debe ser
declarado explícitamente enemigo número uno de los cubanos y cómplice
activo de una dictadura sangrienta por su actitud de cooperación con los
Castros “Caneles” desde hace seis
decenios. Han sido “el mal ejemplo” que ha quedado impune ante el
mundo.
El Vaticano y su Santidad tienen que
ser retados públicamente con firmeza y a diario en la gran prensa
italiana.
Los gobiernos de los países este
europeos, antiguos socialistas, deben constituir una alianza pro
cubana y anticomunista,–un caucus de restauración democrática al margen de la
OTAN y de la Vieja Unión Europea,– antes que seguir humillándose en la ignominia de su actual
inacción o de sus medias tintas, como han hecho hasta ahora.
Está bueno de un pacifismo a
ultranza. Construyamos una Fuerza de Autodefensa disciplinada, eficiente,
moderna, móvil, clandestina, con alto poder, –sujeta una junta civil, –
que salvaguarde nuestra dignidad y seguridad nacional. Así; – ¡nunca mas!–
nadie podrá abusar de nosotros. Cuando nos desarmamos en algún momento del
devenir histórico: ¡Perdimos!
Por último, reconocer,
sin complejos ni reticencias, que solamente los EEUU., pueden ser los garantes
de nuestra soberanía, nuestra cultura y de nuestra integridad nacional.
La anexión debe ser llevada a plebiscito. Ha llegado un momento
excepcional de nuestra historia en que la seguridad del hemisferio pasa
por la estadidad y/o el protectorado permanente de nuestra Patria.
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