"Ya en la ciudad de Mexico, cinco meses después, planea un viaje clandestino a La Habana junto a su hermana Leonor para buscar al hijo de esta y traerlo al Distrito Federal..."
Luego de su primer
destierro en España, el barco en que iba Martí a México para encontrarse con su
familia, fondeó en el Muelle de la Luz en la Habana Vieja para una escala
técnica de cuarenta y ocho horas, a media milla de su casa en la calle
Paula.Desde allí contempló en silencio la iglesia del Angel, donde fue
bautizado, a solo unas tres cuadras de distancia.
El capitán del
“Mérida” le advirtió cortemente que no podía desembarcar y colocó vigilantes en
la pasarela. Era el 31 de enero de 1876. Martí había cumplido 22 años tres días
antes en alta mar.
Ya en la ciudad de
México, cinco meses después, planea un viaje clandestino a la Habana junto a su
hermana Leonor para buscar al hijo de ésta y traerlo al Distrito Federal. Se
disfrazaron como trabajadores del carguero City of Havana, saliendo de Yucatán
el 16 de mayo de 1876 para regresar al mismo puerto y en el mismo barco el 2 de
junio. En la capital nadie le pidió documentación. En la aduana del Puerto
Progreso, a su regreso, aparece en los registros: “J. Martí, Señora e Hijo” (su
sobrino).
Poco después el 6
de enero de 1877, día de Reyes, arriba de nuevo a la Habana en el vapor Ebro,
desde Yucatán, con pasaporte falso y sus segundos nombres y apellidos: Julián
Pérez.El objetivo del viaje era entrevistarse con el padre adoptivo de su
íntimo amigo desde la escuela primaria, el médico Fermín Valdés Domínguez que
vivía en Industria y San Miguel.
El papá de Fermín
era Don José Mariano Domínguez un acaudalado sacerdote guatemalteco radicado en
Cuba. Le dió 200 pesos oro y cuatro cartas de recomendación, incluída una para
el presidente de esa república centroamericana que había sido su alumno. El
dinero fue utilizado para pagar el pasaje de la familia martiana de siete
personas de regreso desde México a la Habana y comprarles una residencia en la
capital.
EL VIAJE TRAS EL PACTO DE ZANJON.
El 31 de agosto de
1878, seis meses después el Pacto de Zanjón, desembarcaron Pepe y Carmen,
embarazada, en la Habana, luego de una travesía en el vapor Nueva Barcelona.
Entraron legalmente acojiéndose a la amnistía que el General Arsenio Martínez
Campos había decretado dos meses antes al asumir el cargo de Gobernador
General.
Este cuarto viaje,
es sin duda el más conocido de Martí, duró hasta el 25 de septiembre del año
siguiente en que fue expulsado sin juicio ni proceso por segunda vez a España.
En los trece meses de su estancia nació su hijo y trabajó en los bufetes de
Nicolás Azcárate y en el de Viondi junto a Juan Gualberto Gómez, con quien
conspiraba sin descanso. También ofreció, a los veintiseis años, sus conocidos
discursos patrióticos - literarios que lo proyectaron como líder de la
oposición anti española. Fueron, al menos tres memorables: El 28 de febrero de
1879, en el Liceo de Guanabacoa, ante el féretro del poeta Alfredo Toroella; el
26 de abril en el segundo piso de la Acera del Louvre a petición del
homenajeado periodista Adolfo Márquez Sterling y al día siguiente, de nuevo en
Guanabacoa, en el homenaje a Rafael Díaz Albertini que había ganado el primer
premio de violín en el Conservatorio de París.
QUINTO Y ULTIMO VIAJE.
Martí permanece en
el Oriente cubano solamente cinco semanas desde su desembarco el 11 de abril de
1895 en Playitas de Cajobabo hasta su muerte en Boca de los Dos Ríos el 19 de mayo.
Las peripecias de éste, su último viaje, han sido muy divulgadas.
En este 28 de
enero de 2019; 166 aniversario el nacimiento de José Martí.
Escrito en su
memoria y homenaje.
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