"El flechazo de Cupido fue inmediato, como una "chispa electrica", hiriendo a ambos con gran intensidad..."
Los recién casados,
Pepe y Carmen, ambos de 24 años y muy enamorados, llegaron a Ciudad de
Guatemala en los primeros días de enero, justo a tiempo para que Martí
comenzara sus clases en la Escuela Normal Central de la capital.
A los pocos días
Martí recibió una nota que decía así: “Hace días que llegaste a Guatemala y no
has venido a verme ¿Porqué eludes tu visita? Yo no tengo resentimiento contigo,
porque tú siempre me hablaste con sinceridad respecto a tu situación moral de
compromiso matrimonial con la Srta. Zayas Bazán. Te suplico que vengas cuanto
antes” – María
María García
Granado y Saborío era una de las hijas de las cinco que tenía don Miguel García
Granados, el muy respetado ex presidente de Guatemala. Las fotos la muestran
como una muy bonita quinceañera de aspecto sereno; pelo largo, como seda,
negrísimo con trenzas, y vestidos muy elaborados. Cantaba bien y tocaba el
piano con prestanza, cuando animaba las fiestas en la Escuela de Mujeres de
Centroamérica donde Martí impartía clases gratuitamente.
Pero estas
actividades artísticas quedaban mas bien reservadas para el interior de las
casonas de la aristocracia capitalina. El ex presidente no era la excepción y
todas las semanas invitaba a un grupo de matrimonios y a amigos de su estima
para jugar dominó o ajedrez, tomar café, charlar, oír música o declamación.
Existen dos
versiones –la de los hermanos Izaguirre, exiliados cubanos– acerca de cuando Carmen y Pepe se conocieron a
la llegada de Martí por primera vez a Guatemala. La de Manuel José: relata que
al segundo día de su arribo a Guatemala, Martí fue invitado a una fiesta de
disfraces en casa del General García Granados. Estando en el lobby vio entrar a
una joven disfrazada de egipcia y pidió que se la presentaran .El flechazo de
Cupido fue inmediato, como una “chispa eléctrica”, hiriendo a ambos con gran
intensidad. Amor a primera vista.
La historia de su
hermano, José María, que era el director de la Escuela Centroamericana de
Mujeres, es algo diferente: dice que ellos se conocieron en una velada el 21 de
marzo de 1877, organizada por él. Allí María cantó y tocó el piano.
Luego, las visitas
de Martí a las tertulias de los García Granados se sucedieron hasta su regreso
a México a fines de ese año para las vacaciones de Navidad y contraer
matrimonio, según aclaró a la familia del ex presidente desde los primeros
momentos del idilio con María.
Al regresar, ya
casado, continuó visitando la casa de los García Granados, pero
esporádicamente, como lo demuestra el álbum de bodas que Carmen le llevó al ex
presidente para su firma. No se conoce con certeza si hubo algún otro encuentro
entre María y Martí a espaldas o en presencia de Carmen en los cuatro meses que
transcurrieron desde principios de enero hasta el 10 de mayo de 1878 cuando
murió María.
LA NIÑA DE
GUATEMALA
Lo que inmortalizó
a la García Granados fue una poesía de Martí escrita trece años mas tarde en
Nueva York en su Versos Sencillos (IX). En esos momentos su matrimonio con
Carmen estaba acabado, a pesar de las dos visitas que ella hizo con su hijo
Ismaelillo a la Gran Metrópoli con el único propósito de salvar su matrimonio.
La poesía es una
joya literaria conocida en todo el mundo y traducida a todos los idiomas. Una
alegoría del romance que no pudo ser, entre un poeta romántico y una jovencita
excepcional. Una clásica “historia de amor” tal como la sintió el autor muchos
años después. Pero, carece de veracidad histórica especialmente en lo referente
al suicidio implícitamente esbozado en la séptima estrofa.
LOS HECHOS REALES.
– ¿DE QUE MUERE MARIA?
Existe una
historia familiar que corrió de boca en boca por varias generaciones con visos
de realidad. Está sostenido y grabado en Cuba en el 2008 por Sergio García Granados
un descendiente directo de la joven por vía paterna que la oyó de su mamá, que
fue contemporánea de la difunta.
María, que tenía
un resfriado, fue a bañarse en un río o lago a insistencia de un prima, una
actividad habitual en ellas. Eso ocurrió a fines de abril o principios de mayo.
El catarro, que ya padecía, empeoró en los días subsiguientes por lo que
llamaron al médico de la familia que poco pudo hacer dado los limitados
recursos de la época.
Esa evolución
tórpida es típica de las infecciones respiratorias “altas” virales cuando
“bajan” a alvéolos o bronquios transformándose en neumonías bacterianas; o
agravando una tuberculosis pre existente de la cual no hay evidencias
históricas.
Abril y mayo son
los meses más calurosos según las estadísticas del clima guatemalteco que
revisé (máximas promediando los 80 F). Por tanto, no había frío en el agua. No
conocemos la hora del fatal baño, ni el tiempo que duró.
No hay registros
históricos de una epidemia de influenza en esos años en Latinoamérica; ni es la
época de las epidemias recurrentes de esta enfermedad. La fiebre tifoidea es
posible si se bebe agua infectada o se traga un sorbo por descuido.
Por último, La
Niña pudo haber muerto de una leptospirosis dada las malas condiciones
higiénicas de las aguas de la ciudad, especialmente ríos y arroyos donde orinan
las ratas infectadas. La leptospirosis tiene una gran mortalidad y era
desconocida en esa época. Weil descubrió la espiroqueta infectante unas dos
décadas después.
A dos meses del
trágico deceso, el 6 Julio de 1878, los Martí regresaron a Cuba, Carmen con
seis meses de embarazo, acogidas a la amnistía decretada por Arsenio Martínez
Campos en la estela del Pacto del Zanjón
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