"Venezuela fue siempre una pieza fundamental en los planes imperialistas de Fidel Castro, en eso pudieron haber influido los inmensos recursos naturales del pais..."
Por
Pedro Corzo.
En breve se conmemora el aniversario 52,
mayo 1967, del fracasado intento castrista de subvertir la democracia
venezolana patrocinando un desembarco de guerrilleros cubanos y venezolanos por
la playa de Machurucuto.
Uno de los miembros de esta operación, Héctor Pérez Marcano,
fundador y dirigente del Movimiento de Izquierda Revolucionaria de Venezuela
concedió al autor de esta columna una entrevista para su libro “La Subversión
Castrista en América Latina”, por su parte, Pérez Marcano escribió
un libro titulado, “La Invasión Cubana a Venezuela”, en el que detalla la
intervención del castrismo en los asuntos internos de ese país, actualmente
sometido al totalitarismo cubano, sin un solo disparo, gracias a la traición de
Hugo Chávez y Nicolás Maduro.
Venezuela fue siempre una pieza
fundamental en los planes imperialistas de Fidel Castro, en eso pudieron haber
influido los inmensos recursos naturales del país, particularmente el petróleo,
la figura épica de Simón Bolívar y el rechazo a sus pretensiones del insigne
Rómulo Betancourt durante su visita a Caracas. Al parecer el líder adeco
percibió cuales eran los planes del déspota cubano e intuitivamente
rechazó sus pretensiones hegemónicas.
Además, el proceso revolucionario
venezolano del 23 de enero de 1958 fue en ciertos aspectos parecido al cubano,
a lo que se debe sumar la afirmación del general retirado de las Fuerzas
Armadas de Venezuela, Carlos Peñaloza, de que los vínculos del castrismo con
algunos de los grupos que participaron en el derrocamiento de Marcos Pérez
Jiménez eran estrechos y que el jefe de gobierno después de la caída de Pérez,
Wolfang Larrazábal, envió armas y dineros a los alzados de la Sierra Maestra,
además, la intelectual franco-venezolana, Elizabeth Burgos, dice que las
relaciones de los grupos de la izquierda de Venezuela con los cubanos datan
desde antes el triunfo de la insurrección intensificándose después, al extremo,
que un grupo de militantes de la juventud del Partido Comunista de Venezuela,
junio de 1959, se sumaron a la invasión organizada por Castro a República
Dominicana, operación en la que perecieron todos los combatientes venezolanos.
Un año
antes de la invasión por Machurucuto, el castrismo patrocinó, bajo la dirección de Luben Petkoff, al
frente de unas 40 personas, entre ellas, catorce individuos de nacionalidad
cubana, el fusilado general Arnaldo Ochoa Sánchez y el también general Leopoldo
Cintas Frías, un desembarco por la playa de Tucacas, estado de Falcón,
Castro le prestó tanta importancia a esta expedición que
personalmente despidió a los invasores.
El ocho de mayo de 1967, un pesquero
cubano de nombre “Sierra” llevó hasta las proximidades de Machurucuto y Boca de
Uchire, estado de Miranda, una fuerza invasora integrada por cuatro cubanos y
nueve venezolanos, entre ellos Américo Silva y Héctor Pérez Marcano quien
refiere que estaban armados de AK-47, que cada uno portaba 10,000 dólares para entregárselo a la dirección del MIR y otros
diez mil bolívares que eran para uso en la guerrilla, dice que la
implicación de Fidel Castro fue muy personal “En la mañana, a las
seis, nos acompañó hasta el barco y nos entregó a cada uno un reloj Rolex
submarino y nos dijo que era el mejor del mundo para un guerrillero porque soportaba
todo tipo de clima. Incluso le entregó a Moisés Moleiro un reloj Rolex para
Américo Martín”.
Los venezolanos se internaron en la
montaña y los cubanos regresaron a la lancha que se hundió, muriendo ahogado
uno de los militares castrista. Los sobrevivientes intentaron buscar refugio en
la selva pero toparon con una patrulla y en el enfrentamiento fue muerto el
oficial cubano Antonio Briones Montoto. Los otros dos militares, Manuel Gil
Castellanos y Pedro Cabrera Torres, quien se suicidó en la cárcel después de haber
confesado, fueron capturados por el ejército.
Uno de los cubanos que integró esta
expedición fue el general Ulises Rosales del Toro, quien según el libro de
Pablo Linares dijo: “La verdad es que a nosotros nos estuvieron
combatiendo sin cesar, desde el primer día que desembarcamos en
Machurucuto…Fueron catorce meses muy tensos, de un contacto permanente con el
contrincante”, sin duda alguna un ejército muy distinto al de la actualidad
porque defendió a ultranza la soberanía nacional venezolana.
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