"Tus ideas sobre la felicidad y filosóficas te subieron a la cima de los que vuelan alto sin proponerselo..."
Fuiste un idealista sin prejuicios, pacifista, científico, pensador,
creador de la filosofía analítica. Tu inconformismo y dolor ante las
injusticias te hizo ser indispensable para la historia. Lo trivial no estaba
hecho para ti. Tus teorías sobre la felicidad te llevaron a atravesar los
umbrales del tiempo. Tu gran inteligencia y humanidad guiaron tus pasos y tu
corazón. De ahí surgen tus célebres frases: “Tres pasiones, simples, pero
abrumadoramente fuertes, han gobernado mi vida: el anhelo de amor, la búsqueda
del conocimiento y una insoportable piedad por el sufrimiento de la humanidad.
Tuviste tu tiempo de ir a la
deriva, de experimentar lo que es la soledad y el dolor, en tu etapa infantil,
al quedar huérfano de padre y madre, y ser educado por unos abuelos estrictos y
autoritarios. Ahí comenzaron tus apasionadas lecturas sobre historia y
literatura. Te salvó el deseo de discernimiento, de aprender matemáticas, de
mantener vivo el interés. Sin duda, te abrió las puertas al conocimiento y te
hizo volar alto. Solo el que sufre es capaz de percibir el dolor ajeno. Quizás
eso fue lo que, posteriormente, te hizo llegar a ser conocido por grandes
méritos. Sí tú, Bertrand Russell, luz que brilla con luz propia.
Tus
ideas sobre la felicidad y filosóficas te subieron a la cima de los que vuelan
alto sin proponérselo. Junto con Albert Einstein firmaste un manifiesto contra
el uso de las armas nucleares y a favor de la solución dialogada de los
conflictos internacionales. Y junto con Jean Paul Sartre creaste el “Tribunal
Russell” contra los crímenes de guerra. Hombres, con corazón grande y latir
enérgico, hacían falta vuestras manos limpias de sinrazón para frenar la
barbarie que convierte al ser humano en el peor de los animales.
Entre
tus obras cabe destacar:
“Los caminos de la libertad”
“La conquista de la felicidad”
“El valor del libre pensamiento”
“Los principios matemáticos”
En 1950 recibiste
el Premio Nobel de Literatura en reconocimiento a tus variados y significativos
escritos, en los que defiendes ideales humanitarios y la libertad de
pensamiento.
En 1962, a los 90
años, mediaste en la crisis de los misiles de Cuba para evitar que se desatara
un ataque militar.
La “Fundación por
la Paz Bertrand Russell” comenzó a funcionar en 1963, en defensa de la paz, los
derechos humanos y la justicia.
Dicen que nadie es
imprescindible. Tú sí lo fuiste para la posteridad, en tu intento de frenar las
armas nucleares, por tener el coraje y la valentía de luchar con el pensamiento
y la palabra frente a los que recurren a las armas y a la destrucción. Ciertamente,
porque, además, te tocó vivir ambas guerras mundiales, la peor atrocidad a la
que el ser humano llegó.
Para concluir,
quiero recordar esta frase que te define: “Una buena vida es aquella inspirada
por el amor y guiada por la inteligencia”.
Con esta nueva contribución de la ensayista malacitana a la bibliografía centrada en aquellas figuras cuya obra ha repercutido en el pensamiento actual con vocación humanista,esta firma habitual de este compendio periódico de ideas que es Enfoque3 persevera en la excogitación de la realidad y a la vez la imaginación de pensadores y creadores de todos los tiempos, extrayéndoles la miga de sus entretelas.
ResponderEliminarAquí encontramos la valoración del apóstol de la subordinación de la Razón a los estándares de la conducta ética, coincidente en ello con el criterio de su héroe filosófico David Hume. Y al acerado analista de los fundamentos del conocimiento de las Matemáticas y la Física, el encaje de las ideas sobre lo Divino en el mundo del siglo XX, y su activismo social en oposición a la amenaza de un holocausto nuclear, junto a la apreciación sobria y fundada en conocimientos de primera mano relativa a las personalidades de primera línea de la Política mundial contemporánea –tales como Lenin, Stalin y John F. Kennedy, todos a quienes trató personalmente-.
La actuación de Russell en múltiples facetas de la actualidad política y social, incluida su postura a favor del reconocimiento al derecho del sufragio femenino a las puertas del siglo XX, le permitió enseñorearse, ya en los años cincuenta del mismo siglo, del papel de faro y guía de las expostulaciones o reivindicaciones que hoy en día, a comienzos del siglo XXI, proclaman los colectivos de personas anteriormente marginadas por la sociedad a causa de la extravagancia de sus conductas o preferencias conductuales personales, sociales o sexuales. Así, en un libro de 1950, Russell llegó a la conclusión de que,"tanto hoy como en tiempos de Locke, el liberalismo empirista (que no es incompatible con el socialismo democrático) es la única filosofía que puede ser adoptada por el hombre que, por una parte, demande alguna evidencia científica a sus convicciones y, por otra parte, desee la felicidad humana por encima de la prevalencia de cualquier partido o credo”.
María Dolores Benítez Molina nos descubre y sintetiza, magistralmente, la amplitud cognitiva pero también cívica y ética, de este gran Maestro benéfico de la Humanidad que fue Bertrand Russell.