domingo, 15 de septiembre de 2019

LAS GENERACIONES JOVENES PRESERVAN LA HERENCIA CUBANA


"Estos hombres y mujeres jovenes se identifican fuertemente con su herencia y sus raices cubanas..."

POR ILEANA ROS-LEHTINEN
Al tiempo que los cubanos en Estados Unidos marcan 60 años de exilio con reflexión, nostalgia, y dolor, muchos están enfocados en el futuro del pueblo cubano y sus ansias de libertad. Me enorgullece ver una nueva generación a la cual nuestro apóstol José Martí se refirió como “los pinos nuevos”.
Estos hombres y mujeres jóvenes se identifican fuertemente con su herencia y sus raíces cubanas, aunque no nacieron en Cuba, y, en la mayoría de los casos, ni siquiera han visitado la isla. Estos jóvenes son educados, apasionados, dedicados, y, en muchos casos, bilingües; habilidades que indudablemente contribuyen a lograr el fin del régimen opresivo de Castro y la transición a una democracia basada en la libertad, la justicia y el estado de derecho.
Uno de estos dedicados “pinos nuevos” es el joven escritor Daniel I. Pedreira. Daniel sirvió a los constituyentes del distrito congresional 27, al cual yo representé por muchos años, y ahí demostró su gran pasión por ayudar al prójimo y preservar nuestra herencia e historia para futuras generaciones.
Daniel logró un maestría y actualmente está trabajando para lograr su doctorado en una de mis almas mater, Florida International University (¡Arriba las Panteras!). A su joven edad, ha publicado dos libros sobre figuras históricas importantes de la era antes del régimen castrista. Su dedicación a resguardar las lecciones y hechos históricos de estos prominentes hombres me recuerdan a mi padre, Enrique Ros, quien publicó 19 libros antes de fallecer enfocados en la historia de Cuba, y el desarrollo político del exilio y de los cubano-americanos.
El primer libro de Daniel fue una biografía de Emilio “Millo” Ochoa, un político prominente cubano que sirvió como senador y representante en la era antes del régimen de Castro. Hasta su muerte en el exilio en Miami en el 2007, Ochoa fue el último firmante vivo de la venerada Constitución del 1940 y un estadista respetado en la comunidad cubana exiliada. La biografía de Daniel del 2013 proporcionó un resumen de la vida excepcional de Ochoa y a la vez mostró detalles sobre la dinámica de la política cubana de los años 1940 y 1950.
Más recientemente, el segundo libro de Daniel fue publicado por Lexington Books. Titulado “An Instrument of Peace: The Full-Circled Life of Ambassador Guillermo Belt Ramírez,” (Un Instrumento de Paz: La Vida del Embajador Guillermo Belt Ramírez), esta obra ofrece una interesante historia de las relaciones entre los Estados Unidos y Cuba antes de que el régimen castrista tomara el poder.
El embajador Guillermo Belt Ramírez (1905-1989) fue uno de los diplomáticos más importantes de la Cuba del siglo 20. Como embajador, Belt representó a su patria en Estados Unidos y en la Unión Soviética (1944-1949) cuando la Guerra Fría convirtió a los aliados de la guerra en enemigos. También representó a una generación de diplomáticos que, después de presenciar los horrores de la guerra, tuvieron la valentía y la visión de crear organismos internacionales tales como las Naciones Unidas (1945) y organizaciones regionales como la Organización de Estados Americanos (1948). El triunfo de Belt en las esferas diplomáticas y políticas se vio contrastado con el dolor y el sufrimiento del exilio. La fe, su familia, y un profundo sentido de patriotismo ayudaron a Belt a perseverar mientras mantenía viva su pasión por los valores e ideales democráticos de la Cuba de ayer. Así fue que se convirtió en una voz respetada y solicitada entre cubanos exiliados y en las redes diplomáticas y gubernamentales en Washington.
Hace algunas generaciones atrás, Belt también fue uno de los “pinos nuevos” de los cuales habló Martí. Graduado de la Escuela de Leyes de la Universidad de La Habana, fue secretario de Instrucción Pública de Cuba en el 1933 a los 28 años, y luego alcalde de La Habana en el 1935 a los 29 años.
Al empezar mi propia carrera en el servicio público en la Cámara de Representantes de la Florida a los 30 años, me puedo imaginar el júbilo y admiración que sintió el Dr. Belt al convertirse en un servidor público tan jovencito. Su éxito en el gobierno le abrió las puertas a su carrera diplomática. Su muerte en julio del 1989, casi dos meses antes de mi propia elección al Congreso de Estados Unidos, sirve como recordatorio simbólico de los movimientos generacionales que han transcurrido en las últimas seis décadas.
También demostró que el pueblo cubano, tanto los presos de conciencia como los exiliados, continuarían contando con una voz en la Capital de nuestra nación.
Los libros de Daniel proveen una contribución académica y literaria necesaria a la literatura más extensa sobre la historia de Cuba, las ciencias políticas, y las relaciones internacionales durante el periodo del establecimiento de la República de Cuba en el 1902 hasta su colapso en el 1959. Dada la manipulación por parte de la dictadura castrista a los datos históricos y el inevitable paso del tiempo, personalidades claves y eventos en la historia cubana, tales como los que describe Daniel, corren el riesgo de ser perdidos para siempre. A su vez, los estudios cuidadosos de Daniel sobre la historia de Cuba y su política nos ayudan a interpretar eventos de hoy en día en Cuba a través de un lente multi-dimensional y matizado.
Es notable que Martí diera su famoso discurso sobre los “Pinos Nuevos” en el 1891 en la ciudad de Tampa, donde residían grandes números de exiliados cubanos y sus descendientes. Solo una década después, esos “pinos nuevos” celebraron, junto a sus hermanas y hermanos cubanos, el nacimiento de la República de Cuba, independiente y democrática. Como sus antepasados, hoy los “pinos nuevos” en Miami, Washington, Nueva York, y alrededor del mundo contribuyen con sus conocimientos y amor por su herencia hacia la libertad y justicia para el pueblo de Cuba.


NOTA: Daniel I. Pedreira es miembro de la directiva del PEN CLUB de Escritores Cubanos en el Exilio y preside su Comité de Escritores en Prisión


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