"Estos hombres y mujeres jovenes se identifican fuertemente con su herencia y sus raices cubanas..."
Al tiempo que los
cubanos en Estados Unidos marcan 60 años de exilio con reflexión, nostalgia, y
dolor, muchos están enfocados en el futuro del pueblo cubano y sus ansias de
libertad. Me enorgullece ver una nueva generación a la cual nuestro apóstol
José Martí se refirió como “los pinos nuevos”.
Estos hombres y mujeres jóvenes se identifican fuertemente con su herencia y sus raíces cubanas, aunque no nacieron en Cuba, y, en la mayoría de los casos, ni siquiera han visitado la isla. Estos jóvenes son educados, apasionados, dedicados, y, en muchos casos, bilingües; habilidades que indudablemente contribuyen a lograr el fin del régimen opresivo de Castro y la transición a una democracia basada en la libertad, la justicia y el estado de derecho.
Estos hombres y mujeres jóvenes se identifican fuertemente con su herencia y sus raíces cubanas, aunque no nacieron en Cuba, y, en la mayoría de los casos, ni siquiera han visitado la isla. Estos jóvenes son educados, apasionados, dedicados, y, en muchos casos, bilingües; habilidades que indudablemente contribuyen a lograr el fin del régimen opresivo de Castro y la transición a una democracia basada en la libertad, la justicia y el estado de derecho.
Uno de estos dedicados
“pinos nuevos” es el joven escritor Daniel I. Pedreira. Daniel sirvió a los
constituyentes del distrito congresional 27, al cual yo representé por muchos
años, y ahí demostró su gran pasión por ayudar al prójimo y preservar nuestra
herencia e historia para futuras generaciones.
Daniel logró un
maestría y actualmente está trabajando para lograr su doctorado en una de mis
almas mater, Florida International University (¡Arriba las Panteras!). A su
joven edad, ha publicado dos libros sobre figuras históricas importantes de la
era antes del régimen castrista. Su dedicación a resguardar las lecciones y
hechos históricos de estos prominentes hombres me recuerdan a mi padre, Enrique
Ros, quien publicó 19 libros antes de fallecer enfocados en la historia de Cuba,
y el desarrollo político del exilio y de los cubano-americanos.
El primer libro de
Daniel fue una biografía de Emilio “Millo” Ochoa, un político prominente cubano
que sirvió como senador y representante en la era antes del régimen de Castro.
Hasta su muerte en el exilio en Miami en el 2007, Ochoa fue el último firmante
vivo de la venerada Constitución del 1940 y un estadista respetado en la
comunidad cubana exiliada. La biografía de Daniel del 2013 proporcionó un
resumen de la vida excepcional de Ochoa y a la vez mostró detalles sobre la
dinámica de la política cubana de los años 1940 y 1950.
Más recientemente,
el segundo libro de Daniel fue publicado por Lexington Books. Titulado “An
Instrument of Peace: The Full-Circled Life of Ambassador Guillermo Belt
Ramírez,” (Un Instrumento de Paz: La Vida del Embajador Guillermo Belt
Ramírez), esta obra ofrece una interesante historia de las relaciones entre los
Estados Unidos y Cuba antes de que el régimen castrista tomara el poder.
El embajador
Guillermo Belt Ramírez (1905-1989) fue uno de los diplomáticos más importantes
de la Cuba del siglo 20. Como embajador, Belt representó a su patria en Estados
Unidos y en la Unión Soviética (1944-1949) cuando la Guerra Fría convirtió a
los aliados de la guerra en enemigos. También representó a una generación de
diplomáticos que, después de presenciar los horrores de la guerra, tuvieron la
valentía y la visión de crear organismos internacionales tales como las
Naciones Unidas (1945) y organizaciones regionales como la Organización de
Estados Americanos (1948). El triunfo de Belt en las esferas diplomáticas y
políticas se vio contrastado con el dolor y el sufrimiento del exilio. La fe,
su familia, y un profundo sentido de patriotismo ayudaron a Belt a perseverar
mientras mantenía viva su pasión por los valores e ideales democráticos de la
Cuba de ayer. Así fue que se convirtió en una voz respetada y solicitada entre
cubanos exiliados y en las redes diplomáticas y gubernamentales en Washington.
Hace algunas
generaciones atrás, Belt también fue uno de los “pinos nuevos” de los cuales
habló Martí. Graduado de la Escuela de Leyes de la Universidad de La Habana,
fue secretario de Instrucción Pública de Cuba en el 1933 a los 28 años, y luego
alcalde de La Habana en el 1935 a los 29 años.
Al empezar mi
propia carrera en el servicio público en la Cámara de Representantes de la
Florida a los 30 años, me puedo imaginar el júbilo y admiración que sintió el
Dr. Belt al convertirse en un servidor público tan jovencito. Su éxito en el
gobierno le abrió las puertas a su carrera diplomática. Su muerte en julio del
1989, casi dos meses antes de mi propia elección al Congreso de Estados Unidos,
sirve como recordatorio simbólico de los movimientos generacionales que han
transcurrido en las últimas seis décadas.
También demostró
que el pueblo cubano, tanto los presos de conciencia como los exiliados,
continuarían contando con una voz en la Capital de nuestra nación.
Los libros de
Daniel proveen una contribución académica y literaria necesaria a la literatura
más extensa sobre la historia de Cuba, las ciencias políticas, y las relaciones
internacionales durante el periodo del establecimiento de la República de Cuba
en el 1902 hasta su colapso en el 1959. Dada la manipulación por parte de la
dictadura castrista a los datos históricos y el inevitable paso del tiempo,
personalidades claves y eventos en la historia cubana, tales como los que
describe Daniel, corren el riesgo de ser perdidos para siempre. A su vez, los
estudios cuidadosos de Daniel sobre la historia de Cuba y su política nos
ayudan a interpretar eventos de hoy en día en Cuba a través de un lente
multi-dimensional y matizado.
Es notable que
Martí diera su famoso discurso sobre los “Pinos Nuevos” en el 1891 en la ciudad
de Tampa, donde residían grandes números de exiliados cubanos y sus
descendientes. Solo una década después, esos “pinos nuevos” celebraron, junto a
sus hermanas y hermanos cubanos, el nacimiento de la República de Cuba,
independiente y democrática. Como sus antepasados, hoy los “pinos nuevos” en
Miami, Washington, Nueva York, y alrededor del mundo contribuyen con sus
conocimientos y amor por su herencia hacia la libertad y justicia para el
pueblo de Cuba.
NOTA: Daniel I. Pedreira es miembro de la directiva del
PEN CLUB de Escritores Cubanos en el Exilio y preside su Comité de Escritores
en Prisión
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