"No se dejo seducir por una vida en las que sus obligaciones con la tierra en la que había nacido no estuviera presente..."
Por
Pedro Corzo.
De nuevo reafirmo mi percepción de que
las más de las veces los primeros en partir al infinito son los buenos, los que
cumplen sus deberes con la sociedad y la Patria, mientras los Caínes, esos que
asesinan a sus hermanos, siguen disfrutando la cosecha de su maldad en Cuba.
Escribo esto en relación a la
partida del hermano del presidio político Abel Nieves Morales, un hombre
frugal, austero, que cumplió 21 años de presidio de una condena de 20,
atrocidades del totalitarismo cubano, que gusta dejar a los presos tras las
rejas aunque hayan extinguido su sanción, los que la historia recoge como “los
recondenados”.
Abelito, como le decían cariñosamente,
fue un guerrillero toda su vida. Un rebelde con causa, un defensor incansable
por reinstaurar en Cuba la libertad ciudadana y la democracia. Nunca se
preocupó por su bienestar personal. No se dejó seducir por una vida en
las que sus obligaciones con la tierra en la que había nacido no estuvieran
presentes. En el exilio trabajó para vivir, no para disfrutar las ventajas de
esta sociedad.
Su residencia por muchos años fue
la Casa del Preso, que fundó Renán Llanes, otro ex prisionero que tuvo a Cuba y
la libertad en su corazón hasta el día de su muerte. Enfermó en ese santuario
de cubanía, de allí fue conducido a un hospital, falleciendo poco
después.
Abel cooperaba con todos los que
combatieran el totalitarismo insular, no obstante, su mayor interés, radicaba
en rendirle tributo a los mártires de este proceso libertario. Se encargó de
buscar decenas de fotos de los caídos en esta larga lucha. Ayudó a confeccionar
la galería de mártires de la Casa del Preso, compartía la información que
conseguía. La última vez que nos vimos me entregó para el Instituto de la
Memoria Histórica Cubana contra el Totalitarismo una gran cantidad de
documentos y una copia de la histórica foto que le sacara el también
guerrillero Austin Young
en la Sierra de los Órganos, como relata el jefe guerrillero Fernando Pruna
Bertot.
Su oposición a la dictadura fue
instantánea. Fue testigo clandestino de los infames fusilamientos que ordenaba
Ernesto Guevara en la fortaleza de La Cabaña. Antes de alzarse en armas,
conspiró, fue apresado, lo encerraron en una de las gavetas horizontales del
castillo de Atares. No podía moverse, en un espacio en el que apenas cabía,
estuvo tumbado varios días, fue una cruel experiencia, un relato que
recoge el documental “Las Torturas de Castro” de Luis
Guardia.
Esa horrenda tortura no lo
doblegó, cuando lo excarcelaron dejó los estudios para siempre y se enroló en
la conspiración de Trinidad de 1959, conocida como “la trujillista”. Detenidos
la mayoría de sus compañeros en esa conjura, se sumó con solo 17 años,
septiembre de 1959, al grupo guerrillero que comandaba Pruna Bertot en las
montañas de la provincia de Pinar del Rio.
Combatió hasta ser apresado, sobre
su detención le dijo a este columnista, recogido en el libro
“Confrontación”, “Después de mi arresto el
capitán Borjas Borjas me ató a un palo junto a Víctor López Becerra
y dijo que nos iba a fusilar pero en el momento en que nos apuntaba
con un fusil entró el capitán Vicente Martínez Rodríguez, jefe del Escuadrón 63
de Consolación del Sur, posteriormente preso político como otros muchos
oficiales rebeldes dignos, y le gritó a Borjas, “Oye, no hice
Revolución para esto, recuerda lo que dijo Escalona, si los cogen vivos tienen
que traerlos vivos”, contestándole Borjas, “Escalona no sabe lo que pasa aquí”.
La prisión lo forjo todavía más.
Fortaleció su conciencia cívica. No hubo frustración o desencantos que le
impidieran continuar la lucha a la cual se había entregado toda su vida. Abel
Nieves escogió su destino. Decidió enfrentar la dictadura a tiempo
completo, esa fue su manera de vivir y hasta el día de su muerte fue un
misionero del compromiso por una Cuba Libre.
Fue un honor conocer a Abel y
pensándolo bien es de creer que no descansa en Paz, como debe hacer todo hombre
libre, mientras los caínes sigan oprimiendo a la nación cubana.
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