"Morales esta fuera del gobierno, exiliado en México como otros muchos bolivianos tuvieron que hacerlo durante su mandato..."
Por Pedro Corzo.
La firme
embestida de la Resistencia Boliviana contra la dictadura castro chavista de
Evo Morales lo obligó a abandonar el poder. La voluntad del pueblo se impuso a
la represión y al fraude. Las fuerzas policiales y los institutos armados
simplemente rechazaron usar la violencia contra quienes reclamaban el derecho a
ser libres. No hubo golpe militar, ni otra gestión que se aproxime.
El
déspota renunció. El vació de poder que creo con sus acciones no fue llenado
con uniformados, sino con una senadora opositora, Jeanine Núñez, que
ha prometido convocar a nuevo comicios.
Morales
esta fuera del gobierno. Exiliado en México como otros muchos bolivianos
tuvieron que hacerlo durante su mandato. En realidad merecía la cárcel, sus
abusos fueron muchos, incluida esta última manipulación electoral que la OEA
condeno con energía.
Afirmar
que Morales fue depuesto por un golpe es cambiar la realidad. Los institutos
armados bolivianos, incluidas las fuerzas policiales, respaldaron al déspota en
todos sus intentos para perpetuarse en el poder, sin dudas que existieron
excepciones, pero no las suficientes. Lo abandonaron cuando se les presentó la
alternativa que la lealtad al verdugo significaba una represión brutal contra
los ciudadanos, por suerte, primó el sentido de nación en
las fuerzas castrenses boliviana y dejaron a un lado el “Patria o muerte,
Venceremos”, un lema castrista que Evo Morales impuso en las Fuerzas
Armadas en el 2010.
La
conducta de las Fuerzas Armadas, fue consecuencia de la rebelión popular. La
toma de conciencia ciudadana fue tan vigorosa que llegó a los cuarteles y estos
decidieron retirarle su respaldo a Morales, no lo derrocaron.
El pueblo
actuó cuando se percató que la vía electoral estaba viciada. Cuando vio el
descomunal fraude que buscaba perpetuar un régimen de odio y
falsedades.
Lo
ocurrido en Bolivia es un claro mensaje a todos los opresores de que el miedo
puede ser vencido, y un mandato de esperanza a
los avasallados, de que la Rebelión es viable cuando se interpreta
la voluntad de las mayorías. No en vano la propia declaración universal de los
Derechos Humanos reconoce esa prerrogativa ciudadana.
El pueblo
boliviano demostró que cuando el ciudadano se dispone a hacer uso de
la soberanía, conmueve las estructuras del poder y puede destruirlo. Además de
que la Resistencia no debe pautarse, que la espontaneidad popular no
debe ser castrada y que las acciones contra el despotismo aunque parezcan
contradictorias, resultaran exitosas si están orientadas al mismo objetivo.
La gesta
de la resistencia boliviana contra Morales marca un precedente exitoso en la
confrontación con los regímenes que representan el modelo del Socialismo del
Siglo XXI. Evo Morales de todos los déspotas de esa estirpe fue el más
ortodoxo, cumplió al detalle las instrucciones de sus patrocinadores, en
particular las relacionadas con la manipulación de la gestión electoral y la
creación de un clientelismo político afín a sus intereses, no obstante, una vez
más se comprobó que no hay propuesta política consolidada, bien
atada, si el pueblo decide cortarla.
Huelga
afirmar que este final feliz de la autocracia de Evo Morales no significa la
destrucción de la propuesta que encarnó en su país y que representan
Daniel Ortega en Nicaragua y Nicolás Maduro en Venezuela. Todavía mas, los
bolivianos tienen que seguir alerta, estar pendientes de maquinaciones
nacionales e internacionales que trataran de revertir los resultados. Las
acusaciones de golpe de Estado tienen como objetivo restarle legitimidad a la
revuelta. Buscan contaminar la victoria popular y que el nuevo Gobierno no
tenga el reconocimiento que merece. Evo Morales aseguró a su llegada a México
que continuara la lucha y no es de dudar que cumplirá sus promesas.
Aislar
las nuevas autoridades es el objetivo y desestabilizar al país el método. Los
populistas marxistas han demostrado ser capaces de generar caos, crear crisis
estructurales para tomar el poder. Saben también que la solidaridad política no
es una virtud de los demócratas del hemisferio y que es fácil que estos
abandonen a sus aliados naturales cuando están sometidos a ataque. Los
bolivianos deben estar listos para defender su victoria, e impedir que le
escamoteen las esperanzas como le pasó al pueblo venezolano en el 2002.
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