CATOLICOS ANTICAPITALISTAS --¿QUIEN LOS ENTIENDE ?
A esta cruzada secular se han
unido desde el siglo XIX algunos católicos de la progresía que utilizan – aún
ahora a veinte años del inicio del siglo XXI— la crítica anticapitalista que
hizo León XIII cuando la Rerum Novarum. Eso fue en 1891; han pasado 129 años.
León no conoció al socialismo real, el de Lenin, que llegó al poder en1917, ya
que había muerto 14 años antes. Pero este notable papa, que no es santo de la
iglesia, estaba bien asesorado por el obispo alemán Emmanuel Von Ketteler un
enamorado pasional de las doctrinas socialistas, especialmente las del
socialista utópico Lassalle con el cual se carteaba. Mons. Emmanuel fue uno de
los tres redactores de la carta constitucional de la Sociología Católica, la
Rerum Novarum, que intronizó al evangelio en la modernidad; de aquí su
importancia.
Por supuesto, que León y
Emmanuel sabían poco o nada de economía. Esta disciplina nunca se ha estudiado
en los seminarios. Actualmente es una disciplina secular, bien diferente a la
del siglo XIX . La economía moderna ha producido varios premios Nobel, ajenos
lamentablemente, a la enseñanza de la iglesia. Pocos clérigos, incluyendo los
de la Curia, hacen post grado en economía y el analfabetismo en estos asuntos
está pululo aún dentro de la intelligentzia
snobista católica.
En el 2020 resulta evidente que
la pobreza y la desigualdad no la generan el liberalismo económico , como se
acostumbraba a decir graciosamente desde los púlpitos de misa y olla unos años
atrás. La evidencia es apabullante en contra del socialismo que se conoce que
nunca trabajó en pos del bien común, ni de la justicia social. Demostrado está.
La progresía intelectual
católica especialmente las del tercer mundo, paradójicamente, sigue unida a las
ideas decimonónicas más atrasadas del catolicismo. Adopta un clericalismo
infantil atado a la inefabilidad del magisterio en asuntos seculares y a la
demonización del capitalismo “salvaje”; lo cual mueve a risa y a compasión.
No es sabio juzgar a un grupo
de diletantes; pero al combatir el individualismo, la riqueza y la libertad que
engendra el capitalismo, la progresía católica ( las otras Iglesias no poseen
un cuerpo articulado de doctrina social) no ayuda al Pueblo de Dios, como lo
concibió el Concilio. Esto se hace patente en su crítica sin frenos al
liberalismo y en su poco énfasis en la cristianización de ricos y poderosos
para que promuevan los cambios necesarios en la ética de las economías. En
definitiva: ésa fue la propuesta fundamental de León XIII en 1891.
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