"Esta terminología oficial no es caprichosa ni aleatoria..."
Por Pedro Corzo
Los regímenes
totalitarios por su naturaleza excluyente y refundadora cuando acceden al poder
disponen la ejecución de cambios estructurales en toda la
sociedad, siendo uno de sus objetivos principales el lenguaje, de
ahí la creación de un vocabulario propio que transita por aplicar nuevo
significado a ciertas palabras, la invención de vocablos y el uso
indiscriminado de términos despreciativos.
Esta
gestión genera diferentes reacciones en todos los sectores, particularmente
entre los que se oponen a la nueva propuesta, porque es una condición más de
imponer el pensamiento y la gestión oficial.
Este nuevo
entramado lingüístico forma parte de la represión que es universal. No queda
resquicio en el que no haga acto de presencia un guardián celoso de
sus prerrogativas. La oposición para mantener su quebrantada identidad busca
espacios en los que pueda conservar y extender su independencia, incluida la
comunicación, de ahí su inclinación a generar también un lenguaje propio que en
alguna medida tiende a reafirmar la identidad previa al régimen totalitario.
Lo curioso es que el nuevo lenguaje gubernamental
tiende a captar audiencia aun en sectores que rechazan el proyecto. Por
ejemplo, Adolfo Hitler le decía a sus opositores “cucarachas”, Fidel Castro,
“gusanos” y Hugo Chávez, “escuálidos”, palabras denigrantes con las
cuales, paradójicamente, gustan identificarse algunos de sus enemigos, como
para afirmar que se encuentran entre los que el régimen rechaza.
Esta terminología oficial no es caprichosa ni
aleatoria. Tiene el objetivo clave de ridiculizar la oposición y
desacreditar sus propuestas con palabras humillantes, por ejemplo, para
combatir a los guerrilleros que enfrentaron al régimen con las armas en las
manos en la década del 60 la dictadura creó un cuerpo militar
particularmente sádico que llamó “lucha contra bandidos”. Esta unidad se hizo
muy conocida y cuando la oposición hacía referencia a ella, estaba calificando
de bandidos a sus propias huestes.
Cambiar
los significados e inventar palabras tiene el objetivo de crear una
narrativa útil en la manipulación de la opinión pública, mientras,
recrean el pasado e instrumentan un presente continuo a su conveniencia
erigiendo un futuro que justifique sus actuaciones y les perpetúe en la
conciencia pública. Las dictaduras ideológicas no dejan nada al azar, procuran
ensamblar todas las puntas por insignificantes que estas puedan parecer porque
su visión del poder es absoluta no parcial.
El lenguaje es objeto de represión, paradójicamente,
el silencio también. Callar en actos públicos, no vociferar y dejar de usar el
lenguaje ofensivo y escatológico del oficialismo, hace que el
individuo sea señalado como contrario al proceso.
Cuando la
fracasada Zafra de los 10 millones, otro fiasco de la dictadura, el ciudadano
perfecto tenía que gritar cuando era la ocasión de que “Van, Van” en referencia
al éxito de la magna zafra. Dejar de participar en el espectáculo significaba
no tener confianza en los planes de la Revolución, igual a ser
contrarrevolucionario. Una muestra fue la constitución de un popular grupo
musical llamado los “Van, Van”.
El
castrismo ha sido particularmente creativo en su lenguaje y en sus consignas.
Las
consignas son elaboradas y promocionada desde el DOR, Departamento de
Orientación Revolucionaria, donde también se forjaban palabras en un intento
por refundar el idioma. Esta tarea, con propósitos muy claros, era parte clave
del trabajo de adoctrinamiento sobre el cual se fundamentaba el futuro que
intentaban construir. Una de las razones por las cuales la educación y los
medios de comunicación son patrimonio del Partido o el grupo mafioso en el
poder.
Para
aquellos que tuvieron la suerte de no padecer la creatividad lingüística del
castrismo y para quienes tuvimos que sufrirla, es importante conocer o
recordar, según el caso. Los slogans y consignas se cuentan
por cientos, “aquí no se puede estar en la cerca”, “abajo y de un
solo tajo”, “resolviendo”.
Cuando un
trabajador no tiene empleo la dictadura lo califica como “interruptor” “excedente”
o “disponible”, nunca desempleado. “Parametrado” es de reciente invención. No
hay prostitutas sino “jineteras”. Las requisas en las prisiones son
“visitas e control”. Muchos certificados de defunción de fusilados en la parte
de causa de la muerte dicen “desangrado”.
El
castrismo crea su realidad, palabras y expresiones para confundir y
manipular mejor a la masa a sus intereses.
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