OPCION PREFERENCIAL POR LOS POBRES Y POR LAS DICTADURAS DE IZQUIERDA
Por Santiago Cárdenas.
Era
1979. A veinte años del triunfo de la involución cubana. La respuesta tardía de
los obispos de Latino América (CELAM ) a Fidel Castro –en su III Asamblea General en Puebla de los Ángeles,
México–; fue:
“La opción preferencial [de la iglesia católica]
por los pobres; los jóvenes y los constructores de una sociedad pluralista.“
Una alusión a la consigna del dictador cuando
en el inicio de la persecución religiosa insistía en que "Traicionar al
pobre es traicionar a Cristo."
Desde
entonces este consejo pastoral ha devenido en una “consigna” que ha hecho las delicias de las izquierdas, de
los teólogos de la liberación y de la
progresía laical anticapitalista. Ellos, en su miopía política, insisten en
imponer y asociar la ya citada pobreza con el capitalismo. ¡Vaya!
En el 2020
todos sabemos; es evidente,qué y quiénes son los que generan la pobreza institucional... y las hambrunas y la falta de libertades. Todos
lo saben, a excepción de algunos laicos de misa y dólar y los profesores de las
madrazas izquierdistas católicas que no han estudiado economía política; pero
que orgullosamente siguen creyendo que la teología es la llave para la crítica social.
Claro, que de las tres opciones de Puebla, la que pegó fue la primera. Las
otras dos muy pronto se fueron a bolina como el papalote de Tato o el rapto del
profeta Elías.
Y es que esa tercera opción; la de la
construcción de sociedades pluralistas, no “cuadra” a los socialismos porque nos
lleva de la mano a un capitalismo democrático, por ende, cristiano, como
plantea Michael Novak, el padre del
catolicismo social moderno o de Marvin Olansky
el protestante pionero del conservadurismo compasivo.
La opción preferencial por los pobres, tan
publicitada, tiene sus problemitas. El más importante es que el adjetivo
preferencial no aparece en los evangelios. Más claro: no es palabra de Dios. O
sea: palabra de hombres bien
intencionados, pero sujeta al escrutinio de mentes libres. También es ignorada por la otra cristiandad, laque no se
identifica con Roma. Y por supuesto, por los católicos, apostólicos y romanos que entienden
bien que la inefabilidad papal no se
aplica a estos menesteres de la
pobreza en la modernidad.
El mandato bíblico sí que es explícito: a los
pobres siempre los tendrán con Uds.(Juan 12,8).La pobreza , aparece en las dos
versiones de nuestra carta
constitucional: las buena venturanzas. En la primera, la de Mateo, capítulo 5,
como pobres de espíritu ( adjetivo
calificativo que complica la hermenéutica )
y en Lucas 12 solamente como pobres sin calificativos. En ambaslecturas
como bienaventurados. Pero nada de
opciones y mucho menos de preferencias.
Y esto
en boca de un Jesús histórico que de
pobre de solemnidad tenía muy poco. Más bien una persona de la clase media con
buena relación con los ricos, que pagaba taxes
y que bien vestía, comía y bebía junto a su staff. Posiblemente trabajó como handy
man en Sephoris la capital de Galilea en construcción por Herodes en la cercana
Nazareth. Nada de taller de carpintería
en su cuidad de adopción. Ni de desempleo; ni de majaseo.
Asistimos en este siglo a otra opción : la de
los entusiastas franciscanos en su preferencia
por las dictaduras de izquierda,especialmente las del siglo XXI—Castro, Chávez,
Evo Morales, Rafael Correa , Ortega–… Es : el tercer mundo latinoamericano en todo
su esplendor de corrupción y socialismo. También, pero, más lejos, en el ñiqui–ñaque
con los mandarines chinos y su iglesia nacional con la que cuadraron la caja.
Curioso Los que aceptan estas preferencias son las
mismas personas que han institucionalizado la pobreza como modus vivendi y operandi
dentro del catolicismo.
No
aceptan el capitalismo democrático como generador del bien común y la justicia
social y seguirán con su chequecito en contra
del inexistente capitalismo salvaje. Continuarán, al parecer, viviendo en
el error –con el arique y mentalidad tercermundista – pero viviendo felices en
los guettos latinos del primero. Por los siglos de los siglos. Amén.
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