En la
actualidad, vemos como algunas dictaduras son duramente criticadas por los
organismos internacionales y los representantes de los países occidentales,
esto me complace. Sin embargo, otras con un largo historial de violaciones de
todo tipo son tratadas con guantes de seda, y hasta con las bendiciones de la
santa madre iglesia, esto me disgusta. Veamos algunos ejemplos.
Creemos que ambos gobiernos debieran ser repudiados con igual
fortaleza, pero si hubiera que establecer alguna diferencia, este repudio
tendría que ejercerse con mayor fuerza contra aquellos regímenes que por más
tiempo y con mayor crueldad han ejercido la represión contra sus pueblos. Pero,
la realidad es muy distinta. Comprobémoslo.
El gobierno de Barack Hussein Obama ha restablecido las relaciones
diplomáticas con los Castros sin que estos hayan cambiado un ápice ni la
represión interna ni las intervenciones externas, les ha liberado espías
condenados a cadenas perpetuas y se ha burlado de la ley Helm Burton
otorgándole todo tipo de concesiones a los tiranos. Sin embargo, emite
sanciones contra dirigentes del gobierno venezolano y amenaza con nuevas
presiones contra Maduro. El secretario general de la OEA Luis Almagro, que ha
declarado como uno de sus principales objetivos el reincorporar al gobierno
cubano a su organismo, por otro lado lucha con fiereza justa para aplicar la
Carta Democrática a la dictadura venezolana. El Parlamento Europeo acaba de
aprobar una resolución instando a las autoridades venezolanas a poner en
libertad a los presos políticos, mientras que sus representantes viajan
constantemente a Cuba con la intención de mejorar las relaciones económicas y
políticas, claro tratando siempre de no lastimar la sensibilidad de los
Castros. No son los únicos, muchos líderes latinoamericanos han ido a Cuba como
hembras en celo a retratarse con el macho cubano.
En Junio 28 del 2009 el Tribunal Supremo de Honduras, en uso de sus
facultades constitucionales, aprobó por unanimidad la destitución de Manuel
Zelaya debido a sus ilegales medidas tratando de llevar su país al socialismo
del siglo XXI. El Congreso designó para terminar el período restante, por
mayoría abrumadora, a su presidente Roberto Micheletti, todo esto con el
beneplácito del Tribunal Supremo Electoral, los candidatos presidenciales de
los principales partidos y la bendición del cardenal de la iglesia católica.
A pesar de todas estas legitimaciones, el presidente Obama y su
secretaria de Estado Hillary Clinton desconocieron el gobierno, organizaron
alianzas en su contra y hasta cometieron la infamia de suspender la visa de
Estados Unidos a Roberto Micheletti. La insulsa OEA se rasgó las vestiduras por
la “injusticia” contra Zelaya. La Unión Europea condenó la destitución de
Zelaya y asómbrense Raúl Castro pidió el retorno de la democracia en Honduras.
Chávez puso sus tropas en alerta y el resto de los mariposones comenzaron su
hipócrita danza.
Sin embargo, una monarquía totalitaria como la de Corea del Norte,
responsable de la muerte de miles de norteamericanos, violadora de todas las
normas del derecho internacional, que ha desarrollado armas nucleares con las
que amenaza constantemente a sus vecinos es tratada con más respeto y
consideración que a Micheletti. Se le otorgan ayudas para paliar las hambrunas
que ellos mismos provocan y se les ofrecen diálogos para resolver las
violaciones que cometen.
La pregunta obligada sería ¿Por qué sucede esto? , creo que existe una
razón principal y dos razones coadyuvantes. La más poderosa, sin duda, es la
fortaleza y capacidad de reacción de la dictadura en consideración. Los Castros
tienen la organización, los recursos y la voluntad para contraatacar cuando son
agredidos y lo han hecho, por eso evitan enfrentarlos. Lo mismo sucede con Kim
IL Jung, sobretodo ahora que tiene sus juguetitos nucleares. Sabemos que no le
tembló el pulso para asesinar a familiares y generales, no creo que sea más
compasivo con sus enemigos.
Otro de los factores a considerar es la filiación política de la
dictadura. Si son de izquierda la prensa internacional tiende a ser mucho más
“comprensiva”, a justificar lo que en una dictadura de derecha puede ser un
crimen injustificable. Recuerden que Pinochet eras un tirano criminal y Raúl
Castro resulta ser un estadista moderado.
La capacidad económica también influye en como son enjuiciadas las
dictaduras. Cuando Chávez nadaba en la abundancia nadie osaba molestarlo,
dondequiera lo recibían con honores. Los petrodólares compraron conciencias y
cosas peores. Ahora que Maduro esta en la miseria todo el mundo está dispuesto
a pegarle.
Estas realidades son tristes y tienden a deprimir, pero si no se
reconocen jamás podrán ser superadas.
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