Por, Pedro Roig
El desastre de Venezuela ya se siente en Cuba, obligando al General Raúl Castro a pedirle a los cubanos que se aprieten más los cinturones.
El
controversial “deshielo” del presidente Obama con los militares cubanos, que
potenciaría la economía, ha resultado ser un espejismo fabricado por una
agresiva campaña mediática, encabezada por el New York Times, con cuatro
editoriales aferrados a obsoletos esquemas revolucionarios, y el afán de
protagonismo de los que sufren el síndrome “hubris”, que exalta la vanidad y el
narcisismo.
Pero
Raúl Castro se ocupó de disipar el espejismo cuando enfrentado al colapso
económico de Venezuela, comprobó que al presidente no le queda mucho tiempo en
la Casa Blanca (6 meses), ni tiene los votos parar levantar el embargo. Por el
contrario, con el liderazgo de Ileana Ros-Lehtinen, Mario Díaz-Balart, Carlos
Curbelo y Albio Sires y los senadores Robert Menéndez y Marco Rubio se han
reforzado las sanciones a la dictadura militar de Cuba.
En
el VII Congreso del Partido Comunista (PCC) se reafirmó la vigencia del Buró
Político del Partido como el poder supremo del Estado. El Congreso terminó con
los delegados cantando la “Internacional Comunista”. Tal vez el mensaje más
oportuno para el pueblo cubano fue la frase “de pie los esclavos sin pan”.
El
desastre de Venezuela ya se siente en Cuba, obligando al General Raúl Castro a
pedirles a los cubanos que se aprieten más los cinturones.
Ahora
Cuba se prepara para el desastre de Venezuela y el impacto devastador de un
segundo Período Especial. Esto lo hacen sin abandonar la sucesión dinástica. El
problema que enfrentan los hijos de la revolución es que la Cuba que pudieran
heredar no es un paraíso sino un parásito económico. La producción del “socialismo
irreversible” es incapaz de generar los alimentos y mercancías necesarios para
subsistir.
Es
evidente que los cubanos temen volver a la época en que se desintegró la Unión
Soviética (1991-1995) y Cuba perdió el billonario subsidio financiero de la
“Patria del Socialismo”. La enorme ayuda de Venezuela (se calcula en $10
billones) ha caído en más del 60% y va en picada. Esto si es catastrófico.
Marino
Murillo, el ex Ministro de Economía, actual vicepresidente del Consejo de
Estado y encargado de la actualización del modelo económico, señaló
recientemente la necesidad de un plan de austeridad energética que tendrá
rebajas hasta de un 50% en los combustibles disponibles y la electricidad que
se suministra a las entidades del Estado.
Murillo
indicó que el país enfrenta un “complejo escenario” que ha reducido los
ingresos creando dificultades parar cumplir las obligaciones de pagos. Es obvio
que ni la utilidad neta del turismo, ni la venta del níquel, ni el tabaco, ni
el ron, ni las remesas pueden remediar la caída del subsidio de Venezuela.
Además, Cuba tiene que importar más del 70% de los alimentos, incluyendo para
el consumo de los turistas. La herencia de los hijos de la revolución no es
otra cosa que la miseria de un país en ruinas. ¿Dónde viven los hijos que
ganaron? En Miami.
La
historia se repite, Fidel y Raúl Castro llevan más de medio siglo pidiendo a
los cubanos que se aprieten los cinturones. ¿Cuánto más se lo pueden apretar?
Para la gerontocracia el pronóstico no puede ser peor. ¿Hasta cuándo aguantaran
“los esclavos sin pan”? el tiempo tiene la respuesta.
Nunca
antes la supervivencia del “socialismo irreversible” ha sido más frágil. Para
la dictadura militar, el futuro se presenta con augurios negativos. La
catástrofe de Venezuela marca el inicio del segundo Período Especial que hoy se
cierne sobre el cadáver insepulto de la revolución. El embargo está vigente y
el General se quedó sincash.
**Este
artículo fue anteriormente publicado en El Nuevo Herald el 18 de julio del
2016.
*Pedro
Roig es Senior Researcher del Instituto
de Estudios Cubanos y Cubano-Americanos de la Universidad de Miami. Historiador
y abogado, es autor de varios libros. Fue director de la Oficina de
Transmisiones para Cuba (Radio y Televisión Martí) y es veterano de la Brigada
2506.
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