Por Santiago Cárdenas MD
La oposición leal es un
concepto ciento por ciento católico. Desde el solideo de su Eminencia Monsieur Le
Cardinal saltó a las cabezas de dos de sus ovejitas periodistas (Payá las llamó
los comisarios de Jaime), y a través de Palabra Nueva la “lealtad” se diseminó
por el mundo.
El término por lo insólito
generó múltiples estudios desde la academia y “pegó” en el mundillo de los
cubanólogos y opinantes de ocasión. Lo de leal, no viene por Eusebio, el historiador,
sino que presupone que existe una actitud desleal en cualquier oposición
verdadera a los comunistas cubanos. Así de sencillo; así de trágico.
En el
mundo ideal de la in volución cubana todo estaba preparado, antes y
después de Castro, para darle una oportunidad a
los oposicionistas, verdaderos o no, siempre obsequiosos, pacifistas a
ultranza, y con alergia al blanco, para sentarlos en las sillas del nuevo
capitolio nacional remozado. Para eso está la nueva ley electoral.
Pero, la realidad y la
perversión intrínseca del sistema de la cual nos habló Pío XII , son muchos más
tercas y evidentes que las buenas intenciones
del obispo emérito , la mañas de los Castros y las lameculerías de nuestro Presidente, accionando un trípode de “com-unión” (este último también
es un término muy católico).
En fin ,la postergación del programa de la inserción de los leales se debe a la de la crisis
venezolana, el níckel
devaluado de Murillo, el neo período
especial y la calambrina que genera un pensamiento fugaz de perder el poder, aunque
sea dentro de una Asamblea del Poder Popular de mediocres domesticados. Réquiem para la oposición leal
organizad... por el momento.
Al contrario de la
oposición leal la tour disidencia es muy
secular y resultó en un éxito evidente
para el monopartido cubano. No en balde los oficiales del Ministerio del
Interior y los de Inmigración han sido condecorados con honores en el Palacio
de la Involución.
Que no falta gente para
eso. No voy a mencionar los nombres de
mis sospechosos. Pero, una pista que los llevará a las cercanías de la verdad
se puede encontrar en la foto histórica de Kerry con los disi–opositores, entre croqueticas y
mojitos, durante su visita a La Havana. Mis excusas por anticipado a los que se
sientan aludidos. Se entiende, con buena voluntad, que allí no todos se comportaron como sordomudos
y que siempre la posibilidad de filtraciones estaba presente en las mentes de
los asistentes con sus secuelas de persecución y acoso. Claro: “no son todos
los que estaban; ni estaban todos lo que son”; según nos recuerda el criollo gracejo.
Se les jodió la cosa. Amastrear una oposición dócil y complaciente como entronizó
el camarada Dzerhinsinky en el leninismo desde el mismo 1917 –se les fue a volina–;
aunque el papalote de los complacientes disi-opositores
benevolentes aún se mantiene intacto esperando días mejores.
LA TOUR DISIDENCIA.
Es un subproducto de la
anterior. Acuñé el término para referirme
a cualquier disidente que usa y
abusa de su privilegio de viajar al exterior de la
isla de manera frívola y/o intrascendente. Dije privilegio.
Cuando Ud. como dirigente
de un grupo o movimiento contestatario dentro de Cuba sale al exterior aprovechando el “permiso” que le concede
momentáneamente una tiranía totalitaria, está aceptando tácitamente disfrutar de un status de excepción que no tienen los otros
militantes de su grupo , ni los miles de
cubanos de uno y otro lado del estrecho
que lloran por una visa y tienen una
vara de hambre . Si los viajes se realizan frecuentemente a expensas del
dinero ajeno y muchas veces para “resolver” asuntos de poco o mínimo interés patriótico Ud.
está mordiendo la carnada de la “benevolencia
y el descrédito” que le preparó la inteligencia cubana. No se haga el chivo
loco. O salimos y entramos todos; o no
caemos en el jueguito. Si escozor estas líneas le causan a alguien; que me explique
qué haría Ghandi, del que tanto hablamos y estudiamos, en esta situación.
Si dudas tiene le recomiendo hablar
con un plantado. Posiblemente, muchos de los tour-disidentes no sepan quiénes son, ni lo que hicieron. O lo saben; pero
no les convienen recordarlo.
No me gusta la tour
disidencia. Nada personal; es solamente un problema de ética elemental.
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