A veces los
periodistas, y los que no lo son, no visualizan el daño que causan con sus intervenciones,
ligeras del equipaje racional e investigativo, que debe anteceder a toda opinión
o información. Este proceder cobra mayor importancia cuando el mensaje erosiona
el prestigio personal o institucional, cuando trasciende negativamente. Peor aún es
menospreciar, o enlodar, el sacrificio personal de un ser humano que dedica su
vida a la defensa de la dignidad propia y de la ajena. La moderación y la
prudencia son virtudes que debemos practicar, especialmente cuando enjuiciamos
a los que dedican sus vidas al bien común. Cuando se pisotea la dignidad de una
sola persona, se pisotea la dignidad de todas las personas. Cuando los héroes
de la dignidad humana son víctimas de la incomprensión, no podemos permanecer
en las sombras del escudo del silencio.
Nuevamente
algunos han puesto en duda la huelga de Guillermo “El Coco” Fariñas. La
insensatez y la irracionalidad han llegado al extremo de concebir que Fariñas
creo una noticia falsa, de una enmienda del Parlamento Europeo con su nombre,
para tener una excusa que le garantizara abandonar triunfalmente la huelga. O
sea, que Fariñas creo una mentira táctica que sería descubierta en menos de 24
horas para abandonar una huelga que nunca existió. No conocen al Coco Fariñas y
no tienen ni la más remota idea de lo que sucedió.
Ante todo
Fariñas es un Doctor en Psicología, Periodista
Independiente, ex preso político (1995, 1997,2002); consuetudinariamente arrestado,
encarcelado y brutalmente golpeado por defender los derechos humanos en Cuba. Posee un arsenal de premios de alta
categoría institucional como el Premio Sakharov del Parlamento Europeo, Medalla
de la Libertad Truman-Reagan, Medalla de Distinción del IMHCCT y muchos galardones
más: CADAL, Reporteros sin Fronteras, etc. Fariñas no es un tonto, ni un niño, en
la ardua lucha por establecer un Estado de Derecho en nuestra patria y en esa
gran patria que es La Humanidad.
Una persona, conectada a nuestro máximo nivel
posible, recibió y escuchó la falsa noticia de “La Enmienda Fariñas”,
inmediatamente la transmitió hacia Cuba. José Ramón Borges, Representante del
Consejo Internacional de Fantu, había viajado a La Isla para hacerse cargo del
recibimiento y despacho de las noticias de La Huelga del Coco. Recibió la falsa
“buena nueva” con victorioso regocijo, y obtuvo del Coco la aprobación para
anunciar el final del proceso; ni lento ni perezoso difundió la noticia del
cese de La Huelga a nivel mundial.
Borges, al
igual que todos los miembros de FANTU y de todos los líderes del Congreso del
Encuentro, había reiterado su total oposición a la continuidad de La Huelga.
Todos necesitábamos instrumentar las
metas del Congreso del Encuentro; dentro de Cuba bajo el liderazgo del Coco y
en el exterior bajo la dirección de Guillermo Toledo. Todo lo anterior esta
indiscutiblemente demostrado en cartas publicadas en El Nuevo Herald, en el Blog de Fantu etc. Borges no tenia, ni
nosotros tampoco, ningún interés en confirmar la veracidad de la noticia. Comenzaron
a darle cucharaditas de agua a Fariñas. El Coco ya no iba a ser el patriota
número 17 muerto en huelgas de hambre. Horas después llegó una llamada, de
mayor nivel investigativo, que nos informó que tuviéramos mucha cautela; había
dudas y podía ser una trampa. Sólo un
grupo técnico cibernético de alta categoría pudo haber entrado y usado una
página del Parlamento Europeo. Pasaron días hasta que se verificó la
certidumbre de la trampa.
El último viernes anterior al abandono de La
Huelga: Guillermo Toledo, Rosa María, Gómez Manzano, Idolidia Darias, Carmen de
Toro, Mario Consuegra y otros, estábamos reunidos esperando noticias directas
del Coco. Paco Talavera se comunicaba con Borges: “está perdiendo el
conocimiento. Todos han abandonado la sala porque la fetidez del orine es
insoportable. Esta orinando sangre. No entra en razones; dice que no transa y
que les diga que se va a morir”… El Coco sí iba a morir.
La Huelga
se realizó en la sala de la casa y con las puertas abiertas. Lo bañaban con
toallas húmedas delante de todos los hombres. El Ministerio del Interior lo
monitoreaba constantemente y comprobaba los resultados cada vez que entraba al
hospital. Cuando se tomó las primeras cucharaditas de caldo se produjeron vómitos,
náuseas y una especie de asfixia. Los médicos comunistas se sorprendieron, le
suspendieron el caldo y le recetaron aumento progresivo del agua durante varios
días.
Agradeceríamos la ayuda de nuestros hermanos de lucha:
Doctor Santiago Cárdenas y Pedro Corzo (autor del documental “Boitel Muriendo a
Plazos”) para que analizaran, desde el punto de vista médico e histórico, si
pudo ser posible La Huelga de 54 días. Aquellos que no tienen, o que tuvieron y ya no
tienen, el valor de sacrificarse, deberían tener el pudor de callar ante los
que se sacrifican. Siguiendo las enseñanzas de nuestro apóstol, en su diálogo
con Máximo Gomez, lo único que tenemos garantizados los patriotas es “la segura
ingratitud de los hombres y la satisfacción del deber cumplido”. Basta ya de
difuntos sin flores. Sobran mártires y faltan héroes.
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