Cuba. Cambios, para qué
Asumir responsabilidad por los fracasos
demanda integridad y coraje, condiciones que le han faltado a la dinastía de
los hermanos Castro, porque a pesar de los ingentes esfuerzos del ex presidente
Barack Obama por reducir las restricciones económicas impuestas por el embargo
a Cuba, el gobierno de la isla sigue responsabilizando a Estados Unidos de su
ruina.
La abstención del
gobierno estadounidense en la votación en la Asamblea General de Naciones
Unidas sobre el embargo a Cuba, como anteriores medida de la Casa Blanca que
facilitaron las relaciones económicas entre los dos países, no han sido
respondidas con reformas estructurales que favorezcan la democracia económica y
política en la isla.
El canciller de los Castro, demandó
entre otros consentimientos, que Estados Unidos empiece a importar productos o
derivados elaborados por empresas estatales y que permita a entidades
gubernamentales, bancos y empresas, abrir cuentas en bancos
estadounidenses.
El régimen ha presentado muchas más
demandas, exigencias para expresarlo con más propiedad, pero todas tienden a
favorecer al gobierno y no a la población.
El propio ministro de
Comercio Exterior, Rodrigo Malmierca,
ha dicho que el gobierno de Estados Unidos -a pesar de las muchas limitaciones
que fueron suprimidas por la Casa Blanca- es el responsable de que Cuba no haya
cumplido su plan de crecimiento económico por haber endurecido el embargo.
El totalitarismo
insular confunde, a propósito, la condescendencia con debilidad. Juega al jaque
mate, no entiende de una negociación en que las partes acuerden tablas, porque
en su estrategia hacer concesiones es igual a la derrota.
Sin duda alguna la
política de Estados Unidos hacia Cuba resta herramientas al arsenal retorico
del régimen, pero La Habana nunca ha actuado en base a lo que dicen o hacen
otros gobiernos, sino en base a sus intereses, el castrismo nunca ha
requerido pretexto para hacer lo que ha estimado conveniente para subsistir,
afirmación que se sostiene en los 58 años que lleva en el poder.
Por muchas concesiones
que haga la Casa Blanca nunca la dictadura dispondrá medidas que afecten el
entramado legal que criminaliza a la oposición y a las actividades económicas
independientes más allá de la gestión artesanal. La nomenclatura cubana abriga
la convicción que un individuo con bienes que superen las condiciones de
supervivencia, es un riesgo para su estabilidad.
El presidente
Barack Obama hizo todo lo posible por restarle al embargo el mayor número de
herramientas, pero la dictadura demanda la derogación de esa medida de
forma completa sin hacer cambio alguno, aún más, estudia muy detenidamente los
pro y los contra de las decisiones que a su favor pueda decretar
Washington, porque tiene una gran aprensión a que una disposición no
correctamente analizada afecte su sobrevivencia.
El propio Ben Rhodes, alto funcionario del gobierno del presidente
Obama, dijo que “En materia de derechos humanos, sin embargo, no hemos
visto los mismos progresos”, "Todavía el gobierno cubano acosa y detiene a
los opositores pacíficos; es cierto que se han liberado algunos presos
políticos y hay cierta flexibilidad en alguno puntos, pero en general el
respeto a los derechos humanos no han alcanzado el nivel que nosotros esperamos”,
en conclusión la Casa Blanca actuó a futuro con pleno conocimiento del
presente y del pasado.
En su discurso ante Naciones Unidas, la
antigua representante estadounidense Samantha Power, solo pudo enumerar las
decisiones de Estados Unidos en relación a Cuba, no expuso ninguna que el
gobierno de la isla haya dispuesto a favor de sus ciudadanos pero afirmó que
Washington en dos años modificó "las normas de aplicación del
embargo seis veces".
Power agregó, “Estamos profundamente
preocupados por las graves violaciones de los derechos humanos que el gobierno
cubano sigue cometiendo con impunidad contra su propio pueblo, como la
detención arbitraria de quienes critican al gobierno; la amenaza, la
intimidación y, a veces, la agresión física a los ciudadanos que participan en
reuniones y marchas pacíficas; y la severa restricción del acceso que tiene la
gente de la isla a la información externa", a pesar de ese conocimientos
las aquiescencias nunca disminuyeron.
No importan las concesiones que hagan
Estados Unidos, la Unión Europea o cualquier organismo internacional, el
régimen tiene la convicción que los cambios pueden significar la pérdida del
poder y ese evento no está en la hoja de ruta del castrismo.
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