viernes, 24 de febrero de 2017

DON SINDULFO EN EL VERSALLES

DON SINDULFO visita la Catedral del anticastrismo en Miami.

Mientras que el director acompañado de Adam Dehoy “parqueaba” su cadillac en el parqueo del Versalles, don Sindulfo le pasaba una cadena por entre las rueda a la bicicleta que utiliza como medio de transporte para evitar que alguien se la pudiera robar. Don Sindulfo, luego de concluir la protección de la bicicleta, se acomodó su acostumbrada y gruesa bufanda al cuello, no obstante que la temperatura era de 80 grados a la sombra.

           Habían quedado citados para encontrarse en el Restaurant Versalles –que algunos nombran como la catedral del anticastrismo– y don Sindulfo esperaba esperanzado a que el director le invitara al menos a una croqueta o un pastelito, mientras discutieran los temas del próximo reportaje, que el director le había asignado al agudo periodista.
             En sus pasos hacia la ventana de la cafetería, don Sindulfo encontró a Peñita, –que junto a Felo Ramírez y un par de diletantes habituales, de los que entre café y café, discutían sobre el diario suceder, ya fuera, político social o hasta económico que tuviera que ver con el gobierno castrista y sus colaboradores locales o las inevitables críticas a los decretos que el presidente Trump tomaba a diario–.   Peñita tras el saludo inicial lo asaltó, con una larga lista de preguntas sobre Enfoque 3 Magazine, a lo que don Sindulfo respondía cortésmente.
          Las voces se entremezclaban con el parloteo de una cuadrilla de turistas que con un marcado desorden descendían de un autobús y miraban, con visible interés, a los que ellos presumían eran todos cubanos anticastristas exiliados.
        Luego del encuentro frente a la ventana de la cafetería. Don Sindulfo ingresó al restaurante en busca del director, que él suponía ya se encontraba acomodado  frente a una mesa, pero no fue así, y el director lo intercepto invitándolo a salir al parqueo, lo cual alejaba considerablemente la apetecida invitación a una croqueta que don Sindulfo esperaba.
      –Don Sindulfo, ¿qué le parece a usted la habitual visita de autobuses repletos de turistas de todas partes del mundo, a este lugar?
    –Me perece aburridor, y a la vez interesante, sobre todo cuando me dan la impresión de que son como visitantes al Zoo, que observan a los residentes locales como si fueran pets en exhibición.
     – ¿Por qué dice usted eso don Sindulfo?
     – ¡Por qué!  ¿No ha visto usted como se quedan alelados observando a los parroquianos, gesticulando con vehemencia mientras parecen estar riñendo entre sí, cuando lo que realmente hacen es hablar al más profundo estilo cubano? Para mí los turistas que nos visitan tan a menudos, no están convencidos de que ven a otros seres humanos, sino a una especie de extraterrestres que han llegado aquí en ovni, o algo parecido.
     –Exagera usted don Sindulfo
     – ¡No! No exagero, los que exageran son ellos, como lo hacen también los principales críticos del presidente Trump…
     – ¡¿Pero, qué tiene que ver los turistas con Trump?!
      –No le digo que ellos tengan algo que ver entre sí…, los que si tienen que ver, son los que igual dan muestra de ignorancia cuando de los cubanos se trata.
     – ¡¿Ignorancia?!
     – ¡Bueno, ignorancia o mala intención. Por ejemplo, tenemos a Amandi, el encuestador mas despistado que yo he visto, y que durante la campaña electoral, era parte de la gavilla electorera que se reunía, junto a Roberto Rodríguez, Raúl Martínez José Arriola, Héctor Caraballo y otros y pronosticaban a diario la victoria de Hillary Clinton. Ahora Amandi, desde un programa de radio en ingles, acusa a los cubanos de ser terroristas, y según él trata de hacer creer…, más peligrosos que los musulmanes.
     – ¡Pero cómo es eso!
     –Buena pregunta señor director, pero no es casualidad ni confusión. Todo es parte del plan que han organizado alrededor de los seguidores del ex presidente Obama,  y de su política pro castrista. Y que además cuenta con el financiamiento de Soro, ese multimillonario defensor del globalismo y el anti nacionalismo más puro.
     --Me preocupa usted con sus aseveraciones…
     – Ciertamente es para preocuparse, porque el exilio cubano está rodeado de crisis, que atentan contra su sobrevivencia. Por ejemplo el Colegio de Periodista sigue sumido en la confusión, porque el señor Pujol y Eladio Almesto, acusan al Reverendo Martin Añorga y a Luis Conte Agüero de traidores, porque estos reconocen como original al Colegio presidido por Salvador Romaní y José Arenal. La señora Vilma Plana, ha dicho que su nombre ha sido tomado por Almesto y Pujol, sin su consentimiento, para incluirla como vice decana en el grupo manejado por ellos. ¿No es esto parte de la crisis?
    – Si, es evidente….
    – Y más aún. Luego de la decisión de Obama de suprimir, súbitamente; aquello de los pies secos o mojados, –que inventara Clinton durante su presidencia–, dejando en la estacada a miles de cubanos que habían salido de Cuba con la intención de llegar a los Estados Unidos; se ha creado otro tema discordante entre exiliados legítimos, porque realmente era una aberración eso del pie seco o mojado, que permitía que muchos emigrantes económicos se beneficiaran de una medida tomada para proteger a los verdaderos exiliados. Dando el espectáculo de viajar a Cuba cada vez que les daba la gana para dejar dólares en la isla.
    – ¡Bueno pero no son todos los casos!
   –No, desde luego que no. Había casos legítimos, pero no eran la mayoría. Muchos declararon que ellos no tenían problemas políticos en Cuba, que venían por problemas económicos, como vienen otros muchos emigrantes de otros países. Y eso es indefendible.
    – ¡Sí!.. Creo que tiene razón… Por cierto don Sindulfo, no se olvide que aun me debe ese reportaje tan importante que me ha prometido y esperamos ansiosamente… Bueno, siento no poder quedarme a almorzar con usted, pero tengo un compromiso ineludible, y debo marchar súbito…
    – ¡Sí...! ya me lo esperaba. ¡Adiós croqueta…! hasta la próxima señor director… Y no se preocupe, no me olvido del artículo, pero no olvide usted tampoco el contrato que me prometió.
    – [….]

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