"INTERNACIONALMENTE LA SITUACION NO ES MEJOR..."
Por Pedro Corzo
El
continuado embate de los demócratas venezolanos contra la dictadura
castrochavista ha limitado la capacidad operativa de ésta dentro y fuera del
país y proyectado a la oposición como una alternativa de poder.
La
participación ciudadana en manifestaciones contrarias al régimen demuestra que
el venezolano promedio no se ha dado por vencido y conserva la esperanza
de conquistar un futuro mejor. Los muchos años de despotismo que ha padecido no
han mellado sus esperanzas de cambiar el país, por otra parte la oposición, con
independencia de sus desaciertos, sigue aprovechando los escasos espacios
políticos que el régimen todavía no ha clausurado.
Las
continuas marchas y protestas reducen la capacidad de gestión del régimen,
hacen el país ingobernable y genera divisiones y conflictos entre las facciones
que detentan el poder. Las acciones populares pueden ser el catalizador que
quiebre la nomenclatura militar y civil, así que si las protestas alcanzan la dimensión
y continuidad necesarias, es probable que algunos pretores del chavismo
deserten del gobierno y otros hasta cambien de bandera en busca de su
redención.
No hay
dudas que es una estrategia costosa en vidas y bienes, empero es la única
alternativa a una confrontación armada que sería mucho más traumática para la
nación si se tiene en cuenta que la vía electoral está viciada por la
parcialización, lo que determina que la oposición debe exigir un cambio
completo de las autoridades electorales para que el fallo, en caso de que haya
comicios, sea respetado por las partes.
Cierto
que conducir el país a la ingobernabilidad lleva al régimen a recrudecer la
represión y eliminar los limitados derechos ciudadanos, pero es un riesgo a
correr y un incentivo para incrementar la ofensiva hasta dejar sin aliento a la
dictadura. Lamentablemente es de esperar que se produzcan más incidentes
trágicos pero en esta coyuntura la apuesta por la libertad demanda grandes
riesgos para todos, además, por ningún motivo el liderazgo de la
oposición debe sugerir o disponer el cese de las protestas callejeras y
menos si se aprecia que la población está dispuesta a seguir enfrentado los
peligros que implica combatir un régimen represivo.
Los
movimientos desestabilizadores con alta participación popular han demostrado
ser efectivos en el derrocamiento de gobiernos democráticos como ha ocurrido en
Argentina, Bolivia y Ecuador entre otros países, y aunque falta por ver como
inciden las protestas populares en una autocracia que cuenta con la
asesoría represiva de un régimen que lleva 58 años en el poder, hay
precedentes que las manifestaciones populares pueden causar rupturas en la
clase gobernante, como fue el caso de Rumania por solo poner un ejemplo.
En Venezuela hay condiciones precisas para que la voluntad del
pueblo logre la caída del gobierno. El proyecto chavista está francamente
debilitado por la corrupción e ineficiencia y el respaldo del pueblo ha
disminuido a niveles sin precedentes.
Internacionalmente la situación no es mejor. El país está
endeudado y gobiernos e instituciones internacionales como Naciones Unidas han
expresado gran preocupación por lo que acontece en el país como reflejan las
declaraciones del alto comisionado de la ONU para los Derechos Humanos,
Zeid Ra'ad al Hussein, quien dijo que "Mantener los espacios
democráticos abiertos es esencial para garantizar que los derechos humanos
están protegidos".
La
continuidad gubernamental Maduro-Cabello, inspirados en las propuestas de Hugo
Chávez, significara la agudización de la represión, aumento de la corrupción,
una amplia política de confiscación de bienes y el cese de las libertades de
expresión e información.
Políticamente
el régimen buscara como eliminar la oposición legal. Suprimirá el pluralismo
político e ilegalizara la gestión pública de las personalidades más notables
que le adversen. Las parodias de democracia llegaran a su fin, porque gestaran
una oposición que se ajuste a sus conveniencias.
Para esta
gestión cuenta con las Fuerzas Armadas. Hay que tener presente que el gestor
del actual modelo político venezolano fue un militar golpista. Maduro patrocinó
un golpe de estado institucional usando como instrumento el Tribunal Supremo de
Justicia, en consecuencia puede determinar en asociación con los colectivos
paramilitares, las milicias, y bajo el mando del general Vladimir Padrino
López o cualquier otro testaferro, un cuartelazo que los mantenga en el
poder para así no ir a la cárcel o al exilio.
Si la presión cesa, si el gobierno retorna a la situación previa a
las protestas, es de esperar que el control social y político se incremente y
en alguna medida procure instrumentar las reglas del socialismo real vigentes
en Cuba, a fin de cuentas la aspiración de Hugo Chaves fue, y la de Maduro es,
establecer en el país un régimen como el de los Castro.
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