"El Partido Demócrata es el protector del totalitarismo castrista..."
Por Luis Marín
Si Raúl Castro no hace
concesiones en Cuba ¿por qué habría de hacerlas en Venezuela? Si el modelo que
exporta es una dictadura militar comunista de partido único en que nadie más
puede tener cabida, antiliberal, anticapitalista, antipluralista, en una
palabra, totalitaria, cuyo valor supremo es la “intransigencia revolucionaria”
y la firme creencia en las virtudes persuasivas de la intimidación.
Los comunistas siempre han
considerado al terror como sello distintivo de toda verdadera revolución, una
herramienta indispensable para aplastar la resistencia de sus enemigos, en fin,
una expresión necesaria de la violencia como “partera de la historia” que
alumbra una “nueva sociedad”.
De manera que para
ellos no hay ningún problema, ni teórico ni práctico tanto menos de conciencia,
en la organización y ejecución de matanzas en masa, porque se trata de
exterminar no a individuos, por lo que hagan o dejen de hacer, sino a
categorías sociales que llaman “enemigos de clase”; así que el único
inconveniente consiste en cómo manejar el escándalo que acarrean estas
acciones, que dan audiencia a sus adversarios y producen no pocas disensiones
internas.
Ciertamente los
crímenes que las fuerzas de ocupación del ejército y policía castristas están
perpetrando en Venezuela serían completamente imposibles sin la coautoría y
complicidad de una amplia y tupida red internacional de instituciones,
organizaciones y personalidades, extendida por los cinco continentes.
Maduro sigue siendo
Secretario General de la Organización de Países No Alineados, 120 países más 15
observadores; le sigue la Organización para la Cooperación Islámica, 57 países;
la Liga Árabe, 22 países, entre los que Chávez obtuvo para Venezuela un
incomprensible status de observador; su común denominador es el
antiamericanismo y antisemitismo, por lo que no se pronuncian ni se
pronunciarán contra el régimen, sino que lo apoyan, al punto de darle un puesto
pro tempore en el Consejo de Seguridad de la ONU.
Estos organismos
internacionales como la ONU, incluso su Consejo de Seguridad, la UE, la OEA,
OUA, la CPI, son influenciados no sólo por estos países que son sus miembros
sino por las organizaciones políticas que los gobiernan o presionan desde las
oposiciones respectivas, lo que conduce a la inacción que los caracteriza, en
lo que no puede ignorarse un burocratismo paralizante.
El nervio de todo esta red no es Cuba,
Nicaragua, Bolivia, que son los países más pobres de América, sino los partidos
comunistas de todos los demás países, por ejemplo Colombia, Chile, Argentina,
Uruguay, Brasil, los partidos europeos actuales o ex comunistas y la joya de la
corona que es el Partido Demócrata de los Estados Unidos.
Más allá del
partido comunista de los EEUU (CPUSA), una entelequia centenaria pero con
indiscutible valor simbólico y cultural, asentado en la 23rd Street de New York,
que ha apoyado consistentemente a los candidatos demócratas y celebra como
propia la elección del alcalde Warren Wilhelm, alias Bill De Blasio, militante
sandinista, del grupo “Red”, el color de su campaña, autodenominada “progre”,
símbolo decadentista, casado con una lesbiana de color, que paso su luna de
miel en Cuba desafiando la prohibición legal de hacer turismo en la isla, con
su hijo tocado con el look que popularizó Ángela Davis, la más famosa dirigente
del Partido y los Panteras Negras, fue jefe de campaña de Hillary Clinton.
El Partido Demócrata es el
protector de la tiranía de Castro en América.
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