"Las FARC derramó sangre a raudales, 220.000 muertos y decenas de miles heridos..."
Por
Pedro Corzo.
Las
Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia se han transformado en partido
político después de un cruento recorrido de casi sesenta años en el que
derramó sangre a raudales, 220,000 muertos y decenas de miles de heridos y
mutilados, así como millones de desplazados, sin entrar a considerar las
grandes pérdidas materiales que originaron en un conflicto que pudo ser evitado
si sus líderes hubieran optado por la lucha electoral, pero la visión épica que
tenían de la política, entre otros factores, les impedía comprometerse con un
itinerario electoral.
Cierto
que no era una avenida fácil, las deficiencias del sistema y las circunstancias
complicaban en extremo propiciar un cambio radical en la política nacional pero
lo que más pesó en esa decisión fue la certeza que era la ruta más rápida, a la
vez que se arrogarían el control del país a su manera, sin respetar los compromisos
sociales vigentes que impedían imponer un régimen sustentado en su concepción
del poder.
Lamentablemente
la cúpula de las FARC al elegir la violencia extrema y descartar la importancia
del sufragios y del trabajo político, demostró que consideraba que la guerra
era la forma más segura y propicia para la toma del poder, entre otros factores
porque el vencedor en un conflicto bélico tiene la potestad de imponer su
voluntad y proceder de acuerdo a su exclusivo beneficio y los de sus
partidarios.
Sin embargo, para el bien del
pueblo colombiano, no contaron con capacidad para imponer sus
convicciones a sangre y fuego, viéndose obligados a acatar unos acuerdos
que aunque desde las perspectivas de muchos analistas y ciudadanos comunes de
ese país le han favorecido ampliamente porque les permiten participar en
política con impunidad y ventajas que otras fuerzas políticas no han tenido,
tampoco están en capacidad para imponer el proyecto político que por décadas
auspiciaron.
El
resultado ha sido un congreso fundacional en el que participaron 1200 delegados
y en el que el caudillo Rodrigo Londoño, Timoshenko, expresó "Superamos en
lo fundamental el obstáculo de la guerra, celebramos este congreso como una
victoria impensable años atrás", una demostración que las FARC, se siguen
considerando las víctimas del estado colombiano y no los victimarios de un
pueblo que afligieron con asesinatos, secuestros, terrorismo y narcotráfico.
La
apoteosis llegó este primero de septiembre cuando en la Plaza Bolívar de Bogotá
se proclamó el partido Fuerzas Alternativas Revolucionarias de Colombia, y
Londoño manifestó que no le temen a la justicia, y dijo "Por el
contrario, clamamos por ella. Por un país en el que la impunidad desaparezca
para siempre, con indiferencia del estrato social del responsable o de su
condición política".
Es
de suponer que Timoshenko si se ha aprendido bien el libreto que interpreta, está
dispuesto a ir a la cárcel porque sobre él pesan al menos desde el 2006 una
docena de sentencias de cárcel, además de varias denuncias ante la Comisión
Interamericana de Derechos Humanos.
En
la descripción de los crímenes cometidos por Timoshenko se cuentan múltiples
homicidios agravados, secuestro extorsivo, rebelión, terrorismo, daño en bien
ajeno, lesiones personales y hurto calificado. "Un rosario de crímenes
impunes que ostenta más de 117 órdenes de captura y responde a su larga
vinculación con la guerrilla más antigua de América Latina", según un
informe periodístico del 7 de marzo del 2014. Otras informaciones detallan que
tan solo en 13 sentencias las penas a prisión suman 448 años con más de 141 órdenes
de captura.
En
2013 ‘Timochenko’ fue condenado, junto con otros 22 guerrilleros de las FARC,
por el atentado perpetrado en 2005 en el municipio de Puerto Rico (Meta), que
dejó 30 personas heridas y 4 muertos, por la explosión de un artefacto en una
embarcación que viajaba por el río Arari, la sentencia incluye a otros jefes de
la narco guerrilla, Luciano Marín, alias ‘Iván Márquez’ y Jorge Torres
Victoria, alias ‘Pablo Catatumbo’.
Es
muy difícil encontrar inocente de crímenes violentos en el liderazgo de este
flamante Partido y hasta en muchos de sus militantes más fervorosos, así que la
primera prueba de su compromiso con la paz, más importante que las propuestas políticas
que presenten, radica en una disposición sincera a cumplir las
sentencias, que al menos, ya les fueron dictadas.
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