Sus escritos y declaraciones llevaron a algunos príncipes
protestantes a defender el principio de que es «mejor el turbante que la tiara»
Han pasado 500 años desde
que Martín
Lutero clavara
sus 95 tesis en la puerta de la iglesia del castillo de Wittenberg, acto
simbólico de la reforma protestante que cambió el orbe cristiano. La división
que se produjo en el XVI en el mundo católico afectó profundamente a la Iglesia
y a los cálculos políticos de los monarcas europeos, pero -salvo excepciones-
no disminuyó el terror en ambos bandos ante la ofensiva musulmana sobre el Viejo
Continente dirigida por el sultán turco. Hoy como ayer, católicos y
protestantes en Europa coinciden en su temor ante el islam radical que difunde
el terror en las grandes ciudades. El miedo nos une, pero la lectura del
desafío intelectual que plantea la doctrina de Mahoma difiere en algunos
presupuestos.
¿Qué opinaba Lutero de los
musulmanes, después de romper con Roma? El reformador escribió y habló en
muchas ocasiones del peligro otomano que mantenía en suspenso a la Europa del
siglo XVI, pese a que, según el historiador Franco Cardini («Nosotros y el islam») Lutero
no tenía en realidad una idea muy clara de la doctrina mahometana. En ocasiones la calificaba de secta
herética y otras veces de religión. El ex fraile agustino alemán no tenía dudas a la hora de
referirse a Mahoma como el «cuerno pequeño» de la visión del profeta Daniel, el
Anticristo que también identificaba con el Papa.
MPero en general, los escritos
del fundador del protestantismo reflejan muchas incoherencias al hablar del
islam, que Lutero solo conocía a raíz del poder político y militar de la
Sublime Puerta. A
veces admiraba sus prácticas morales y otras reprochaba su credo. Esa ambigüedad justificó más
tarde la política de algunos príncipes protestantes a la hora de sellar
alianzas puntuales con los turcos para combatir al emperador católico y al
obispo de Roma, que muchos luteranos consideraban peores que el islam. «Mejor el
turbante que la tiara», era el lema que habían heredado de Bizancio.
En el plano ideológico, el
protestantismo sintoniza con el islam en algunos de los terrenos en que se
aleja del catolicismo. Por ejemplo, en su rechazo del sacerdocio; para el luteranismo no existe
necesidad de una mediación entre el hombre y Dios, tal como también establece
el Corán. Además, el protestantismo tiene una semilla iconoclasta -rechazo a las imágenes
sagradas- que ha alcanzado su apogeo en el islam, en particular el de los wahabíes
de Arabia Saudí, responsables de la construcción de buena parte de las
mezquitas de Occidente.
La llamada «teoría de la
justificación», corazón de la reforma de Lutero, es quizá el terreno más afín
con el islam. El fundador del protestantismo defendió la tesis de la «sola fide», la salvación solo a través de
la fe, mucho más en sintonía con la doctrina de Mahoma que con la católica, que
exige las obras. La «sola
Scriptura» de
Lutero, sin Tradición ni Magisterio, conecta también con el vínculo mahometano
entre el creyente y el Corán, sin otra mediación ni autoridad suprema.
El pecado se lava con la fe en
Lutero, y con los «cinco pilares» en Mahoma. En su autobiografía, el danés
converso al islam Morten Storm («Mi vida en Al Qaida») relata uno de sus proverbios favoritos,
atribuidos al autor del Corán: «Si hay un río delante de tu casa y te bañas
cinco veces en él, ¿quedaría en ti algún rastro de suciedad? Rezar cinco veces
al día es una forma similar de limpiar los pecados».
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