Esto es
desconocido por millones de personas que no tienen idea de cómo en medio
de la revolución tecnológica que está transformando la vida en todo el
mundo, los cubanos están marginados de sus beneficios. Lógicamente
para muchos ciudadanos de Occidente puede resultar una exageración,
afirmar que para mantenerse en el poder el régimen de La Habana ha
optado porque la población de la isla siga en la ignorancia, la pobreza y
el atraso social, en pleno tercer milenio. No lo es.
Amnistía
Internacional (AI), en tanto, tituló su informe sobre Cuba
Una
prisión mental. El texto denuncia el acoso laboral,
el chantaje y despido por motivos políticos de aquellos trabajadores que
emiten opiniones disonantes con las narrativas oficiales.
Entre muchos
testimonios obtenidos, AI cita el caso de un ingeniero que fue despedido por
llevar una pulsera con la palabra "cambio" y el de un
trabajador social que se quejó de la falta de recursos que afecta a la
población e inmediatamente fue despedido.
La denuncia de AI
fue mucho más allá de la tímida “preocupación” que mostró a mediados de
2017 la Organización Internacional del Trabajo (OIT), del sistema de
Naciones Unidas, por la cantidad de detenciones de sindicalistas y
trabajadores que no comulgan con el régimen cubano.
En el tema de los
“ataques acústicos” contra diplomáticos de EE.UU en La Habana
continúa el hermetismo oficial en Washington mientras La Habana aprovecha
ese vacío mediático para lanzar una ofensiva de propaganda. La principal
línea de desinformación es insistir en que los ataques nunca ocurrieron.
Los sordos no son sordos, sino más bien unos mentirosos.
Aunque de manera
no oficial, agentes de inteligencia de EE.UU dijeron al semanario Político que
los ataques tal vez se realizaron con un dispositivo soviético "energético
dirigido" o "acústico", similar
al utilizado por la KGB contra la embajada de EE.UU en Moscú en los años
70.
No importa cual
haya sido la tecnología empleada, lo que sí está claro es que el
gobierno de Raúl Castro es completo responsable del resultado, bien
sea intencionalmente o por mal manejo de la tecnología. Las mentiras
tienen patas cortas.
Al margen van
quedando las hipótesis diversionistas de que
quienes realizaron estos ataques pudieron ser ciudadanos, gobiernos
extranjeros o elementos castristas “no autorizados” que querían poner fin
al "deshielo" Cuba-EE.UU.
Todavía no hemos
escuchado el resultado final de las investigaciones, cierto, pero es cada
vez más evidente que la campaña de desinformación de la inteligencia cubana
no ha prosperado.
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