"En el siglo XX destacó Masaoka Shiki, renovador de haiku y defensor del Buson en detrimento de Bashoo..."
Carlos Benítez
Villodres Málaga (España)
El haiku es la más
apreciada forma poética japonesa, es la poesía del momento, donde la frescura y
la espontaneidad son la expresión directa del instante, como una fotografía
lírica. Por ello, se dice que el haiku es el arte de vivir y esculpir el
instante. También suele decirse que es la transparencia de una emoción profunda
ante la visión o el sentimiento de las cosas más sencillas de la vida.
Según Matsuo
Bashoo (1644-1694), considerado padre o el primer gran maestro de la historia
del “haiku”, éste “es simplemente lo que está sucediendo en este lugar, en este
momento”. Bashoo a menudo utilizaba el haiku para plasmar pequeñas bromas y
juegos de palabras como reacción a las normas poéticas más académicas. El
fundador de esta arte poética estaba muy influenciado por el pensamiento de
Chiang Tse, que rechazaba la artificialidad y el utilitarismo. Sostenía que las
cosas aparentemente inútiles son las más valiosas, así como la necesidad de
vivir en armonía con la naturaleza.
Los haikus de
Bashoo son dramáticos con grandes cambios en el estado de ánimo que se expresan
a través de la naturaleza.
Ya en el siglo
XVIII, Buson Yosa (1716-1783), que además de poeta era pintor, llevó el haiku a
un grado de refinamiento sin igual. Sus poemas plasman un escenario luminoso en
el que suceden pequeños milagros llenos de significado. Más que dar una
descripción realista y superficial, este creador indaga en la esencia de las
cosas.
Issa kobayashi
(1762-1826) fue otra de las grandes figuras del haiku. A la edad de trece años
se trasladó a Edo, el actual Tokio, para trabajar. Fue aquí donde fue iniciada
en esta arte poética, en el cual a menudo utilizaba palabras dialectales y
conversaciones cotidianas. Sus versos celebran los placeres sencillos de la
vida y el amor a la naturaleza.
En el siglo XIX
destacó Masaoka Shiki, renovador de haiku y defensor de Buson en detrimento de
Bashoo, con cuya obra se mostraba crítico. Le achacaba falta de pureza poética
y un exceso de elementos descriptivos que eran más propios de la prosa.
En el siglo XX
apareció una nueva escuela llamada Shinkeikoo, que apartó a los nuevos poetas
japoneses del rigor de los haikus tradicionales. Los creadores de esta nueva
hornada tendían a añadir un cuarto verso al haiku para dotarlo de mayor
capacidad explicativa.
Obviamente el
poeta al escribir un “haiku” debe seguir unas normas de forma y contenido ya
establecidas. Jane Reichhold publicó, en rumano, en el periódico “The Constanta
Haiku Society Albatros”, 65 “reglas del haiku”.
El “haiku” es,
pues, un poema monostrófico, de origen japonés (s. XVI), que suele tener casi
siempre 3 versos, ausencia total de rima y una pauta silábica, 5/ 7/ 5//. Pero
la estructura no es lo que caracteriza al “haiku”. Su propio creador, el
samurai Bashoo cercano a la doctrina de Confucio y discípulo de Bucchoo,
maestro zen, en muchas ocasiones no tuvo en cuenta la guía a seguir. La
peculiaridad o idiosincrasia del “haiku” está en su contenido, aunque éste con
el paso de tiempo a veces también pierde su esencia innata sin dejar de ser un
“haiku”, como más adelante leeremos. Según la tradición, este escueto poema
suele tener una palabra clave (“kigo”) que indica la estación del año a la que
se refiere.
Sobre el origen
del “haiku” hay varios criterios. Una escuela de eruditos nipones dice que el
“haiku” tuvo su vínculo primigenio en el poema, también de origen japonés,
llamado “tanka”, o “waka”, o “haikai”, cuyo contenido era típicamente
humorístico, jocoso, pero también podía describir los fenómenos naturales, lo
singular de cada estación del año y la vida cotidiana de la gente. La
silabificación de esta creación poética, formada por 2 estrofas, es la
siguiente: 5/ 7/ 5// 7/ 7. Este tipo de poema surgió en Japón durante el
periodo Nara (s. VIII), y es su primera estrofa (“hokku”) la que dio vida
propia al “haiku”. Por otro lado, en Japón, por el influjo de la literatura
china, apareció, en la época Heian (s. VIII al XII), el “renga”, que consiste
en un conjunto de “tankas” encadenados con una retórica impactante y escrito
por varios poetas al mismo tiempo. Este tipo de poema podía sobrepasar los 100
versos. Otra escuela de sabios japoneses expresa que la raíz del “haiku” estuvo
en el “katauta”, un breve poema con una forma que oscilaba entre la métrica 5/
7/ 5// y la 5/ 7/ 7//.
Fuere como fuere
el origen del “haiku”, lo cierto es que en todos los poemas reseñados aparecía
el tópico de la “estación del año”, el mismo que ya en el s. XV se consideraba
como signo específico de dicho poema. En este “haiku”, de Sogi (s. XV),
predecesor de Bashoo, podemos observar lo que acabo de indicar:
Que ya es verano
no le digas,
tormenta,
a los cerezos.
O
en éste del propio Bashoo:
Se
va la primavera.
Lloran
las aves, son lágrimas
los
ojos de los peces.
A
veces, con la finalidad de ilustrar el “haiku”, el poeta realiza un dibujo o
pintura (“haiga”), sin pretensiones de perfección. Precisamente su creador fue
también el primer poeta que acompañó a sus “haikus” con ilustraciones.
Entre
los japoneses, se les denomina a los maestros creadores de “haikus” con el
término “haijin”. Son “haijines” clásicos: Matsuo Bashoo, Yosa Buson, Kobayashi
Issa, Masaoka Shiki, Uejima Onitsura, Ritsurin Issekiro, Arakida Morikate,
Yamasaki Sokan, entre otros. Obviamente también las poetisas japonesas clásicas
escribieron preciosos “haikus”. Entre ellas destaca Chiyo ni. Otras son: Den
Sute-jo, Sonome, Shushiki, El Pai, etc.
Con
el transcurrir de los siglos, el contenido del “haiku” perdió su
sustancialidad, no así el del “hokku”, como ya he reseñado. Poetas, como
Masaoka Shiki, dejaron para este último poema su pulpa de siglos. Sin embargo,
al “haiku” se le dio un estilo propiamente espiritual. “El `haiku´ es en sí
mismo una unidad, dice Mario Benedetti, gran amante de los `haikus´, un poema
mínimo y no obstante completo. De ahí su visión instantánea, su condición de
chispazo, a veces su toque de humor o de ironía”.
El
“haiku” irrumpió justamente a principios del s. XX, con una fuerza arrolladora,
en los países occidentales. Uno de los primeros en recoger la esencia de esta
arte fue el poeta inglés B.H. Chamberlain, aunque su filosofía está más presente
en los “imaginistas”, un grupo de poetas ingleses y americanos que decidieron
adaptar y cultivar este tipo de versos.
Cae la nieve.
ResponderEliminarHollaron su blancura
los esquiadores.
Excelente haiku, querida Isabel
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