sábado, 27 de enero de 2018

LA DICTADURA EN ESTADO DE NEGACION


"Ya esta confirmado por examenes médicos de varios especialistas en ambos paises..."


FUNDACION POR LOS DERECHOS HUMANOS EN CUBA
El estado de negación es algo que les ocurre a las personas a quienes diagnostican una enfermedad letal. La primera reacción es convencerse a sí mismas de que todo podrá controlarse. También le ocurre a un grupo de maleantes cuando son sorprendidos in fraganti. Creen que se librarán de una sentencia si se atienen a reiterar una mentira hasta el último minuto. Hoy el síndrome de negación lo padece la elite de poder en Cuba.
              La primera audiencia sobre los ataques a la salud de los diplomáticos estadounidenses en Cuba  fue celebrada por el Subcomité del Senado de Estados Unidos para el Hemisferio Occidental sobre Crimen Transnacional, Seguridad Civil, Democracia y Derechos Humanos. Durante sus sesiones se puntualizó con claridad lo que ya se sabe y lo que queda por saberse en este asunto.

             Se sabe que:
a) Ya está confirmado por exámenes médicos de varios especialistas en ambos países que 24 diplomáticos de Estados Unidos y cinco de Canadá vieron afectada su salud por estos hechos.

b) Que lo sucedido no tiene causas naturales (ruido de grillos campestres, histerias colectivas, y otras pseudo teorías de La Habana),

c) Que sean quienes sean las personas que ejecutaron directamente estos hechos, no pudieron hacerlo en tantos lugares a la vez y por un periodo tan prolongado de tiempo (unos diez meses) si no formasen parte del gobierno cubano o actuasen en colaboración y complicidad con él. Los diplomáticos son seguidos las 24 horas del día y viven en casas del gobierno ubicadas en barrios bajo control total del gobierno. Nadie pudo instalar tantos puntos diferentes de escucha o agresión por diez meses en esas circunstancias,  
d) Que sea del modo que fuese, el gobierno cubano era responsable de la protección de esos diplomáticos y por ello culpable del deterioro de las relaciones bilaterales y de las actuales limitaciones operativas de la embajada de EEUU en La Habana, y,

e) Que Washington no enviará de regreso a sus diplomáticos ni podrá normalizar el funcionamiento de su embajada –incluyendo las gestiones consulares– hasta no tener completa seguridad de que aquellos no correrán peligro.  
          Los puntos c y d son complementarios y hace irrelevante conocer los detalles sobre la identidad personal de los ejecutores de estas acciones. O eran funcionarios cubanos o actuaban en concertación con ellos y era su responsabilidad proteger –no dañar– a los diplomáticos en su territorio.
         Queda aún por definir: ¿cuál fue el dispositivo empleado? y  ¿con qué fin fue usado: escuchar a los diplomáticos –y algo salió mal–, o afectar deliberadamente su salud?
          La responsabilidad por lo sucedido está ya clara e inevitablemente situada en la cancha del gobierno cubano y su negativa a reconocerlo solo empeora las cosas.
          Si bien Washington todavía no ha determinado cuál fue el mecanismo usado para agredir su personal (ondas sónicas o de micro onda), sí ha precisado que Cuba  –siendo un estado policial–  sabe que dichos ataques ocurrieron,  quién los realizó y, por tanto,  sigue demandando del gobierno cubano una respuesta adecuada.
       "Creemos que el Gobierno de Cuba tiene la respuesta a esto y deberían estar haciendo más para ayudarnos a resolverlo. El Gobierno de Cuba sabe lo que pasó, así que nos gustaría que nos lo contara y que no volviera a ocurrir", afirmó el subsecretario de Estado para Diplomacia Pública y Asuntos Públicos, Steve Goldstein. También subrayó que el hecho de que no haya certeza sobre que se trate de ataques acústicos "no significa que no haya otra causa". "Lo que tenemos claro es que hay 24 heridos, que ocurrió y que fue deliberado", insistió. Tanto el director asistente de Seguridad Diplomática, Todd Brown, y Charles Rosenfarb, a cargo del Buró de Servicios Médicos del Departamento de Estado de Estados Unidos, clarificaron que las lesiones sufridas por los diplomáticos no provenían de ninguna causa natural .
       Pero la dictadura militar sigue aferrada  a la más torpe y dañina posición posible: niega lo sucedido e insiste en que todo es una patraña de la Administración Trump  para torpedear las relaciones Cuba-EE.UU.
          Cabe preguntarse si tanto les interesaban las relaciones por qué bajo la Administración de Obama y en especial durante el diálogo para el restablecimiento de relaciones La Habana fortaleció la represión no solo en la Isla sino también en su narco colonia terrorista en Venezuela, contrabandeó armas con su aliado de Corea del Norte y se apoderó de un misil Hellfire.
         Así las cosas, como se dice en la isla,  “se trancó el dominó”. No se vislumbra la solución de un problema  que afecta a miles de cubanos que desean emigrar, o viajar a EE.UU, y también a los que desde EE.UU desean ir a la isla.
          La respuesta de la dictadura es la única que tiene a su alcance: un tsunami de propaganda contra el Presidente Trump al que culpan de haber inventado toda esta trama para perjudicar al pueblo cubano. Para ello han movilizado a todo su aparato de medidas activas y desinformación dentro y fuera de Cuba. Hay que vencerla también en ese terreno.
 

Fundación para los Derechos Humanos en Cuba (FHRC)


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