El VI Congreso del Partido Comunista de Cuba 2011, para ratificar las directivas económicas del General Raúl Castro –incluido el despido de 500,000 empleados estatales– fue visto por algunos con la esperanza de que finalmente Cuba avanzara hacia una economía de mercado; por otros con escepticismo sustancial y por marxistas con horror como una traición a la ortodoxia comunista. Entonces, ¿hacia dónde se dirige Cuba?
Por José Azel Ph.
D.
Lo más probable, a
ningún lugar rápido. Irónicamente, el anuncio oficial de los despidos fue
realizado por el Sindicato de Trabajadores de Cuba (CTC), el sindicato
controlado por el Partido Comunista. En cualquier lugar menos en regímenes
totalitarios represivos, un anuncio que despediría al diez por ciento de la
fuerza de trabajo del gobierno se habría encontrado con las protestas masivas y
la indignación internacional generalmente asociadas con las reformas requeridas
por el Fondo Monetario Internacional o el Banco Mundial. En Cuba no había ni
pío en las calles.
Añádase a esto, el
aparente desliz freudiano de Fidel Castro de que "el modelo cubano ni
siquiera funciona para nosotros" y usted tiene una receta de libro de
texto para el desconcierto ideológico, la parálisis burocrática, el
oportunismo, la incertidumbre, la formulación de políticas incongruente y más.
En la versión
cubana del doble discurso orwelliano, las medidas de despido se califican como
una "actualización del socialismo", donde el gobierno otorgará
permisos para que los despedidos busquen ganarse la vida "fuera del sector
estatal". Es indescriptible hablar de un sector privado.
Los despidos
revelan cambios anclados no en un deseo de reformas político-económicas para
ayudar al pueblo cubano, sino más bien, se centraron en la supervivencia del
régimen. En una economía con mercados competitivos privados desarrollados, los
empleados despedidos de una empresa tienen una oportunidad de luchar para
asegurarse un empleo en otra. Pero en el sistema económico de Cuba no hay un
sector privado que absorba a los desempleados. ¿Dónde encontrarán empleo?
Quizás lo más
extraño es que la medida de despido parece suponer que todos son
temperamentalmente aptos para ser un emprendedor y poder ganarse la vida en
campos que pueden estar lejos de su experiencia laboral y capacitación
profesional.
El gobierno cubano
está apostando por el ingenio y el espíritu emprendedor del pueblo cubano para
compensar de alguna manera las ineficiencias del sector estatal y hacerlo sin
tener acceso a efectivo, crédito, materias primas, equipos, tecnología o
cualquiera de los insumos necesarios para producir bienes y servicios.
Irónicamente, la fuente más probable de estos insumos será la diáspora cubana
ansiosa por ayudar a sus parientes y amigos desempleados.
Los cubanos de
alguna manera se las arreglarán, pero en términos de desarrollo económico real,
estas medidas no funcionarán; no están diseñados para... Permitir que los
cubanos lean cartas de tarot o hacer flores de papel –dos de las actividades
ahora permitidas– no son medidas de desarrollo económico serias. Pero por si
acaso, el gobierno está listo para recaudar impuestos onerosos del 25% para la
seguridad social y hasta del 40% sobre los ingresos dependiendo de la actividad
económica (por ejemplo, la producción de alimentos tributará al 40%, los
artesanos al 30%, etc.)
Si las intenciones
del gobierno cubano fueran verdaderamente llevar a cabo un cambio importante
hacia una economía de mercado, no buscaría limitar las acciones económicas
permitidas a algunas actividades principalmente individuales (como por ejemplo,
de frutas peladas, limpieza de zapatos, etc.) y luego imponer regulaciones e
impuestos sofocantes. Se requiere una imaginación vívida de soñador para ver en
este anuncio del gobierno de Castro un avance hacia una economía de libre
mercado.
Una lección que
debe aprenderse de la historia de transición de los antiguos países del bloque
soviético es que el éxito de las reformas depende de colocar las libertades
individuales y el empoderamiento en primer plano. Aquí no es hacia donde se
dirige Cuba con su "actualización del socialismo".
Por ahora, los
despidos solo resaltan el estado sombrío del modelo económico cubano descrito
sucintamente por el viejo chiste soviético que describía su sistema económico
de planificación central como uno en el que "pretendemos trabajar y
pretenden pagarnos". El sistema cubano en bancarrota ni siquiera puede
pretender pagarles a sus trabajadores. Por lo tanto, ahora está cambiando su maquillaje
al capitalismo imaginario.
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