sábado, 3 de marzo de 2018

PEN CLUB DE ESCRITORES CUBANOS EXILIADOS: RETOS Y DESAFIOS PRESENTES


"El regimen castrista, aunque a algunas personas le cueste trabajo creerlo, ha perdido la batalla  frente a las fuerzas democraticas cubanas, llamese las mismas exilio u oposición interna..."

Por: J. A. Albertini
El PEN-CLUB de Escritores Cubanos en el Exilio, en la actualidad, junto a las  organizaciones culturales e históricas Herencia Cultural Cubana e Instituto de la Memoria Histórica Cubana Contra el Totalitarismo, enfrenta un desafío de dimensiones no del todo valorada por muchos cubanos.
El régimen castrista, aunque a algunas personas le cueste trabajo creerlo, ha perdido la batalla frente a las fuerzas democráticas cubanas, llámense las mismas exilio u oposición interna. Perdió, la batalla ideológica, económica y social y lucha, en el presente, por lograr a través de su falsa cultura oficialista, conducida por pregoneros dóciles, la exculpación y banalización del desastre creado que, ha ocasionado y ocasiona, en la población cubana, un enorme dañó, antropológico y transcultural, de dimensiones que aún están por valorarse en toda su magnitud, ya que en breve espacio de tiempo histórico (59 años) trató (me refiero el régimen) de efectuar una transculturación violenta y galopante para imponer costumbres y creencias ajenas a nuestra idiosincrasia. Se aferraron a filosofías políticas extranjeras y fracasadas, de matriz totalitaria, desconociendo, intencionalmente, aquello que dijo José Martí: "Injértese en nuestras republicas el mundo, pero el tronco ha de ser de nuestras republicas".

Sin embargo, repito, el régimen ha perdido la contienda y en la actualidad pugna por limpiar su imagen para transferir a los herederos, sin mayores contratiempos, los rescoldos ideológicos y materiales de un edulcorado neo-castrismo. Y en persecución de ese objetivo ha desatado, entre otras, una intensa campaña intelectual de justificación y "banalización del mal". Empleo el termino recordando a la filosofa Hannah Arendt y su obra "Eichmann en Jerusalén", cuyo subtitulo, precisamente, es: "La banalización del mal".
En los tiempos que corren, a nivel mundial, una buena parte del mundo académico e intelectual, es víctima de esta arremetida que pretende vindicar el mal. Repito banalizar el mal, para llevarlo a una excusa que proclame algo así como: "Si los precursores se equivocaron fue con la mejor de las intenciones, porque buscaban un mundo mejor y otros fueron los que convirtieron la utopía posible en pesadilla". Para entonces, si logran sus aspiraciones, la culpa, como es frecuente, recaerá en los muertos. Recordemos a  Hitler, Mussolini, Stalin, Mao y hasta el propio Fidel Castro; llegado el momento indicado. Ejemplo ostensible de lo que sostengo es el discurso que en febrero 15 de 1956, durante el XX Congreso del Partido Comunista de la Unión Soviética, pronunció Nikita Khrushchev, en el que denunció y condenó los  crímenes de su antecesor Joseph Stalin, olvidado, oportunamente, que él, en épocas del terror estalinista, resultó ser un colaborador fiel de la represión, granjeándose el sobre nombre de: "El verdugo de Ucrania".     
Y en nuestra Cuba, la punta de lanza de esa ofensiva, que está en pleno desarrollo, la constituyen académicos, intelectuales y creadores variados, que deben, en buena medida, sus credenciales y logros profesionales a la eficacia abyecta conque han servido al castro comunismo; prestando la tinta de sus plumas como lubricante oportuno y eficaz que ablanda los gatillos de los ejecutores. No olvidemos a los intelectuales y creadores, firmantes de la deleznable carta, fechada el 19 de abril de 2003 y dirigida a la intelectualidad mundial en la que se justificaba el fusilamiento sumarísimo de tres jóvenes cubanos por el intento de secuestro incruento de la llamada "Lanchita de Regla".
Y ahora, en el presente, algunos escogidos intelectuales que integraron o integran la desprestigiada Unión de Escritores y Artistas de Cuba (UNEAC), y hasta el antidemocrático y totalitario Partido Comunista Cubano, son los que pretenden o han logrado, inexplicablemente para nosotros, la sede de un PEN-CLUB al interior de la Isla que, como todos sabemos, para poder funcionar, sin sufrir represión y acoso, tiene que cumplir con los cometidos que le asigne la policía cultural del régimen.
El desafío y meta actual del PEN CLUB de Escritores Cubanos en el Exilio es denunciar y proclamar, en cuanta tribuna que se nos brinde que ese, posiblemente llamado PEN-HABANA, pretende convertir  la cultura cubana en propiedad absoluta de un estado lastrado de ideologías fracasadas y que una dictadura totalitaria, como la castrista, representa la calamidad de la nación cubana.
Nuestro PEN-CLUB no es una organización política. Sin embargo, estamos comprometidos a defender la libertad de pensamiento y creación, en cualquier parte del orbe, al margen de matices ideológicos, donde sea pisoteada o reprimida. En nuestro caso especifico, el gobierno imperante en la Isla es quien, por defender, nosotros, la libertad de creación, en todas sus facetas, nos convierte en activistas políticos al calificarnos de apátridas y traidores y de esa forma tratar de borrar, cuestión que es y será imposible la labor intelectual del exilio, abalada por personalidades de la talla de Jorge Mañach, Guillermo Cabrera Infante, Levi Marrero, Enrique Labrador Ruíz, Lydia Cabrera, Carlos Ripoll, Juan Clark, etc. Desgraciadamente, estos importantes intelectuales cubanos, al igual que muchos más, fallecieron en exilio.
Nuestra lucha, salvando las distancias, es continuación intelectual y cultural de las mismas contiendas que hombres como Félix Varela, Cirilo Villaverde, José Martí y otros libraron en destierro involuntario, para que en nuestro presente histórico esa literatura de siempre, poesía, ficción y ensayo, hermanada con la literatura cubana libre, concebida en el interior de la Isla, alumbre e inspire el camino de los creadores cubanos; emancipados de compromisos o ataduras ideológicas gestadas por el  miedo y la opresión.
¿Quien, a estas alturas, a no ser estudiosos del tema, recuerdan o defienden la voluminosa obra periodística y ensayística a favor del colonialismo español, así como la anexionista y autonomista, diseminadas con más fuerza, sobre todo, durante la segunda mitad del siglo XIX?  Hoy, prácticamente, nadie.
Por esa y otras razones enfatizó la importancia y deber que el PEN-CLUB de Escritores Cubanos en el Exilio,  ajustándose fielmente a los estatutos del PEN-Internacional, tiene, en estos momentos cruciales, para proseguir defendiendo y salvaguardando la verdadera historia, libertad y cultura de nuestra patria, amenazada por la engañosa distopía castrista.
Y, para concluir, considero que defender la libertad de creación y pensamiento del ser humano, en cualquier aparente, oscuro rincón de la tierra, equivale a defender la libertad y derechos legítimos de todos los seres humanos que poblamos el planeta.

NOTA: Texto de las palabras pronunciadas por José Antonio Albertini, Pte. del PEN-CLUB  de Escritores Cubanos en el Exilio, en la Biblioteca Pública de la ciudad de Coral Gables el día 28 de febrero, 2018, durante el acto promovido por Herencia Cultural Cubana y titulado: "El PEN-CLUB CUBANO: EXILIO Y RENACER"





 


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