Bescansa desafía a Iglesias y rechaza el referéndum de independencia como solución para Cataluña.
La cofundadora de
Podemos propone reformar la Constitución en tres ámbitos: el Senado, el poder
ejecutivo y el marco territorial
Por ALEXIS ROMERO
* Montero
desprecia a Bescansa y planta a la Comisión Constitucional
* Bescansa, contra
Iglesias: «Podemos no explica un proyecto para España»
Carolina
Bescansa no está de acuerdo con Iglesias ni en la forma en que se debe
resolver el problema de Cataluña, ni en la manera de discutir sobre cuál debe
ser esa solución. Hace unos meses que la diputada dijo en una reunión del grupo
parlamentario de Unidos Podemos que al partido le faltaba un relato de su
proyecto para el resto de España, consecuencia de su política centrada en
el desafío independentista y en la cuestión de los nacionalismos.
Tras esta crítica
a puerta cerrada –que se filtró a la prensa– la cofundadora de Podemos fue
relevada de uno de las pocas funciones que desempeñaba en el Congreso de los
Diputados, el de portavoz de la Comisión Constitucional. Bescansa entonces
trasladó de forma directa la crítica que había realizado a puerta cerrada y
recibió un toque de atención por parte de la dirección del partido (Pablo
Iglesias e Irene Montero), que le recriminaron que trasladara estos debates a
los medios de comunicación cuando se trataba de cuestiones internas de la
formación.
Sin embargo,
Bescansa no ha cejado en su empeño, y ha vuelto a mover ficha para tratar de
confrontar el discurso sobre el problema catalán que impera en Podemos. La
diputada ha presentado ante las estructuras organizativas del partido, ante sus
bases, y también ante los medios, una propuesta de reforma constitucional
que difiere sobremanera de la que defiende Iglesias y su entorno. En el texto,
fruto de «un intenso debate que sostuvimos a lo largo de 2016 un grupo de
expertos constitucionalistas, economistas y juristas en el marco de los
trabajos de la Secretaría de Programa y Proceso Constituyente» que entonces
lideraba, habla de la necesidad de que «los círculos y espacios de debate» del
partido discutan sobre estas propuestas y afirma estar dispuesta a explicarlas
y defenderlas allí donde haga falta.
Las tres
propuestas de reforma constitucional versan sobre la transformación del Senado
y sus competencias, el marco de actuación del Gobierno y la reforma de la
estructura territorial de España. Es en esta última idea donde Bescansa propone
algo muy diferente a lo que lleva defendiendo Podemos desde el estallido de la
crisis territorial, es decir, la celebración de un referéndum de
autodeterminación «pactado y con garantías» en Cataluña.
El referéndum, la
última opción
La cofundadora de
Podemos propone renovar el marco constitucional «a través de un referéndum que
respete la voluntad del pueblo español, pero también la voluntad de los
pueblos, regiones y naciones» que conforman España. Es decir, que para que esta
renovación y el nuevo marco sea efectivo, «necesitará ser refrendado por todo
el pueblo español, pero también por todos y cada uno de los pueblos que
integran España». De esta manera, se resuelven, a su juicio, tanto el problema
territorial como el del derecho a decidir.
Sin embargo, la
propuesta no acaba ahí, y contempla también el supuesto de que algún territorio
vote negativamente contra una hipotética reforma de la estructura territorial.
Si alguna región rechazase este nuevo texto, se disolvería el parlamento de la
región en cuestión y se celebrarían nuevas elecciones. Una vez formado un nuevo
parlamento, se propondría en el mismo la celebración de una consulta para
decidir si se celebra un referéndum de autodeterminación. Es decir, en la
propuesta de Bescansa, la consulta independentista estaría supeditada a
otras tres consultas: una para que todo el pueblo español decida qué modelo
quiere, otra para que cada una de las regiones decidan si quieren adherirse a
ese modelo, y una tercera para que, en caso negativo, se decida la celebración
de un referéndum de independencia; un planteamiento muy distinto al de
Iglesias, que lejos de alejar la posibilidad de celebrar un referéndum de
autodeterminación en un solo territorio, lo toma como primera y única solución
al conflicto en Cataluña.
Además, tanto la
consulta para decidir si se celebra el referéndum como el propio referéndum
deben estar organizados, propone la diputada, por una comisión mixta de
diputados del Congreso y diputados del parlamento regional. En caso de que
salga que «sí», se procede a la disolución del parlamento, se convocan
nuevas elecciones y el nuevo parlamento debe respaldar la decisión por mayoría
de tres quintos. Si no sale esta mayoría, se hace otro referéndum. Y si
finalmente la región rechaza tanto el nuevo marco constitucional como la
independencia, se crea otra comisión mixta de Congreso y parlamento territorial
para hacer una suerte de propuesta intermedia.
Reforma de
Gobierno y Senado
En el texto
también se recoge una propuesta para convertir al Senado en una cámara con
competencias exclusivas para legislar sobre la organización de la financiación
autonómica, el cálculo del cupo y los fondos de compensación, atribuciones
recogidas en la actualidad en la Ley Orgánica de la Financiación de las
Comunidades Autónomas (LOFCA). «El nuevo Senado daría entrada a todos los entes
federados en pie de igualdad. Cada ente federado elegirá 10 representantes en
un proceso de elección directa en circunscripción única y coincidente en el
tiempo con la elección de representantes al Congreso de los Diputados», aunque
introduce algunas correcciones en la elección dependiendo de la población de
cada región. «Las regulaciones de esta cámara no podrán ser revocadas ni por el
Congreso ni por el Gobierno, ni estarán sometidas a negociaciones bilaterales
entre gobiernos o administraciones».
En cuanto al
Gobierno, defiende la elección directa del presidente del Gobierno a través de
un sufragio universal a dos vueltas en circunscripción estatal única. «Dirigirá
la política exterior, será el máximo representante del Estado y asumirá el
mando supremo de las Fuerzas Armadas». También dejará de nombrar al fiscal
general del Estado, no tendrá la potestad del veto presupuestario sobre cuentas
no aprobadas y dejará de ser su potestad proponer al Senado la aplicación
del artículo 155, que corresponderá al Congreso. Tampoco estará en manos
del Gobierno, dice la propuesta, «la intervención de entidades locales cuando
estas logren superávit» en sus cuentas.
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