"En Cuba no importa el sujeto que este al frente de la furiosa jauria que gobierna el país, ni cual es la constitución que supuestamente rige la conducta de sus gobernantes..."
Aunque es una niña muy pequeña ya sufre
las múltiples tropelías de que es capaz la dictadura dinástica cubana
y las padece con particular encono porque es la hija de
Jorge Luis García Pérez Antúnez, un emblemático opositor que después de haber
cumplido 17 años tras las rejas, no ha cejado en su lucha por la
libertad y la democracia para su país.
Alejandra es ciudadana
estadounidense por nacimiento y aunque sus padres quieren que la niña se
nacionalice las autoridades cubanas le niegan ese derecho en base a una
disposición oficial que establece que cuando el
padre o madre cubanos o los tutores legales de un menor hayan cometido hechos o
realizado acciones contra los fundamentos políticos, sociales y económicos del
Estado cubano el expediente de nacionalización del infante será archivado,
aclarando que los hijos menores de edad de esas personas podrían reiniciar el proceso
una vez que lleguen a la mayoría de edad.
Esta decisión se corresponde con
la naturaleza del proyecto totalitario castrista porque desde los primeros días
en el gobierno Fidel Castro ambicionó convencer al pueblo de que él era una
especie de Trinidad que sintetizaba en su voluntad la nación cubana,
el estado y la revolución que comandaba, en consecuencia, ir en
contra de sus propuestas, era estar contra el estado cubano y la nación con
todo lo que representaba, de ahí el calificativo de traidor a la Patria a sus
enemigos, un Luis XIV Tropical.
En Cuba no importa el sujeto que
esté al frente de la furiosa jauría que gobierna el país, ni cuál es
la constitución que supuestamente rige la conducta de sus
gobernantes, lo fundamental para los autócratas insulares es sujetar
férreamente los controles del poder y trasmitirle a la población la certeza de
que solo puede actuar en el marco que las autoridades dispongan por arbitrarias
que sean sus decisiones.
El totalitarismo es real. El
control está presente en todos los estamentos de la sociedad, el ciudadano lo
percibe, causa por la cual la inmensa mayoría de la población se
siente desamparada ante las autoridades del estado. El desamparo y desaliento
es una especie de epidemia de la cual muy pocos pueden sustraerse y que cala
dolorosamente en el conocimiento de cada individuo desde su más tierna
infancia, razón por la cual muchos prefieren acatar los dictados para no
aumentar los sufrimientos.
Sin embargo cuando los abusos son
rechazados y las victimas optan por enfrentar el verdugo como están haciendo
Antúnez y su esposa en defensa de Alejandra, la solidaridad es obligatoria.
Es un deber ineludible sumar voluntades
y esfuerzos para apoyar a quienes padecen las crueldades absurdas del
castrismo. La defensa de los derechos de un tercero también incluye la defensa
de los nuestros. Respaldar a Alejandra y sus padres es un deber, porque cuando
los derechos de ellos son vulnerados, los nuestros están amenazados.
La
dictadura cuenta con fuerza suficiente e impunidad internacional para disponer
quienes pueden salir del país. En el pasado reciente los cubanos para viajar al
exterior además del pasaporte requerían un documento final que le
autorizaba dejar el país, relacionado con esa disposición, a cada viajero que
partía al extranjero le decomisaban sus bienes, incluida vivienda,
electrodomésticos, autos, joyas y cuentas bancarias en caso de que tuviera uno
o todos estos patrimonios.
Alejandra como tantos otros niños sufre
la perversidad de un régimen que violenta todos los derechos de sus
ciudadanos, incluido lo no natos, porque desde la perspectiva de los
gobernantes un pequeño es cómplice de sus padres si estos actúan en su
contra.
Como bien dijera el propio
Antúnez, “Es una inmoralidad, es inhumano
y cruel condicionar el estatus legal de una inocente por las ideas
políticas de sus padres”, una crítica que se acentúa con la reciente
prohibición de salida del país de Magali Rivaflecha Revilla, madre de Alejandra, ella viajaba a
Estados Unidos para un chequeo médico periódico de la niña y porque al ser
ciudadana americana, las leyes de Cuba le prohíben permanecer en el territorio
nacional por más de tres meses consecutivos.
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