Por Roberto Soto Santana, de la Academia de
la Historia de Cuba (Exilio)
¿INGENUIDAD O COMPLICIDAD? LA INCOMPRENSIBLE y MORALMENTE REPRENSIBLE FASCINACIÓN REVERENTE QUE EN TODOS LOS TIEMPOS HAN SENTIDO ALGUNOS CREADORES HACIA LOS DETENTADORES DE UN PODER ABSOLUTO
(....como los cubanos Alejo Carpentier y Alfredo Guevara por
Fidel Castro y su variante comunista tropical; los italianos Ettore de Zuani y
Gabriele D’Annunzio por Mussolini y el fascismo; los alemanes Otto Wilhelm Rahn
y Martin Heidegger por Hitler y el nazismo; y los rusos Konstantin Fedin y
Nikolai Tijonov por Stalin y el estalinismo)
En el discurso
pronunciado por el difunto tirano Fidel Castro, como conclusión de las
Reuniones con los Intelectuales Cubanos, efectuadas en la Biblioteca Nacional
el 16, 23 y 30 de junio de 1961 (*), quedó sentada la siguiente doctrina sobre
el aborregamiento forzoso de quienes pretendieran ejercer como escritores y
artistas, con el pensamiento encorsetado dentro de la adocenada Unión Nacional
de Escritores y Artistas de Cuba (UNEAC), abanderada del Pensamiento Único
propugnado por todos los regímenes totalitarios y especialmente los que se
proclaman marxista-leninistas:
“…dentro de la
Revolución, todo; contra la Revolución, nada. Contra la Revolución nada, porque
la Revolución tiene también sus derechos; y el primer derecho de la Revolución es
el derecho a existir. Y frente al derecho de la Revolución de ser y de existir,
nadie —por cuanto la Revolución comprende los intereses del pueblo, por cuanto
la Revolución significa los intereses de la nación entera—, nadie puede alegar
con razón un derecho contra ella. Creo que esto es bien claro.
¿Cuáles son los
derechos de los escritores y de los artistas, revolucionarios o no
revolucionarios? Dentro de la Revolución, todo; contra la Revolución, ningún
derecho (APLAUSOS).
Y esto no sería
ninguna ley de excepción para los artistas y para los escritores. Esto es un
principio general para todos los ciudadanos, es un principio fundamental de la
Revolución. Los contrarrevolucionarios, es decir, los enemigos de la
Revolución, no tienen ningún derecho contra la Revolución…”
Castro dixit (o
sea, dijo, con carácter inapelable).
(*) Su texto
íntegro puede encontrarse en el sitio de Internet
http://www.cuba.cu/gobierno/discursos/1961/esp/f300661e.html)
Algo más de medio
siglo después, en la convocatoria multitudinaria convocada por el Régimen
castrista el 1 de mayo de 2003 y presidida por el déspota que más tiempo ha
sufrido país alguno en el continente americano, con toda la parafernalia
habitual de las concentraciones de masas orquestadas para vanagloriarse, unos
90 intelectuales y artistas, la mayoría latinoamericanos, dieron a conocer un
documento intitulado “A la conciencia del mundo”.
La declaración en
cuestión denunciaba “el acoso de que es objeto Cuba”(**) por parte de los
EE.UU., y que “puede ser el pretexto de una invasión”.
Entre los
firmantes, los Premios Nobel Gabriel García Márquez, Adolfo Pérez Esquivel,
Rigoberta Menchú y Nadine Gordimer; así como los escritores Mario Benedetti,
Noam Chomsky, Luis Sepúlveda, Eduardo Galeano y Mempo Giardinelli, los actores
Harry Belafonte y Danny Glover, el arquitecto Óscar Niemeyer y el bailarín
Antonio Gades.
Sin siquiera una
mención pasajera del largo historial, por parte del Régimen, de fusilamientos,
penas de prisión, torturas y violaciones de los Derechos Humanos, el mensaje
entendía que "la invasión a Irak ha tenido como consecuencia el quebranto
del orden internacional" y denunciaba que "una sola potencia agravia
hoy las normas de entendimiento entre los pueblos".
"Nosotros
sólo poseemos nuestra autoridad moral y desde ella hacemos un llamado a la
conciencia del mundo para evitar un nuevo atropello a los principios que nos
rigen”.
Resulta penoso
constatar que todas estas y otras muchas personalidades vean la paja en el ojo
de las sociedades capitalistas –en donde, por cierto, hacen todo lo posible por
seguir residiendo y desenvolverse- pero no advierten las vigas en el ojo de los
regímenes sarcásticamente autodesignados como socialistas –adonde, por cierto,
ninguno de ellos declara pretender trasladarse y afincarse, a pesar de lo mucho
que los admiran-.
(**) Ésta es la
identificación fraudulenta que sus corifeos y adláteres sistemática y
automáticamente establecen entre el Régimen y el país que desgobiernan y gozan
para su exclusivo usufructo.
PEREGRINO Y ANTIHISTÓRICO
“HALLAZGO” DE LA HISTORIOGRAFÍA COMUNISTA: EN CUBA NO HUBO GANSTERISMO (PORQUE
LOS PANDILLEROS ERAN, EN REALIDAD, REVOLUCIONARIOS).
Así lo informa
Beatriz Rosales Vicente (periodista y profesora de la Facultad de Comunicación
de la Universidad de la Habana), en la página Web
http://www.uneac.org.cu/noticias/en-cuba-no-hubo-gansterismo, de la oficialista
Unión Nacional de Escritores y Artistas de Cuba (UNEAC), en un reportaje del 25
de julio de 2017 sobre la reunión mensual de la sección de Literatura Histórica
y Social.
Según esa fuente,
fue “el periodista Luis Hernández, del diario Juventud Rebelde, quien inició el
análisis, refiriéndose a la discusión de si eran o no gánster muchos de los
miembros de grupos armados que enfrentaban al gobierno de la seudo República. A
modo de conclusión y síntesis precisa, el panelista esgrimió una frase de
Fidel, líder de la Revolución Cubana, dicha durante una entrevista realizada
por Katiuska Blanco:
La culpa no estaba
en los jóvenes que, arrastrados por sus inquietudes naturales y la leyenda de
la época heroica, quisieron hacer una revolución que no se había hecho en un
instante en que no podía hacerse. Muchos de los que, victimas del engaño,
murieron como gánsteres, hoy podrían ser héroes.
“Al respecto, el
historiador Carlos Bartolomé explicó que lo se ha escrito hasta ahora sobre el
particular, ha carecido de una valoración integral, y se aborda bajo un enfoque
simplista, por lo cual se ha metido en el saco del gansterismo a muchos que no
lo merecen. “Nuestra propia historia no tiene por qué tener esa mácula de un
gansterismo que no existió nunca”, afirmó.
Puntualizó que “el
término se continuó usando en la prensa amarillista como expresión de la
manipulación mediática a favor del gobierno de turno, con el objetivo de
desacreditar a esos grupos de acción frente a la opinión pública, y restarles
impacto político. Se prefirió así calificar de gánster a quienes, entre otras
cosas, enfrentaban la violencia policial y la corrupción política-económica de
la neocolonia cubana.
“A partir de ahí,
los panelistas analizaron diversos aspectos, personalidades, organizaciones,
hechos históricos y condicionantes relacionados con el uso del calificativo de
gansterismo en la Isla: la masacre de Orfila, el contexto socio/político, los
mártires de la insurrección armada en las ciudades, y el rol jugado por el
gobernante Partido Revolucionario Auténtico.
“Análisis
exhaustivo mereció la conformación de grupos de acción por parte de jóvenes que
constituirían antecedente cercano para la posterior conformación del Movimiento
26 de Julio. Surgen organizaciones de lucha política y armada contra el
régimen; entre las organizaciones que no participaron de la batalla electoral y
apostaron en cambio por la insurrección armada, destacó Acción Revolucionaria
Guiteras (creada tras la muerte de Antonio Guiteras), y que constituyera la más
importante por la cantidad de personas que aglutinó.”
Es difícil dar una
versión más distorsionada y mendaz de una realidad que podría reflejarse tal
cual fe, sin recurrir a la invención (y sin pasar por glorificar
inmerecidamente a la figura de Fidel Castro): la actuación de delincuentes
armados que cometían atracos y asesinatos, con víctimas inocentes, en grupos
criminales cuyo origen remoto había sido el de revolucionarios terroristas
contra la dictadura del general Machado –que ocupó la Presidencia del país
entre 1925 y 1933– y que –interinamente aplacados por Fulgencio Batista desde
su jefatura del Ejército entre 1934 y 1940 y el ejercicio de la Presidencia
constitucional entre 1940 y 1944--
camparon por sus respetos entre 1944 y 1951 (durante las Presidencias de Ramón Grau San Martín y Carlos Prío Socarrás) bajo la jefatura de sujetos como Policarpo Soler y Orlando León Lemus– “el Colorao”-.
Resulta un
eufemismo calificar como “grupos de acción” a quienes se dedicaron entre 1934 y
1940, y posteriormente entre 1945 y 1951, a asesinar rivales políticos
ametrallándolos en las calles y a asaltar y saquear entidades bancarias para su
provecho personal.
Pero se explica si
lo que se quiere es “blanquear” el historial de Fidel Castro como una de las
figuras protagonistas en el llamado “bonche” universitario (en el sentido de
perturbación y desórdenes, incluso tiroteos, que se producían entre grupos
rivales de estudiantes que a lo que iban era no tanto a alcanzar un título como
a labrarse una posición de predominio personal en un paso posterior de su
actuación característicamente pandillera, y que estaba enfilada a ejercer
cargos de mando en el escenario político del país).
Para profundizar
en los detalles, es recomendable leer la entrevista hecha el 7 de diciembre de
1983 en la ciudad de Miami por Antonio Rafael de la Cova a Mario Salabarría
Aguiar (www.latinamericanstudies.org/moncada/Salabarria.pdf).
La figura de
Salabarría tiene una agitada historia propia que merece un estudio de su
recuerdo por separado.
No hay comentarios:
Publicar un comentario